sábado, 29 de septiembre de 2012

SIN VIAS: ¿CASUALIDAD O CAUSALIDAD?, Columna para El Nuevo Siglo


Nuestro atraso en infraestructura vial queda completamente expuesta y evidenciada ante la a integración comercial en la que se ha metido Colombia y el mismo dialogo en pos de poner fin al conflicto armado en Colombia.

Diversas fuentes dicen que el atraso puede ser de 20 a 40 años, más es evidente que desde los noventas los escándalos en contratación, concesiones y adiciones se han vuelto el tema más recurrente, y esto sin duda ha causado que el avance en la red haya sido muy reducido.

Un tema que será inevitable en los diálogos de paz será el desarrollo rural e inevitablemente esto pasará por el tema de carreteras para sacar los productos agrícolas, y será una dificultad importante en el diálogo.

Esto me ha puesto a pensar, y recordar una columna que publique en este mismo espacio hace unos años, cuando analizaba que la tercerización de la ingeniería vial y su construcción no ha funcionado bien porque el gobierno sabe dar recursos pero tiene serias limitaciones, asimetrías y regulaciones para contratar, haciendo que el proceso sea lento y completamente atemporal a las necesidades, como quedo ampliamente evidenciado en las ayudas en la reconstrucción por la catástrofe del invierno; mientras que ante la caída de un puente, los ingenieros militares solucionan de manera temporal en el corto plazo y colaboran mucho con la comunidad.

Este escenario nos debe llevar a pensar el sistema. No se si es casual o causal, pero es evidente que desde que el Estado dejo de hacer las vías, estas se hacen de una manera más lenta. Es claro que el Estado como constructor es costoso porque se convierte en un cuasimonopolio poco competitivo y que los insumos le terminan costando más pero sin duda es más eficiente para construir más rápidamente y sin tanto enredo jurídico, y seguramente al final es menos costoso porque las obras se hacen y no hay demandas al estado.

Creo que es momento en que el país entre al debate de darle la infraestructura vial al Estado nuevamente, porque si queremos crecer y ser competitivos, darle viabilidad a la reforma agraria y reducir los costos de fletes, ese es un buen camino; comprendo que el sector privado pueda estar en el modelo como proveedor o como concesionario si pone capital en el proceso, como en el caso de lo que se ha hecho en minería e hidrocarburos, al punto de pensar que quizá es momento de una agencia nacional sobre el tema; porque al final, lo que ocurre mayormente es que el estado paga a los privados por hacer las vías pero los privados no aportan lo suficiente para equilibrar la relación costo beneficio.

Sin duda esta posición no es popular en el sector privado y no creo que se hable en voz alta en el sector público, pero es una reflexión que puede ser el gran camino a la competitividad en Colombia.

Colombianada: a veces el mejor camino es el mismo de siempre.

martes, 25 de septiembre de 2012

SOBRE EL NUEVO “P,ESO”, Columna para La Republica

Quitar 3 ceros no es tan fácil como suena y sus impactos en las personas son más grandes de lo que se espera.
 
La medida tiene sentido para consolidar el logro de la inflación objetivo del Banco de la República y mantener al país en una senda inflacionaria baja, adicionalmente es poner al peso colombiano como una moneda fuerte en el mundo, más su transición tiene impactos importantes en la población que deben ser manejados con muchísimo cuidado.
 
En muchos documentos académicos sobre el cambio de peso en México y de Real en Brasil, se puede evidenciar que en el periodo de transición se dan grandes choques sicológicos en el mercado que no pueden ser fácilmente limitados por campañas educativas.
 
A los costos del cambio de moneda para el Banco de la República y el comercio, la desafortunada acción de los timadores y la campaña educativa, se suman efectos como la sensación de un menor valor de los activos, la pérdida de la noción de valor de un producto y el efecto de contención o expansión de gasto por errores de cálculo, que causan que los compradores cometan errores en la valoración que hacen de sus compras y que requieran un fuerte apoyo del sistema, porque el precio de un bien al final es un sistema de información para el comprador.
 
Ocurrió en México y en Brasil que la sensación de una moneda fuerte redujo los cambios de precios, lo cual es positivo y desembocó una mayor demanda por crédito de consumo debido a la sensación de “bajos precios” y de “riqueza” que esta acción causó; otros investigadores muestran como previo a la expansión de compra y sensación de riqueza, se dio un fenómeno de contención de compra debido a la inseguridad que causó el cambio de moneda, ya que el comprador prefería no hacer transacciones cotidianas hasta no dominar la nueva moneda, situación que surge por la reaparición del centavo en el mercado, llevando a que el consumidor vuelva a manejar dos monedas como ocurrió en Colombia hasta 1982 cuando las monedas de centavo salieron de circulación.
 
Este cambio no sólo tiene implicaciones monetarias y comerciales, sino en el valor de las marcas y la percepción del mismo en los consumidores, porque pasan de comprar bienes por $100.000 a comprarlos por N$100, causando una sensación de menor precio y por ende menor valor, lo cual afectará el valor de las marcas, como cuando uno esta en otro país y por manejar mal el tipo de cambio cree que las cosas son más baratas.
 
Este cambio seria positivo para el mercado, más es conveniente que si la decisión se toma, llevando a nuestro país a tener una tercera moneda en su historia (el real dejo de circular en el siglo XIX después de ser moneda y posteriormente fracción de peso), hacer una campaña previa muy fuerte para evitar el choque: por un tiempo poner los dos precios en etiquetas, en las facturas y en la publicidad, para que el comprador se acostumbre previamente al cambio de moneda, desarrollando una pretransición con el fin de reducir el impacto en el comercio.
 
Nota al “PIB”: si bien el PIB creció un 4,9%, el consumo de los hogares lo hizo solamente un 4,0%, lo cual muestra que la demanda interna esta en un importante fenómeno de contención debido al aumento de tasas, mensaje de crisis, expectativa por TLC y reforma tributaria; es momento de transmitirle confianza a los hogares para que muevan el mercado.

martes, 18 de septiembre de 2012

LA SALIDA DE DE LA CALLE, Columna para La República


La SIC pasó de ser una superintendencia de bajo perfil a ser el principal jugador del sector industrial colombiano; sin duda el Acuerdo de Madrid y el Estatuto general de consumidor le dieron más poder, pero esto no tendría ninguna relevancia si la posición de la SIC no fuera contundente.

Esto lo logro el Dr. José Migue de la Calle, que direccionó la oficina sin temores ni presiones. El cargo de Superintendente de Industria y Comercio, reviste una gran responsabilidad, por ser el garante del correcto desempeño de las empresas en el mercado, y en particular en su relación con el consumidor final.

Hoy la SIC es un jugador en el tablero del desarrollo y la construcción de equity de las empresas, gracias a la certidumbre que se logró durante la dirección del Dr. De la Calle, donde la industria, el comercio, el consumidor y el Estado tenían la claridad que las normas se cumplirían con decisiones técnicas y no discrecionales.

La salida del Dr. De la Calle deja una gran vacío, porque no sólo cambio la tendencia y el rol de la SIC en el tablero, sino que empoderó el proceso, y por esto su remplazo debe mantener el poder logrado por medio del uso efectivo de las normas, y más aún cuando deberá entrar a ejecutar la ley 1480 de 2011.

Sin duda se cometieron errores y se dejaron de lograr ciertas cosas, pero estas se contrarrestan con los grandes aciertos de su gestión como el enfrentarse con grandes empresas sin temor a su poder y tamaño, sino preocupado por las condiciones del mercado que han causado, como el caso de la misma telefonía celular.

Muchos lo señalaron de ser apegado a la norma, de atacar los grandes grupos, de ser “superpoderoso”, y al final lo que hizo fue cumplir con su trabajo; personalmente considero que  algunos de los fallos en su período no fueron del todo atinados, como en el caso de Kotex, pero la gran mayoría sentaron sendas jurisprudencias sobre el derecho comercial en el país y en particular sobre el consumidor y sus deberes y derechos.

Sin duda la razón de su salida es relevante, pero al final solo la sabrá él; bien pudo ser por el nombramiento de su padre, o por estar en la cima de sus logros en la institución, porque si es seguro que las presiones externas no lo afectaron, pero sin duda su salida causará una onda pérdida en la regulación a favor del consumidor final.

De la Calle será recordado por su labor y no por ser hijo de su padre, lo cual en Colombia es mucho más diciente que muchas otras cosas, porque logró separar su linaje a sus acciones y a su estilo de intendencia; perdimos a un gran superintendente, esperemos que el remplazo este a la altura.

sábado, 15 de septiembre de 2012

LA UTOPIA NACIONAL, Columna para El Nuevo Siglo


Si la economía Griega no reacciona, puede salir de la Zona Euro; si la Zona Euro deja ir a Grecia, seguramente Italia y España, y por ende Alemania pasarán un mal rato; si Alemania se ve desacelerada o en recesión Inglaterra recibirá el impacto, seguido de Estados Unidos y Asia; paso seguido el mundo entero llorará, no por la caída de la gran  Grecia, sino por lo que causó.

La globalización económica nos deja un debate muy profundo sobre el proceso de construcción que el mundo esta viviendo; como los países, el mundo parece estar viviendo un proceso de formación de Estado-Nación, donde las fuerzas económicas son el primer paso para su consolidación, más queda mucho por construir desde lo democrático, cultural e histórico; muy similar a lo que pasa hoy en Europa.

Es claramente imposible que exista una identidad como humanidad, y asi mismo una nación como tal, pero la economía cada vez más nos lleva a comprender que el fenómeno de libre autodeterminación de los pueblos en una economía interconectada y con una internet abierta es simplemente una utopía.

Los países hoy dependen de otros y así esta interdependencia causa que todos estemos involucrados con la vida democrática, económica y cultural de todos; así, el mundo esta pendiente de las elecciones en Venezuela, el cambio de régimen en Corea, las elecciones en Estados Unidos, la situación de Siria; porque cada una de estas situaciones tienen efecto en nuestra cotidianidad y sin duda en el largo plazo.

Más, el estar informados y comerciando, no nos da la globalización real, ya que las democracias (donde las hay) siguen siendo nacionales y esto tiene claras implicaciones globales; es evidente que el flujo de la historia nos muestra que el camino de la homogenización es cada vez más claro, y que el camino los discursos de identidad nacional, religión y acervo histórico deben ser superados, en lo posible sin violencia.

Así, la globalización que vivimos es en si misma una falacia porque no es total, la libre autodeterminación de los pueblos no es tal  y sin duda la democracia es completamente limitada, debido a que en si la libertad como tal no existe.

Por esto debemos comprender que nuestra determinación y capacidad de acción depende del nivel de interdependencia que tengamos con el mundo, y partiendo de esto debemos planear cuidadosamente cada movimiento que realicemos.

Colombia no es ajena a este proceso. Por esto los diálogos de paz que comenzamos tendrán muchas barreras globales para llegar a un proceso simple.

Hoy la humanidad es mas humana, más global, más cercana; pero al estar en el proceso histórico de transición, estamos cada vez más lejos, más distantes y nos creemos diferentes; el peso de historia y la identidad demoran nuestros pasos.

Colombianada: ya se sabe que en 2050 Alemania será un país con mayoría musulmana, dejando muy atrás la idea de la raza aria.

martes, 11 de septiembre de 2012

MÁS ALLA DE LA MARCA COLOMBIA, Columna para La República


Como bien lo reseñaba el editorial ayer, la nueva marca Colombia ha causado un enorme debate en el país, porque el grueso del tema esta en que poner una marca a un proceso ya creado siempre será muy complejo y más aún cuando debe resumir la identidad de 46 millones de personas, de muchas instituciones y empresas y del estado.

El problema de fondo no lo soluciona la marca país, porque el problema es que más allá que definir nuestra identidad es algo muy complejo por nuestra diversidad cultural, el problema radica en que no tenemos una clara política de estado. Básicamente, no tenemos claro para donde va el país, cual es nuestro gran objetivo y por ende no sabemos como hacerlo.

Nuestro país se construyó sin un relato objetivo ni un sueño definido y por esto no tenemos una hoja de ruta clara; algunas veces se desdibuja con la necesidad de reducir la pobreza, distribuir mejor el ingreso y lograr el fin del conflicto armado, pero estos no es una política de estado o una visión de país, sino un listado de problemas que deben ser solucionados.

Este es el momento en que pensemos a Colombia en el largo plazo; es momento de hacer una planeación estratégica donde definamos una visión clara, porque hoy no la tenemos; muchos países tienen claro cual debe ser su rol en el escenario mundial, pero nosotros no.

Así, la construcción de una marca es simplemente imposible: porque no tenemos una identidad ni una promesa clara para ofrecer. Sin duda podemos ofrecer muchas cosas y definirnos de alguna manera, pero esto solo tiene sentido si tenemos claro para donde vamos.

Hoy se recuerda el principal atentado terrorista de la historia reciente de la humanidad; hecho que dejo ver la identidad y política nacional de los Estados Unidos, que mostró como el ataque a la confianza de sus ciudadanos fue respondido con la fuerza de una nación que define el orden mundial. Un ataque a la confianza, su valor fundamental, se respondió con la fuerza de la hegemonía.

Este proceso de paz debe ser la cuota inicial para definir ese objetivo del estado, más allá de ser o no un estado social de derecho, porque eso es una herramienta que debe servir para el objetivo común, que es lo que no hemos definido, y por ende nuestra identidad y actos son confusos.

Por eso “Colombia es Pasión” no calo: porque no prometíamos nada, solo nos definíamos; “El riesgo es que te quieras quedar”, redefinía la imagen de nuestra situación interna sobredimensionada en el extranjero; hoy, “La Respuesta es Colombia”, se define desde lo industrial y nuestras capacidades competitivas; continuando la línea de construcción de marca sobre las capacidades o las condiciones del producto, y no en su esencia y visión del mundo.

Sin duda somos apasionados, el riesgo es menor al que se percibe y tenemos la capacidad de competir y responder en el entorno global, pero no le hemos dicho al mundo para donde vamos, que soñamos y que nos diferencia de los demás. Muchos son apasionados, sin riesgo y competitivos, pero son innovadores como los japoneses, tienen un relato de sistema moda como Italia, son definidos como grandes ingenieros como los alemanes, e incluso son neutros como los suizos. De hecho, mucho de ellos ni siquiera tienen marca país, porque esta es sustituida por la imagen del país en el mundo.

Pongámonos una meta en el orden mundial (y no nacional) desde nuestras capacidades y oportunidades, y sobre esto reconozcamos nuestra identidad dentro de nuestra diversidad y pongámosla en función de esta meta: Colombia será grande si la pensamos grande.

sábado, 8 de septiembre de 2012

LA COLOMBIA DE HOY NO ES LA DE 1954, Columna para El Nuevo Siglo


En 1964 éramos un país de 17 millones de personas, con una familia de casi 5 miembros en la casa, la edad promedio de la población era de 22 años; el analfabetismo rondaba el 15%, la cobertura en salud y de educación no llegaba al 30%.

La mitad de la población vivía en el campo, el agro causaba el 25% de la economía, el 49% de nuestro gasto de hogares se destinaba a alimentos; el desempleo urbano rondaba el 7,4%, en el campo el empleo era temporal; el ingreso medio de una persona era de $3.000 al año (mas o menos $25.000 de 2005); la mortalidad infantil era superior al 10%.

En ese país nacieron las FARC y hoy Colombia es otra. Las oportunidades son más, el ingreso también y la pobreza menos; la participación democrática es mayor, los medios de comunicación tienen un gran control en la política, nuestro nivel educativo aumento y la mortalidad infantil es menor al 5%.

Esto hace pensar que el discurso de las FARC es sin duda político y no económico, y hoy por hoy con serias dificultades; en los sesentas la búsqueda del cambio del modelo económico de libre mercado creo la subversión en Latinoamérica en búsqueda de la imposición del comunismo como modelo político económico, dejando solo un éxito marginal en Cuba; desde la caída del muro de Berlín y el giro al capitalismo de China, el discurso del comunismo quedo como cosa del pasado, debido a la falta de motivadores que tenía para el desarrollo y el crecimiento económico.

Hoy sentados en la mesa, FARC y Colombia deben discutir cosas completamente distintas al modelo, porque este ha demostrado su éxito en los últimos 50 años; sin duda quedan retos en la distribución del ingreso y en las barreras de distribución del éxito económico, pero estos en gran medida se causan en las trampas de pobreza y riqueza que hemos creado por medio un falso estado de bienestar por medio de un esquema subsidiario que afecta a la población.

La discusión de la Colombia del mañana debe partir de la de hoy y no de la 1964, o de lo contrario pensaremos en un país para el corto plazo; es fundamental consolidar una política de estado hacia donde todos nos encaminemos.

Colombianada: hoy hay un guerrillero por cada 42 soldados y policías, pero la verdad es que hay un soldado y policía para cada 103 colombianos.

lunes, 3 de septiembre de 2012

DEBEMOS EXPLICAR QUE ES ESTA PAZ, Columna para El Nuevo Siglo


Si los diálogos que están comenzando llegan a buen término, cesará el enfrentamiento con las FARC y se dará su desmovilización, lo que significa que una buena parte del conflicto interno habrá acabado y para que esto se de, deberemos aceptar cosas muy difíciles.

Veremos guerrilleros libres en Colombia, ocupando cargos públicos y opinando sobre la realidad nacional en los medios de comunicación; deberemos pagar mas impuestos para mantener el proceso de postconflicto; veremos surgir grupos criminales por todo el país que nos amedrentarán con violencia; y seguramente veremos como financiamos a algunos mientras existen tristes casos de desempleo y funestos casos de pobreza extrema.

Esta paz no es la paz para Colombia, es sólo la eliminación de una parte del conflicto, que sin duda ha causado grandes daños en el país, donde se causa solo el 5% de los homicidios en el país.

No me mal interpreten. Estoy completamente de acuerdo y aplaudo el esfuerzo que se hace, más quiero que la población comprenda que este diálogo no traerá la paz a los colombianos, sólo la eliminación del capítulo de las FARC y que para lograr esto debemos aceptar una gran cantidad de cosas que nos van a gustar pero es el único camino. Para poder seguir adelante tenemos que comernos muchos sapos y eso hay que decirlo claramente.

Más, es fundamental reflexionar porque más allá del conflicto somos tan violentos. Este dialogo debe ser el comienzo de una seria reflexión sobre nuestra sociedad, que se ha construido en las bases del camino fácil, la relatividad de la normas sociales y morales y la búsqueda de la riqueza inmediata, desembocando ríos de sangre, familias rotas, injusticias, inequidad y una pobreza intolerable.

Hoy somos el resultado de nuestras propias tolerancias. Hemos creado trampas de pobreza y riqueza que nos limitan como sociedad. Aceptamos sin tapujos que las normas se cumplen cuando toca y que es “vivo” aquel que las incumple exitosa e impunemente.

Este proceso debe ser el comienzo de algo más grande: la definición de un objetivo nacional, la construcción de una política de estado y la reinvención de nuestra propia sociedad; porque si tenemos el tino de lograr finalizar este proceso y desmovilizar las guerrillas, el país se queda sin excusas para ser exitoso, socialmente justo y económicamente equitativo.

Esta paz es sólo un paso hacia la paz que necesitamos: el fin del conflicto interno debe ser el comienzo del dialogo entre la ley y los colombianos, entre nuestra moral y nuestra ética, entre nuestras costumbres y nuestros hábitos. Ese será el gran diálogo hacía la verdadera paz.

Colombianada: No es la guerrilla la que causa el 95% de los homicidios en Colombia.

¿MAL PRESIDENTE?, Columna para Portafolio Recibidos x

¿Mal Presidente? Por Camilo Herrera Mora En un chat de unos amigos muy inteligentes e informados, leí que estamos en un “Rookie Time”...