viernes, 20 de septiembre de 2013

¿QUÉ ES PERDONAR?, Columna para El Nuevo Siglo

Estamos en un momento en que en un buen camino para solucionar nuestros problemas es el perdón; algunos creen que perdonar es olvidar lo que se ha hecho sin ninguna consecuencia. Esto no es perdonar.

Muchas religiones han planteado que para ser perdonado hay que estar arrepentido, y este es el comienzo de las consecuencias de nuestros actos, porque debemos reconocer lo que hicimos y darnos cuenta que estuvo mal, aceptar que afectamos a alguien y comenzar el camino de perdonarnos nosotros mismos, porque sin esto no es posible ser perdonado por otro.

Perdonarse uno mismo no es darse excusas para hacer lo que se hizo, sino asumir las consecuencias de nuestros actos, contarla verdad y pedir perdón al afectado. Eso permite que la persona apropie su error y lo convierta en un aprendizaje, y no simplemente lo olvide con la tranquilidad que puede cometer injusticias sin que haya efectos.

El perdón no es una palabra simple ni ligera. Significa un proceso de humildad y justicia, porque el responsable debe pedirlo y el afectado entregarlo, pero esto no significa que las situación se pueda olvidar. Es obvio que para lograr la tranquilidad y la paz debemos perdonar y estar dispuestos a pedir perdón. Es casi seguro que en la vida tendremos que pedir perdón y darlo.

¿Cómo perdonar?, no olvidando, generando las consecuencias justas y ayudando a que la situación sea un proceso de aprendizaje para ambas partes, porque aunque no sea fácil aceptarlo, en alguna medida el afectado permitió que las cosas pasarán de alguna manera.

Hoy necesitamos pensar sobre el perdón, reflexionar sobre su concepto e impacto en nuestras vidas. El camino que se nos viene es duro y complejo, por lo que necesitamos tomar este tipo de decisiones, porque el rencor nos llena y no nos deja actuar en el futuro: ese es el sentido del aprendizaje, porque perdonar permite que evitemos volver a cometer el mismo error pero dándole la oportunidad a otras personas de interactuar con nosotros. No perdonar nos vuelve personas prevenidas, temerosas e inseguras.

Perdonar no es un tema religioso sino una necesidad humana, y ser perdonado significa aprender de nuestros errores y comprender que somos vulnerables a que otros nos hagan daño, como quizá nosotros lo hicimos. Pedir perdón es un acto noble, pero debe ser sincero y esto proviene del arrepentimiento, de lo contrario las consecuencias pueden ser incalculables.

Colombianada: Para comprender el perdón es bueno pensar en un plato roto, por más que le pidamos perdón nunca será igual.

martes, 17 de septiembre de 2013

¿LAS VENTAS DEL COMERCIO O LA GUERRA DE PROMOCIONES?, Columna para Portafolio.co

El DANE reveló que las ventas de los grandes almacenes había crecido un 8,05% semestral en términos reales y un 5,25% en pesos corrientes, lo cual mostró que los precios de este canal cayeron en un -2.6%; igualmente, el dato de la encuesta mensual al comercio muestra la misma tendencia para el primer semestre de 2013, con un crecimiento real de 4,3% y en valor de 4,4%, con un cambio de precios de sólo 0.1%.

Esto permitiría analizar que la dinámica en términos reales y corrientes en las grandes cadenas fue mayor que en el resto del comercio formal que mide la segunda encuesta, más esto no se puede afirmar porque los datos de las grandes cadenas son aportados por las empresas y reflejan muy bien el comportamiento del sector, mientras que el índice de comercio minorista es un índice de ponderador fijo desde 1998; este es un debate técnico en el que afortunadamente el DANE ya está comprometido.

Lo que es claro es que el comercio de grandes almacenes creció pesos y volumen, pero gracias una reducción de precios importante. Esto conlleva un efecto fundamental: el gran comercio se está moviendo por descuentos.

Comparando los datos del DANE con los datos de Comprometría de RADDAR, es evidente que en valor corriente las grandes cadenas pierden peso en el valor de las compras de los hogares colombianos, pasando de ser el 14,8% de las compras en el segundo trimestre de 2005, a ser el 11,32% en el segundo trimestre de 2013, lo que demuestra que cada vez los colombianos asignan menos de su dinero para hacer compras en el gran comercio; lo cual no significa que estemos comprando menos allí, porque su participación en pesos reales de 1998 paso de 13,52% a 15,31% en los mismos períodos, donde se compra más pero se paga menos, lo cual es tendencia en todas las compras de los hogares, porque si hablamos de bienes de consumo son cada vez más barato pero lo servicios son cada vez más caros.

Esto pone un fuerte reto a las grandes cadenas y al comercio en general, porque tienen una mayor rotación de producto, pero a precios inferiores lo que reduce los márgenes y la rentabilidad de las compañías.

Este proceso ha causado un gran cambio en la composición de las góndolas de los supermercados, que pasaron de ser de alimentos a darle mucho más espacio a vestuario, computadores y electrodomésticos, al punto que los equipos electrónicos aportaban el 14,3% de las ventas reales de los grandes almacenes en IIQ-2009 y hoy pesan el 26,7%, lo que muestra el cambio en las preferencias de compras y obviamente los desplazamientos en las estructuras de gastos: porque comprar un computador significa en muchas ocasiones pagar cuotas financieras por 12 meses, afectando la compra futura de otros bienes.

Esta caída continua de precios que comenzó en las grandes cadenas en IIQ-2009  y que hasta hoy es de una caída de 12%, ha afectado al mercado, y lo que no es otra cosa que una guerra de promociones, que no sólo se explica por la caída en precios de lo importado o la tecnología, porque también se refleja en muchas categorías que no han tenido cambios de precios para el mismo periodo; sin duda esta táctica es muy útil para generar tráfico al punto de venta pero se ha convertido en una estrategia general de descuentos que modificó el comportamiento de compra de sus clientes, que cada vez más buscan descuentos y bajos precios, y no el valor de los productos; esto en el corto plazo está bien, pero afecta la inversión en desarrollo de productos en el largo plazo, comoditizando muchas categorías al punto de romper su rentabilidad.

¿Hasta cuándo puede llegar esto?, hasta que los costos de producción y comercialización no puedan ser sostenidos, y productores, importadores y comerciantes empiecen a perder por la eliminación del margen. Pero eso conlleva a dos preguntas muy importantes: ¿Quién está dejando de ganar o ya está perdiendo por esta tendencia?, y, ¿el comprador aceptará después los aumentos de precios que se deben hacer para ajustar el proceso?

sábado, 14 de septiembre de 2013

DESDE RUSIA CON PODER, Columna para El Nuevo Siglo

La columna de opinión de Putin en el New York Times es quizá la demostración más evidente del cambio de polaridad del mundo; lo que ocurre en Siria ha dejado ver que Estados Unidos o que Obama, ya no tienen el poder mundial de crear una guerra y que Rusia es quien al final está poniendo las condiciones sin necesidad de una guerra fría.

La carta muestra que no hay necesidad de atacar a Siria sino usar la diplomacia inteligentemente; pero lo más poderoso de la carta, es que el presidente ruso se dirige a los norteamericanos directamente desde uno de sus máximos iconos del periodismo, y lo hace en un tono calmado y coloquial, como buscando la aprobación y el apoyo de los lectores. Situación simple, porque nadie en el mundo está de acuerdo con ir a una guerra.

Rusia crece económicamente al punto que muchos de los nuevos millonarios de la lista Forbes le reportan directamente a él y no a Obama; Rusia avanza sin que el mundo lo mire con detenimiento porque China se lleva todas las luces del espectáculo por su tamaño y efecto en la balanza comercial norteamericana, mientras tanto el país de los zares y la revolución comunista avanza tomándose el mundo capitalista, al punto de poder poner en jaque al presidente de los Estados Unidos en la cumbre del G20.

El poder hoy no se refiere a armas, capacidad de disuasión o alianzas para votos en el comité de seguridad de la ONU, el poder se obtiene por medio de recursos económicos efectivos, y en esto Rusia ha sabido dominar muy bien las herencias de la perestroika, situación que también China a comprendido.

Hoy la reserva federal de los Estados Unidos no tiene la misma libertad de acción de hace 20 años porque el mundo ya no se define a la fuerza sino con productividad y competitividad, donde desafortunadamente Estados Unidos ha perdido terreno; la única ventaja que tiene el gigante americano es su mercado interno que es casi el 30% del mercado mundial, pero aquí la disuasión de las armas y del poder unipolar se diluye en la guerra de precios.

Putin escribe a los norteamericanos y después Obama hace una alocución presidencial, en clara respuesta a la situación, ¿no es evidente que lo tiene bailando al ritmo que él desea?

Colombianada: ¿debemos temerle a Rusia por comunista, expansionista, capitalista o simplemente porque es Rusia?

sábado, 7 de septiembre de 2013

EL COSTO DE BUSCAR LA PAZ, Columna para El Nuevo Siglo

La última encuesta del Poll de Invamer Gallup muestra claramente la reacción de la opinión pública con respecto a las causas y efectos del paro, pero más allá muestra la sensación de la población en el tema de la paz.

Ningún presidente que se ha metido a buscar la paz con las autodenominadas FARC ha logrado mantener una imagen pública alta y menos después de un gobierno que la haya atacado con el caso del gobierno Uribe. Los efectos de opinión pública del paro, son solamente el “desatoro” de la gente sobre la imagen del presidente: nadie puede decir que está en contra de la paz, porque no es no correcto decirlo, pero señalar al presidente de malo por el paro es una buena excusa y más aún con la desazón por el fallo de mar territorial.

Buscar la paz es muy costoso y gobernar buscando popularidad no es bueno. Muchos preguntan o afirman sobre la posibilidad de reversar el dato de opinión pública, y la verdad que es casi imposible de responder, más es prudente analizar los dos escenarios. Para lograr un aumento de popularidad se requiere un choque de imagen importante o resultados que hagan pensar que el país será rápidamente beneficiado, como decir que se firma la paz y que los jefes irán a la cárcel; por el contrario, el gobierno puede quedarse con una baja popularidad porque parece imposible remontarla ya que las personas perciben que las cosas van mal en todos los campos, pese a que las cifras digan otra cosa; al final, la percepción es más verdad que la verdad, y por eso la estrategia del gobierno debe ser muy cuidadosa.

No puede salir a decir cosas y mostrar resultados, porque parecerá esforzándose demasiado y tampoco puede pasar de agache.

El gran dilema radica en que para lograr la paz requiere popularidad y apoyo. Esta caída de imagen puede causar un revés en la mesa, porque la guerrilla le puede decir que ya no tiene el capital político para negociar; igualmente si esto llega al referendo el riesgo será muy alto, porque puede ocurrir que ante lo acordado, el país prefiera no firmar esa paz y pida públicamente la guerra.

¿Qué hacer?, sin duda la jugada del referendo en el congreso es muy buena, porque nadie votará que no está de acuerdo con la paz (y por eso se está evitando esta votación), pero no es suficiente para recuperar terreno. Muchos sectores creen que el gobierno está en una posición débil y pedirán aún más prebendas, y esto se notará fuertemente en el debate salarial de final de año; el gobierno debe mejorar su percepción sin hacerlo directamente y por medio de un logro contundente. La tentación es grande para cometer un gran error.

Colombianada: Cuando el ratón pide queso, después pide leche, y si no le dan como en Halloween: “se le crece la nariz”.

jueves, 5 de septiembre de 2013

LA POLARIZACIÓN POR LAS MINORÍAS, Columna para El Nuevo Siglo

El actual paro agrario (que quizá yo no es sólo agrario) ha dejado ver las múltiples opiniones de las personas, el rol de los medios de comunicación y la simpleza con la que nos informamos y tomamos posiciones.

Siempre estará bien visto y parecerá correcto apoyar a los pobres, porque así se nos enseñó desde la formación católica, pero en muchos casos ayudarlos es consolidar su pobreza. Un buen ejemplo de esto es la estratificación de servicios públicos, donde las personas evitan ascender en estrato para no pagar más servicios pese a que su ingreso aumentó.

Siempre será fácil decir que hay que apoyar a los menos favorecidos, pero muchos de los que hoy llamamos favorecidos comenzaron muy abajo, mostrando que si se puede si se quiere; hoy el agro tiene muchos problemas, muchos, pero no se están tocando los temas de fondo en el debate: lo que se busca es mantener un esquema de pequeños productores, lo cual no es rentable para nadie, porque no hace que el productor mejore significativamente su calidad de vida y no permite que el producto sea mejor para el mercado.

Mucho más allá de los acuerdos de libre comercio, muchos sectores en el país quieren continuar en una zona de confort financiada por otros y esto no puede ser así, porque no podemos destinar recursos de inversión social en mantener a unos pocos por el hecho que no son productivos, sabiendo que es más rentable y efectivo hacer esquemas de subsidios en alimentos para reducir el hambre y la desnutrición o bien hacer la infraestructura sanitaria necesaria, que en muchos casos no se ha hecho por acciones de alcaldes y de gobernadores y no del gobierno central.

No soy santista pero si colombianista, y creo que tenemos que hacernos las preguntas correctas en momentos como estos; las redes sociales están llenas de fotos de violencia de ambas partes, las cuales dejan mucho que pensar, porque no es lógico que el ESMAD entre a una casa sin razón y que un vándalo ataque a un banco por una lucha social.

Debemos dejar las pasiones atrás y analizar las cosas como son: el agro no es competitivo en pequeña escala y esto causa que los agricultores deben asociarse y buscar grandes recursos, como el caso de Colanta y asi tener el apoyo del gobierno nacional; los gobiernos locales deben hacer su tarea de asegurar la infraestructura sanitaria y de vías de acceso con la colaboración de las gobernaciones y del gobierno nacional, y no buscar la forma de hacer trabajos a medias o robarse el dinero del Estado, que al final es el dinero de los pobres.

El país necesita que todos aporten; quizá es momento de pensar en una Asociación de Colombianos que Tributan – Asopagamos - y exigir desde ahí que la inversión pública sea eficiente y transparente; quizá es momento que nos movamos no los necesitados sino los que los financiamos. Quizá es el momento de las mayorías.

Colombianada: si las minorías tienen gran poder en Colombia, es porque las mayorías se dejan.

¿MAL PRESIDENTE?, Columna para Portafolio Recibidos x

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