Mientras en Ecuador la libertad de prensa llega a niveles de tener una superintendencia, en Colombia ocurre lo contrario: cada día se crean más productos editoriales. Lo curioso es que quizá en ambos casos el periodismo y la verdad pueden ser los sacrificados.
Internet es un medio donde las personas pueden intentar informarse y encontrar millones de fuentes sin ningún proceso editorial y en una sociedad como la nuestra, donde las personas tienden a creer lo que ven, oyen y leen en los medios, sin importar la fuente y sin validar la información recibida; esto claramente es el caldo de cultivo a una desinformación sin precedentes. Básicamente estamos ad portas de la desinformación por la anarquía mediática.
Los medios y los productos de comunicación están tarde en educar públicos y esto puede ser su condena en el largo plazo; tener tantos productos periodísticos es lesivo para la información per sé, porque hoy un colombiano puede leer los productos de la CEET, El Nuevo Siglo o El Espectador y sabe que hay un proceso editorial maduro respaldando, pero lentamente ha tomado fuerza que todo aquel que tenga una formación y experiencia periodística quiere lanzar un nuevo espacio, gracias a los bajos costos del formato digital, lo hace que hoy un colombiano pueda leer en La Razón Pública, Kienyke, Las Dos Orillas, La Silla Vacía, Confidencial Colombia y muchas otras más, causando que la información se diluya y el lector al final termine sobreinformado o desinformado.
No estoy defendiendo a los conglomerados mediáticos pero si a su experiencia y al respeto que han tenido en formar sus audiencias. Me es indiferente quien es el dueño de un medio, pero es fundamental su línea editorial y la experiencia y profesionalismo de sus periodistas que aseguran una buena información para una audiencia formada.
Hoy el fenómeno digital causa que cualquiera pueda tener un blog (yo lo tengo) y escriba su opinión y deje a la libertad del mercado quién lee sus conceptos, sin ningún tipo de proceso editorial o responsabilidad por sus palabras.
Bienvenidos nuevos productos y casas editoriales de periodismo pero con la condición de formar sus audiencias, de ser responsables de lo que escriben y que no usen la libertad de prensa como una excusa para desinformar, invalidar o plantear posiciones personales, y menos en momentos electorales.
La información es uno de los productos más importantes de la sociedad y la libertad de fuentes no asegura su calidad, por el contrario puede llegar a erosionarla fuertemente, y más, en el entorno viral del mundo digital. No sé cuál es el número mágico de productos editoriales periodísticos ideal, pero algo me hace pensar que lo pasamos hace rato y esto no ha aumentado ni el nivel ni la calidad de la información en Colombia.
Colombianada: Es muy doloroso oír cuando algún conocido defiende sus ideas diciendo, “ah, yo no sé, oí eso en televisión”.
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