CONSUMER DATA ANALYSIS
MAMÁ GOBIERNO
Por Camilo Herrera Mora
Presidente de RADDAR Consumer
Knowledge Group
Especial para Revista P&M
Octubre DE 2016
Ahora no tenemos no pedimos un papá gobierno que nos debe
dar todo, sino que cada vez mas aclamamos por una mamá gobierno, que nos diga
que podemos y no hacer; esto se nota con mucha preocupación en las
investigaciones de la Superintendencia de Industria y Comercio, pero con más
complejidad, en los debates tributarios.
Se le preguntó a las personas si estaban o no de acuerdo
con el impuesto a las bebidas azucaradas, y con gran sorpresa, más del 60% de
las personas apoyan la medida, pero siguen consumiendo gaseosa, como esperando
a que el gobierno ponga el impuesto y ahí sí, comienza la dieta.
Esta nueva forma de pensar los impuestos es muy
interesante, pero peligrosamente hipócrita. Apunta a que la gente no consuma
ciertos productos porque según el gobierno se consideran malos para las
personas, pero la hacienda nacional espera recibir ingreso por esto. Eso tiene
de fondo dos grande mentiras que la gente no se va a comer.
La primera es si el producto es malo, debería sacarlo del
mercado y ya, pero bajo el discurso de la liberta de consumo y la libertad de
elección, se le permite a las personas tomar decisiones en el marco del libre
desarrollo de la personalidad.
La segunda, es que no se puede poner un impuesto para
reducir el consumo de un bien, si se espera recaudar impuestos de ahí, o de lo
contrario, lo que pasará es que los impuestos nunca llegarán al nivel esperado,
porque la gente dejo de consumir; es decir, que el gobierno espera que la
medida de menor consumo fracase.
Tenemos dos casos en nuestra historia que son claros para
esto. A la cerveza se le puso un impuesto al consumo para reducir el consumo y
recaudar recursos para la salud, y el resultado del proceso es que la gente
consume más cerveza, se recauda más impuestos y los pobres – que son los que
más cerveza toman – están financiando la salud de todos. El caso de los
cigarrillos es aún más notorio, porque pese a haber subido los precios del
producto, “prohibir” la venta al menudeo y exigir que las cajetillas tengan
imágenes fuertes sobre las consecuencias del consumo, lo que ha reducido el
consumo de cigarrillo en el país es la restricción de consumo que hay en muchos
establecimientos.
El rol de mamá del gobierno es funcional, pero es
enormemente peligroso, porque le damos el espacio a que el gobierno aproveche
las modas conceptuales contra las gaseosas y el azúcar, los cereales y el
sodio, y el pan y el gluten para poner impuestos y regulaciones, sin tener la
información completa sobre estas categorías de consumo, que claramente se
regulan más con campañas educativas y restricciones de ocasiones de consumo,
que con impuestos.
Desafortunadamente esta moda no es colombiana, sino
global. Las mamás cada vez más le piden al gobierno que regulen lo que ellas no
puede o no quieren controlar, como hacen los padres pidiendo cada vez más
disciplina y autoridad al sistema, porque no logran hacer esto con sus hijos,
bien sea por falta de capacidad o de tiempo, delegando al gobierno roles
propios del hogar, que el estado confunde con normas tributarias y
restrictivas.
No sé si esta reflexión es tardía, porque la tendencia
sigue creciendo y hace que el mercado pierda su libertad y el consumidor este
regulado por verdades a medias sobre muchos productos, que surgen de lugares
desconocidos, afectando las categorías, y obviamente beneficiando a otras.
Recordemos, que entre más le pidamos al gobierno que tome decisiones por
nosotros, menos decisiones podremos tomar. Prefiero una mamá alcahueta, que una
impositiva.
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