martes, 20 de junio de 2017

¡NO SEA MINISTRO!, Columna para Portafolio

¡No sea Ministro!
Por Camilo Herrera Mora

Defender ideas en las que no se está de acuerdo es muy difícil, y es una de las tareas más comunes de los ministros, por lo menos en Colombia.

Muchos llegan a estos cargos llenos de energía y optimismo, con un cúmulo de buenas ideas e intenciones, pero al pasar los días en su nombramiento, descubren una serie de verdades que harían que muchos desistieran.

El aparato público tiene una inercia enorme, y sin importar si hay o no ministro, muchas cosa siguen su curso, sin peguntarse si eso tiene sentido o no. Algunos funcionarios públicos, han visto ir y venir ministros tantas veces, que solo esperan que se vayan para que las cosas sigan igual.

La Constitución, que es el origen de todos nuestros deberes y derechos, amara a los ministros a ejercer sus cargos y les da un mínimo margen de maniobra, al punto que no pueden definir qué se debe hacer, sino que deben vivir explicando porque no se hizo lo que siempre se ha hecho, sin importar si eso tiene sentido o no. Los derechos de petición, las tutelas, los paros, las demandas y los embargos son armas que destruyen el alma de cualquier funcionario público que quiere hacer las cosas bien, pero al tocar los intereses de unos pocos, se ve inmediatamente aplastado por una montaña de papeles que evitan que los cambios sucedan.

Finalmente, el dolor de tener que hacer lo que no se cree. He visto, escuchado y leído a muchos preministros, ministros y exministros defendiendo tesis muy inteligentes, y cuando están el poder hacen todo lo contrario, porque seguimos pensando que la democracia es hacer lo que más griten piden, y no lo que las mayorías requieren. Ver Ministros de Hacienda, asintiendo las torpezas técnicas que dicen algunos congresistas, solo para poder mantener la votación necesaria para que las cosas pasen, es uno de los espectáculos más deprimentes para miles de alumnos que los veían defender la técnica y la ética en las aulas.

Ser funcionario público es trabajar por las personas, y no para las personas, porque muchas veces se deben tomar medidas que no son populares para beneficiar a las mayorías y a las minorías, pero cada pequeño grupo de intereses tiene una agenda propia que quiere defender y lo hacen acabando al funcionario por desgaste, mentiras, destrucción de su imagen e incluso a punta de trampas legales. Pese a esto, hay algunos ministros valientes, que dentro de los gobiernos, lejos de las cámaras y los reflectores, mantienen firmes sus posturas en los gabinetes e incluso le señalan al presidente sus errores, a sabiendas que el mismo mandatario, esta atrapado en la misma trampa.

En un mundo donde las redes sociales mandan, es casi imposible ser demócrata, porque se ha confundido la democracia con la microcracia, donde priman los derechos de unos pocos sobre el futuro de muchos.

Por todo esto, muchas personas que podrían servir al país, no aceptan estos cargos, porque saben que no podrán hacer lo que se debe hacer y saldrán con fama de ladrones, corruptos e investigados por años, por el simple hecho de haber firmado algo que sabían que era necesario, pero que afectaba a unos pocos, y eso lo perseguirá por el resto de su vida.

martes, 6 de junio de 2017

EL MEJOR CANDIDATO, PIERDE, Columna para Portafolio

El mejor candidato, pierde
Por Camilo Herrera Mora

Comenzamos campañas presidenciales y lentamente se ven surgir alianzas, coaliciones y consultas internas en los partidos, para definir quiénes serán los llamados a ir a la contienda electoral, porque no hay un candidato claro, ni que defienda la obra del gobierno saliente y ni uno que pueda atacarlo claramente.

Fácilmente se puede hablar de Vargas Lleras como un candidato fuerte, porque tiene historia, reconocimiento y mientras fue Vicepresidente, logro equilibrar su hoja de vida, que era más parlamentaria que ejecutiva.

Santos fue 3 veces ministro y columnista antes de ser elegido, y antes de eso nunca fue electo; Uribe, fue alcalde, gobernador y senador; Pastrana fue presentador de noticias, alcalde de Bogotá, secuestrado, senador y candidato presidencial vencido antes de ser presidente; Samper, fue diputado, concejal, senador, sufrió un atentado, director gremial, ministro, embajador; Gaviria, fue Representante a la Cámara, viceministro y 2 veces Ministro antes de ser Presidente. Esto deja la vara muy en alto para que alguien se pueda presentar entre los que suenan.

Pocos de los que están proclamándose como precandidatos tienen una historia que los ponga en el mapa de ser candidatos presidenciales y que tengan la experiencia para poder manejar lo mejor posible el cargo. Muchos han sido congresistas, muy pocos alcaldes o gobernadores, casi ninguno ministro o embajador y por ahí suena un Procurador. Si bien están los enormes galones de Humberto de la Calle, que ha sido registrador, magistrado, 2 veces ministro, constituyente, vicepresidente y negociador de paz, solo fue elegido para la constituyente.

Por trayectoria quedan 3 claros candidatos: Vargas Lleras, Fajardo y De La Calle, donde el último tiene ese traje político de Serpa o de Gómez Hurtado, que eran políticos hechos paso a paso, pero nunca fueron buenos candidatos, o bien porque eran muy ingenuos, o porque el país no los quería.

Esto no significa que tengan más ventaja o no, porque la máquina del Uribismo puedo poner a Santos de Presidente, sin haber sido nunca candidato. Pero si deja esa sensación, que grandes candidatos, que fácilmente se podrían tildar de capaces y de ser los mejores por sus obras, nunca tuvieron una buena oportunidad: los ya mencionados Serpa y De la Calle, a los que se suman grandes servidores públicos como Juan Camilo Restrepo, Rafael Pardo, Antanas Mockus, Noemi Sanin y muchos otros, que tenían la trayectoria y las capacidades para gobernar el país, pero también tenían un pecado en común: era visto como buenos, como nobles, como sabios, capaces, suaves y muy moderados.

Parece que una buena parte de los votantes colombianos buscan alguien firme que los lidere y por eso hemos visto como muchos buenos políticos terminan siendo pésimos candidatos, al ser aplastados por personajes duros de la política, que pueden mirar a los ojos al elector y decirle: “cuando llegue el día, yo seré capaz de dar la orden”.

Bajo esta lupa, las alianzas que se cocinan hoy en día, tienen muchos personajes “buenos” en sus barajas, que deben ser capaces de decirle al electorado: “soy capaz, no solo soy bueno”. Fajardo, López y Duque fácilmente quedan en esta lista, donde pocos dudan de sus capacidades, pero muchos se preguntan si tendrán los pantalones que se requieren para liderar un país tan complejo.

¿MAL PRESIDENTE?, Columna para Portafolio Recibidos x

¿Mal Presidente? Por Camilo Herrera Mora En un chat de unos amigos muy inteligentes e informados, leí que estamos en un “Rookie Time”...