martes, 25 de febrero de 2014

DEFENDAMOS LA LIBERTAD, Columna para Portafolio.co

Soy un convencido de la libertad para mejorar la vida de las personas. Estoy seguro que genera un entorno donde cada uno busca su bien y el de los demás; también he comprendido que la libertad tiene límites y debe estar regulada porque algunas personas simplemente están dispuestas a abusar del sistema en su propio beneficio.

Los dictadores usan la democracia para llegar al poder y estando en él usan la fuerza para quedarse; Algunos empresarios usan el libre mercado para acumular riqueza, abusar de sus empleados y tener utilidades indecentes bajo la excusa del éxito, productividad y competitividad. Otros abusan de la libertad política y de culto para hacer creer a la personas en poderosas ideas abstractas para seguirlos y darles poder y riqueza.

Recuperemos nuestras instituciones de libertad; la democracia, la religión y el libre mercado son la base de nuestra sociedad, y hemos dejado que se perviertan a niveles impensables en pos el beneficio de algunos que son más hábiles, porque tienen no tienen conciencia o porque simplemente no les importa lo que pase con la sociedad como consecuencia de sus actos.

La libertad es la que nos ha permitido ser quienes somos, llegar hasta donde podemos llegar e incluso tomar el mediocre camino de esperar que otros nos solucionen la vida; debemos luchar por ese valor, que nos permite seguir nuestros sueños y no quedarnos viviendo los sueños de otros, que nos arrebatan nuestra vida por medio de mentiras, palabras y miedos.

La libertad de mercado, la libre empresa, los partidos políticos, la libertad de culto, de expresión de agrupación están en riesgo continuamente; no por la represión de algunos sectores sino por la presencia de personas que usan los límites de estos derechos para manipularlos a tal nivel que aparentan ser ideales de libertad mientras son destructores de la misma.

La sociedad hoy tiene un cáncer que la carcome, al punto que hemos permitido que el valor de la vida se desdibuje por la búsqueda del poder individual para imponer una idea. Estamos en momentos que ponemos en juego nuestra libertad por seguir sordamente los discursos apasionados de unos líderes que nos llevan a un oscurantismo sin precedentes, donde la regulación se torna en prohibición y la felicidad en sobrevivencia.

Despertemos. No negociemos nuestra libertad, nuestra opinión, nuestros sueños e ideales por los cantos de sirenas de promesas de un futuro mejor, entonadas por personas que solo quieren el poder para beneficiarse y alimentar su propio ego. Como sociedad hemos llegado lejos, cometiendo un sin número de errores y abusando de muchas personas pero debemos aprender a controlar la libertad pensando en nuestros deberes y los derechos de los demás, pero se nos quiere confundir con que tenemos derechos infinitos fundamentados en los deberes de otros.

Nuestra libertad es la que nos permite estar orgullosos de lo que hemos logrado, de haber cumplido nuestros sueños, por medio de nuestro esfuerzo diario, el uso de nuestras capacidades y el uso de las oportunidades del sistema, y no estar cómodos esperando que se cumplan las promesas de un mundo mejor sin esfuerzos. Seamos libre para equivocarnos, no para que otros se equivoquen por nosotros.

Nota: las elecciones de 2014 en Colombia serán históricas, porque definirán como se llevará a cabo la paz y el futuro del país; el Congreso será casi una Constituyente y la Presidencia la encargada de estructurar el nuevo marco social: votemos muy bien, porque esta vez no nos podemos equivocar.

sábado, 22 de febrero de 2014

ANEMIA SOCIAL - Columna para El Nuevo Siglo

Sólo por un momento supongamos que no se alcanzan los votos por de la revocatoria del Alcalde de Bogotá por una campaña abstencionista, que el Consejo de Estado dice que el Procurador puede revocar pero que su fallo es errado, que a los Comandantes de las Fuerzas Armadas se les demuestra que se dieron actos de corrupción y que el voto en blanco logra la mayoría en la primera vuelta presidencial; esto nos deja en un país en serios problemas institucionales.

El uso de las instituciones para el bien particular es un abuso intolerable, más aún el uso de las herramientas legales para escabullirse de los fallos constitucionalmente desarrollados, y sin duda el pasar por alto la ley por el motivo de un bien común y peor aún por el particular. Las leyes existen como herramientas para el bien común y usarlas a nuestro favor en perjuicio de terceros aprovechando las debilidades de su redacción es un acto infame.

El país vive una anemia institucional que nace de un exceso de individualismo en la sociedad; se ha desbalanceado el equilibrio necesario entre derechos y deberes, y algunas personas usan su condición de ciudadanos para abusar de los derechos constitucionales, dejando atrás a una Nación maltrecha solo para satisfacer sus ansias personales. Esto va desde la rampante corrupción a la que las clases dirigentes se han acostumbrado hasta la persona que simplemente pasa la calle por cualquier parte poniendo en riesgo su vida.

Hemos perdido el sentido de la vida, del respeto, de las instituciones y del concepto de sociedad, debido a que nos autojustificamos en diversas razones para buscar un bien particular inmediato y enorme, superando excesivamente lo que realmente deberíamos obtener y dejando a una gran cantidad de personas sin opciones de un beneficio mínimo.

El imperio de la ley se desvanece en la necesidad personal de poder y acumulación económica; bajo el hermoso, válido y necesario discurso de los derechos se escudan para lograr beneficios personales sin importar el bien común, causando que el sistema en el largo plazo esté en riesgo.

Parece que las leyes ya no son suficiente, que las instituciones tienen anemia y no pueden actuar, y que el concepto de sociedad es superado por el de individuo y que los deberes son olvidados, dejándonos un país donde el ciudadano debe buscar a como dé lugar la forma de subsistir en este nuevo esquema de anarquía salvaje, causada por personas usando instituciones contra personas y desdibujando el futuro de nuestros hijos. Esto, duele.

Colombianada: Nos urge entender que los derechos son consecuencia de cumplir con los deberes.

miércoles, 19 de febrero de 2014

LA CULTURA ES EL FUTURO DE CALI, Especial para El País de Cali

¿Qué hacemos en nuestro tiempo libre?, nos quedamos en casa, vamos a parques, teatro, cine, leemos un libro o rumbeamos. Parece económicamente irrelevante, pero la industria del tiempo libre es una de las que más crece en el mundo.

Hay un gran debate sobre la economía del tiempo libre; la discusión va desde comprenderlo como entretenimiento o cultura, donde es muy difícil saber si el producto es “culto” y la verdad es que el cine es la segunda industria cultural más grande del planeta (solo superada por la televisión), y es imposible decir que todos sus productos sean “cultos”, pero es uno de los transformadores culturales más grandes que existen.

Si bien la discusión no se ha cerrado porque algunos quieren meter los deportes como el fútbol como un espectáculo y otros la moda por ser industria creativa, es claro que las industrias que tienen audiencias y que gozan de escenarios son llamadas a ser líderes industriales en el futuro, porque el mercado cada vez busca más experiencias que productos: preferimos una buena película en familia que quedarnos en casa.

Cali es un foco de desarrollo de estas industrias por cadenas productivas como la salsa y la cinematografía, gracias que los caleños destinan por lo menos uno de cada cien pesos a este tipo de industrias, sumado a todos los eventos y escenarios gratuitos. Como lo evidencian los estudios del Proyecto de Industrias Culturales de Cali, la ciudad está en el centro del proceso nacional, porque comprendió que puede hacer cosas a su manera comprendiendo a sus públicos más allá del deber ser que el sector cultura impone.

En la ciudad se están tomando decisiones correctas sobre el tema pero dispersas, esperamos que Proyecto de Industrias Culturales pueda ayudar a encaminar esta industria que es fuerte en generación de valor y de empleo, y donde la diversidad propia de la región es una ventaja comparativa increíble: por ejemplo, hoy muchos en el mundo asocian la salsa con Cali, y esto no lo pueden decir muchas ciudades de Colombia.

Siempre se ha dicho que el Valle será la California de Colombia, y sin duda Cali ya está cerca de ser el Broadway del país, porque ha hecho las cosas a la caleña.

martes, 18 de febrero de 2014

DAÑAMOS EL MERCADO, Columna para Portafolio

No hay forma suave de decirlo: dañamos el mercado a punta de descuentos y retrocedimos años en la formación de compradores.

Durante el periodo de 2000 a 2008 el mercado había logrado educar al comprador con productos de alto valor agregado, marcas blancas, canales especializados, ejecuciones comerciales e incluso temporadas de compra organizadas; más, desde la desaceleración de mercado de 2009, las promociones se tomaron el mercado.

Hacer promociones es muy bueno como un ejercicio táctico, pero no como la única estrategia. El comprador colombiano hoy compra mayormente en promoción y ya es común oír que “yo no compro eso a precio completo”.

El precio es un sistema de información, que le dice al comprador porque algo vale más o menos debido a características tangibles como nuevos desarrollos, calidad y aplicabilidad, y otros intangibles como la marca y la garantía. Este esquema lo destruimos en el mercado, poniendo descuentos continuamente, 2x1, madrugones y diversas formas promocionales en pos de lograr cumplir con las metas de ventas que nos hemos puesto.

Si alguien compra algo es porque lo necesita - desde el sentido más básico de la palabra hasta el más etéreo - , y no va a comprar nada porque está en promoción; lo que ocurre es que anticipa sus compras ante un descuento o cambia de marca porque ahora la puede comprar; situación que afecta estructuralmente el mercado en diversos sentidos: si la gente compra antes de tiempo, simplemente se hace un hueco de demanda en el futuro; si la gente compra marcas que no podía comprar porque eran más costosas, ahora son más populares y pierden mucho de su valor y exclusividad; si vendemos más barato tenemos menos recursos para innovación y poder liderar las categorías.

Esto ha llevado al comprador a esperar las promociones para comprar, como ocurre en los regalos de navidad, que comienzan a comprarse en agosto, rompiendo el ciclo comercial y afectando el bolsillo de los hogares; aún no es del todo claro, pero ya se puede evidenciar que muchas temporadas comerciales han perdido relevancia y se está gestando un nuevo calendario comercial en Colombia debido a los descuentos.

Que el comprador solo busque promociones es culpa de la industria y del comercio, que después se quejan que el mercado está mal y que sus márgenes han caído, cuando han sido ellos mismos los causantes de este nuevo comprador, que ya no busca valor sino precio.

Se dice que el mercado colombiano tiene precios muy altos en muchas categorías y estos descuentos muestran que es verdad; es imposible sostener ofertas por más de 4 años manteniendo los mismos precios, siendo más grave aún que las grandes cadenas tienen los mismos precios de 2002. Tristemente se evidencia que algunos ponen precios con márgenes cercanos enormes para ir bajando el precio para compradores, deformando su comportamiento, destruyendo el valor de su marca y dañando el mercado.

Este debe parar ya. Es fundamental que industria y comercio lleguen a un acuerdo urgente para autoregularse en el uso de descuentos como se hizo con el Black Friday en los Estados Unidos; si esto no ocurre pronto, llegaremos a un punto de no retorno para muchos empresarios que deberán cerrar y quizá para la calidad de vida de los hogares, que solo comprarán lo más barato en vez de lo que necesitan.

sábado, 15 de febrero de 2014

ELECCIONES EN CRIOLLOLANDIA, Columna para El Nuevo Siglo

Los colombianos no votamos por programas ni por partidos sino por candidatos, e inclusive muchos votan contra candidatos.

En mi opinión, en los últimos 20 años es claro que cerca del 60% de votantes son de centro derecha, cerca de un 20% de izquierda; hay una izquierda y una derecha extrema reducidas pero muy ruidosas mediáticamente y un 20% es un voto de opinión anémico individualista y sin personalidad, que simplemente votan por modas, tendencias e ir en contra del establecimiento para parecer intelectuales, sofisticados o quizá avanzados. Por esto las elecciones presidenciales de este año son muy predecibles, pero puede tener algunas sorpresas.

Revisando de izquierda a derecha, es claro que Aida Abella ya no despegó, y por más que Petro le ayude con la votación de “Progresistas-No revocadores”, es claro que la ciudad no aporta más del 20% de la votación nacional y por eso ni siquiera el posible 10% de esa votación que hoy efervece por el criticado alcalde serviría de algo; Clara Lopéz quedo en el peor de los mundos, con la bandera de la izquierda y sin maquinaria; Los Verdes al unirse con los Progresistas perdieron su ADN que le daba los votos de todo el espectro político más el voto de opinión, pondrán un candidato que no tendrá el tiempo, ni la maquinaria ni los recursos para lograr cambiar el juego; Santos, tiene la maquinaria Liberal, la de Cambio Radical y la del Partido de La U, y pese a perder la maquinaria conservadora, tiene asegurado cerca de un 40% de votación; Martha Lucía Ramírez tiene la maquinaria conservadora a media marcha pero tiene tres grandes ventajas: no causa rechazo, es mujer y no es Santos ni es Uribe; finalmente queda Oscar Iván Zuluaga, que representa el ala dura del conservatismo y del venido a menos Uribismo. Esto explica porque las encuestas dicen lo mismo.

El voto en blanco es sólo el reflejo de los huecos del sistema: una población que era Uribista y no cree que Uribe pueda bendecir un candidato, porque la última vez que lo hizo la cosa no salió como se pensaba; los votantes de opinión de las ciudades principales, que por mucho son el 10% de la votación, que no ven un candidato de moda postmoderno al que puedan abrazar; Liberales y Conservadores inconformes con sus partidos; los antisantistas y finalmente los que de verdad creen en el voto en blanco.

Esto deja claro que Santos tiene el camino muy fácil en la primera vuelta, sin importar que pase en las elecciones de Congreso, donde sin muchas maquinarias se moverán hacía el mejor postor. En segunda vuelta, todo depende de quién sea el contendor, porque sin duda un candidato de izquierda que huela a Socialismo del Siglo XXI mueve los votos hacía Santos, y en mucho dependerá del ánimo de los colombianos, que curiosamente estará a si Falcao va al mundial. Esa es mi lectura de nuestra curiosa política criolla.

Colombianada: Si Martha Lucía llega a segunda vuelta tiene dos grandes valores: es mujer y no es Santos.

martes, 11 de febrero de 2014

"ALGUIEN TAMBIÉN COMPRÓ", Columna para Portafolio.co

Es fácil confundirse. Consideramos asombroso que cuando entramos a ciertas páginas de internet, como Amazon o incluso nuestro correo en Gmail, el sistema de estos sitios nos informe sobre cosas que nos gustan, o relacionadas con nuestras compras o correos anteriores, dejándonos ver las opciones que tenemos para accionar nuevas oportunidades. A esto muchos llaman Big Data, pero la verdad está muy lejos de serlo.

Programmatic es una función de estos sitios web que cumple con esta labor y que se enfoca en comprender las relaciones de nuestras acciones dentro de ellos y relacionarlos con conductas similares de otros usuarios; no es otra cosa que un algoritmo que permite relacionar comportamientos, y por ende es sólo uno de los múltiples esquemas de big data, y desafortunadamente la tentación de dejar el data analysis en ese punto es cada vez más problable, debido a que algunos prefieren herramientas simples y funcionales asi no cumplan con los objetivos.

Los gigantes como Amazon, Twitter, Microsoft y Google ya están fortalecidos en este esquema y sin duda les ha servido como herramienta de fomento transaccional, y esto ha causado que el mismo retail en el mundo físico este buscando la manera de emularlo, ya que sería estupendo para el comerciante y para el comprador recibir información de compra cruzada y validada por millones de transacciones.

El reto del Programmatic es poder ir más allá del algoritmo transaccional y comenzar a proveer más información al usuario y describir mejor las situaciones; hasta el momento sólo dice que “alguien que compró esto también compró aquello”, pero no dicen cuantos, ni el nivel de satisfacción, ni las unidades vendidas frente a la cantidad de usuarios que vieron el producto,.

Aún falta para poder vincular esto a los gustos de las personas, debido a que aún la interacción entre redes y comercio no es muy fuerte, pero sin duda llegará el momento en que por poner un “like” o seguir a un producto, cuando el usuario ingrese a su cuenta de correo electrónico le salga publicidad de esa marca y en las páginas de ecommerce se le recomienden compras de ese producto o aquellos que se consideren similares a su “gustografía”, sin importar cuál sea la demografía de la persona o su nivel de ingreso.

Este proceso ha sido atacado por muchos como la violación a la intimidad y han llegado a señalarlo como el “Big Brother” de “1984” de George Orwell, porque usa la información de cada persona, la analiza y la cruza con las de otros hasta encontrar procesos similares, y esto aterra a muchos, pese a que sin duda es una enorme mejora en la calidad de vida para muchos; por ejemplo el uso de esto en salud tiene fronteras enormes en la comprensión de morbilidades y de epidemias solo por las búsquedas en internet.

Sin duda requiere vigilancia y control de autoridades y de entes independientes para evitar el uso negativo de la información, pero como van las cosas, el camino va muy bien para Programmatic y esto es una clara amenaza para Big Data que sin lugar a dudas es mucho más potente porque permite pasar del análisis transaccional a la generación de insights para la generación de estrategias individuales o generales en cualquier organización.

Es claro que en los datos está el futuro de las estrategias públicas y privadas, y de mejorar las decisiones de las personas, aunque quede mucho camino por recorrer. Como compradores y consumidores debemos aprender a ver tomar decisiones ante una recomendación, y como estrategas debemos aprender a extraer el conocimiento no evidente en la información.

sábado, 8 de febrero de 2014

SOBRE MARKETING POLÍTICO, Columna para El Nuevo Siglo

Los que estamos vinculados al Marketing trabajamos todos los días para cumplir con la promesa de satisfacción de necesidades que le hicimos a nuestro consumidor, y por esto el marketing es transversal a todas las divisiones de la organización y cada vez más toma un papel protagónico, definiendo la estrategia de las empresas e innovando con productos y proyectos que satisfagan cada vez mejor al consumidor.

En el mundo político esto no ocurre así, ya que hay un fuerte desbalance entre lo que se promete al votante y lo que al final se cumple, bien sea por un exceso de promesas o por lo irrealizable de las mismas; no falta el candidato al Senado que le promete a una comunidad que le construirá una vía, cuando claramente eso lo hace la Alcaldía o la Gobernación, y siempre ocurre que el candidato presidencial de turno promete empleos, cuando realmente depende del sector privado para que los cree.

Este desbalance hace que el votante, que no es otra cosa que el comprador en términos de mercado político, se vea influenciado por lo que en el sector privado se llamaría publicidad engañosa, debido mayormente a su incultura política, la cual es desafortunadamente aprovechada por algunos politiqueros que no respetan a sus votantes, o por algunos que creen que pueden hacer cosas que al final le son imposibles de cumplir.

En adición a lo anterior, el votante (comprador) solo “compra” cada 4 años, por lo tanto queda cooptado por su decisión por mucho tiempo y no tiene como castigar a aquel que le prometió y le incumplió, más continuamente cae en la trampa de volver a votar por los mismos bien sea por lealtad de partido (cada vez más escasa), porque no votaría por otros o bien porque quién le falló tiene la capacidad discursiva para demostrar que hizo todo lo posible e inclusive que algunos logros que se han dado son de él, aun cuando no lo sean realmente. Convirtiéndose en un experto en demagogia antes que en ejecutoria.

¿Qué le queda al votante?, dejar de pensar como votante (comprador) y comenzar a actuar como ciudadano (consumidor), y luchar porque se le cumpla lo prometido mucho antes que en la próxima elección, o ¿Cuándo usted compra una camisa y el sale mal, espera hasta hacer una nueva compra para comprar de otra marca?, no, se queja y exige que se la cambien. Es momento que comencemos a exigir lo que se nos prometió y estar pendientes de lo que nos proponen en esta elección, y nos simplemente votar por el más popular.

Colombianada: En política como en marketing, no tomar una elección es de por si tomar una elección: que los demás definan por usted.

martes, 4 de febrero de 2014

QUE PETRO SE VAYA, Columna para Portafolio

A un mes de la votación por la revocatoria de Petro hay que tomar posición; el año pasado se me hacía equivocada la idea de revocarlo porque no tenía sentido pero si muchas opciones, curiosamente hoy tiene todo el sentido pero pocas opciones. Esta es mi opinión, formada por evidencias claras y no por comentarios de otras personas sobre por qué se debe revocar al Alcalde.

Primero, Petro toma las cifras del DANE para mostrar el menor desempleo y una gran reducción de pobreza, pero oculta la cifra de inflación que claramente no fue buena; Bogotá viene mejorando sus indicadores económicos gracias a la generación de empleo del sector privado y el bono demográfico, que desafortunadamente está llegando a su fin y que explica más del 50% del crecimiento de ingreso per cápita de la ciudad; lo que evidencia que sin importar quien fuera el Alcalde se alcanzarían esos números de desempleo y reducción de pobreza, ya que mayormente son explicados por razones exógenas al plan de desarrollo y en buena medida a políticas de orden nacional.

Segundo, ha actuado contra la ley y las instituciones. El fallo del Procurador ha sido usado de manera impresionante por el mandatario manipulando el sentido del mismo, y llevando un hecho judicial a uno político, convirtiéndose en mártir político, porque se le viola el derecho a sus votantes, cuando fue el quien faltó a las llamadas de atención de los entes de control, irrespetando a sus votantes, causando que el voto por él fuera un voto perdido debido a su incumplimiento de la ley.

Tercero, no ha cumplido su plan de gobierno. Si bien aún tendría la opción de cumplir el plan radicado en la Registraduría, está lejos en metas de jardines infantiles, colegios, metro,  SITP entre otras; la ejecución en muchas secretarías es baja y se ha dedicado a defenderse, hacer política y no a gobernar, usando recursos públicos como los twitter de las secretarías para promover sus manifestaciones, y quizá otros que no han sido investigados.

Cuarto, y que ha pasado desapercibido, el aumento del predial se transforma en un ejercicio demagógico increíble; según el comunicado de Hacienda el impuesto aumenta por estratos así: para Estrato 1 un 7,9%, para 2 un 8,3%, para 3 un 11,4%, para 4 un 15,5%, para 5 un 17,4% y para 6 un 21,5%. Lo que es defendido por el aumento de precios de los inmuebles y el cambio de la relación entre el valor catastral y el precio comercial; pero también puede ser interpretado como un claro desequilibrio hacia las personas que no son adeptas a su mandato y que cuando alguien – como yo – interprete los número así, se causará un debate “social” sobre que los “ricos” deben pagar más.

Desafortunadamente entre su enorme capacidad oratoria y su ejército de abogados el Alcalde ha causado un bullyng político, donde quien que se oponga a su gobierno es un enemigo de la democracia y de la paz; por esto y por muchas más evidencias que no caben este espacio votaré por su revocatoria, y porque creo que es doloroso ver como la falta de Alcalde nos tiene como la ciudad que más ha retrocedido en el país en los últimos años y que me hace pensar en llevarme a mi hijos de acá y eso no tiene sentido.

sábado, 1 de febrero de 2014

OPINAR, Columna para El Nuevo Siglo

Formarse una opinión es simple. Básicamente requiere tener información de una situación y sobre esto hacer un juicio de valor y tomar una posición, conforme no solo al acontecimiento sino las experiencias que hemos vivido antes en nuestras vidas. Lo que pasa es que nos formamos esas opiniones sin siquiera preguntarnos por una versión distinta de los hechos, o simplemente la de la otra parte, y cuando se nos confronta con otro punto de vista, nuestra respuesta es cercana a “yo sólo sabía una parte y por eso pensé así”.

El formarse una opinión sobre algo no nos da la libertad de opinar libremente sobre ello, ya que nuestras interpretaciones se basan en juicios de valor que hacemos sin estar bien informados, y al opinar libremente caemos en el enorme error de juzgar a otros y comunicarlo a más personas, que sin duda se formarán una opinión aún más sesgada de la situación.

Es casi imposible conocer la verdad de un acontecimiento, pero por alguna razón de nuestra propia naturaleza nos formamos opiniones y las expresamos libremente, como si fuera vital para nosotros que los demás conocieran nuestro punto de vista de una situación, sin importar las consecuencias que esto tenga.

Es poco frecuente la sabia persona que espera a saber más e incluso busca las demás versiones de los hechos para formarse una opinión equilibrada de lo que pasa; por el contrario, existen muchos ligeros que con un poco de información construyen grandes verdades de un comentario y transforman imaginarios. Simplemente la verdad está amenazada en cada momento por personas con opiniones mal formadas.

Nosotros los que tomamos la decisión de opinar públicamente en una columna tenemos el deber ético de ir más allá de una opinión “pandita”, con poca profundidad e información sesgada; debemos indagar, reflexionar, escuchar otros puntos de vista y formarnos una opinión que aporte al debate y no que simplemente sea grandilocuente para que muchos fácilmente se identifiquen son su postura. Como siempre, la popularidad se basa en satisfacer a los demás y no por eso significa que se construya con lo que realmente se debe hacer o decir.

Obviamente esta es mi opinión, y seguramente usted puede tener otra, la que espero haya estructurado mucho después de leer esto.

Colombianada: Yo opino, tu opinas, el opina, nosotros opinamos, vosotros opináis, ellos opinan, pero pocos se forman una opinión.

¿MAL PRESIDENTE?, Columna para Portafolio Recibidos x

¿Mal Presidente? Por Camilo Herrera Mora En un chat de unos amigos muy inteligentes e informados, leí que estamos en un “Rookie Time”...