jueves, 31 de agosto de 2017

¿LA HISTORIA DE SU MARCA ESTA MURIENDO?, Especial para P&M

¿La historia de su marca está muriendo?
Por Camilo Herrera Mora
Presidente de RADDAR Consumer Knowledge Group
Julio de 2017
Especial para P&M

Por años he trabajado con muchas marcas y hay una cosa que me tiene sorprendido: como empresas de muchos años, con marca muy potentes y de alta recordación, se están quedando sin historia.

Y no me refiero a historias por contar, sino a la autodestrucción de su propia historia. Esto está pasando por la enorme rotación de empleados, particularmente en los puesto de dirección de marca, donde los recién nombrados no tienen casi ningún conocimiento de lo que la marca hizo en los últimos 5 años.

Este proceso tiene a muchas empresas perdiendo dinero y volviendo a hacer cosas que saben que no funcionan, o pero dejando de hacer lo que tiene resultado para ellos.

No sé bien como escogen a los nuevos empleados, pero deberían hacerles un examen de que saben de la marca, y para esto es inevitablemente necesario tenerla, pero la mayoría de las empresas no tienen esto documentado. He visto como muchas investigaciones que se hicieron hace solo 3 años, que podían ser la repuesta a muchas de las preguntas de hoy, son completamente desconocidas por los empleados, porque la persona que pidió eso ya no está en la empresa.

En un mundo de “big data”, “inteligencia artificial”, y de “insights” es simplemente increíble, inconcebible e imperdonable que las empresas no tengan un esquema sistémico de la historia de su marca: sus campañas, investigaciones, productos, precios, canales, ejecuciones, quejas y reclamos, e incluso lo que ha hecho la competencia.

Más debido a la rotación de millenials (verdes, para Colombia), las empresas están ganando en capacidades tecnológicas y nuevos conceptos, pero por no llevar una recolección de su historia, están dejando ir su memoria y se están condenando inocentemente.

Mucho de lo que las empresas están viviendo hoy, lo vivimos en 2008 y 2009, y lo que hicieron en esos tiempos, bueno o malo, es fundamental para saber cómo afrontar el mercado hoy; lo mismo pasará en 2018, donde las empresas no se acuerdan que hicieron para el mundial de futbol de Brasil, y si Colombia no clasifica por algún motivo, mucho menos se van a acordar que hicieron para Sudáfrica o Alemania, y buscarán “innovar” con diversas propuestas, que al estar en el mercado, simplemente serán una mala copia de algo que ya se había hecho.

Respetar la marca incluye inevitablemente conocer su historia. Si usted es gerente de marca o lo ha sido, ¿puede contestar las siguientes preguntas?:

-        ¿Cuándo se creó la marca?
-        ¿Por qué se llama así?
-        ¿En dónde se creó?
-        ¿Quién la creo?
-        ¿Dónde comenzó?
-        ¿Cuándo fue el precio hace 5 años?
-        ¿Cuántos desarrollos del producto ha tenido?
-        ¿Cuál fue el peor mes de ventas y por qué?
-        ¿Cuál fue el mejor mes de ventas y por qué?
-        ¿Cuál es el ciclo de venta del producto?
-        ¿Qué piensan los Boomers (Cafés) de él?
-        ¿Qué piensan los millinenials de él?

Y la lista de preguntas podría seguir, incluyendo momentos coyunturales de la marca, como su sensibilidad al fenómeno de El Niño o las elecciones presidenciales. Lo triste de esto es que la mayoría de los gerentes de marca no pueden contestar estas simples preguntas y lo peor, es que no les importa, porque creen que el pasado ya paso, y que por su juventud y arrogancia, consideran que pueden hacer las cosas mejor y de una manera innovadora.

Es urgente que las marcas levanten su historia, tengan archivos de sus campañas, de sus investigaciones de mercado, de los focus group, que mida todo lo que hacen – particularmente las activaciones y promociones, para saber que se ha hecho, como ha funcionado, dejando ver que se aprendió en el camino; pero hoy, nos puede la pereza como funcionarios y la urgencia como directivos.


Se dice que el que no conoce su historia está condenado a repetirla, pero lo que no se dice, es que se repite y los responsables no se dan cuenta, pero el consumidor si, y mira sorprendido y afectado los errores que se comenten.

miércoles, 30 de agosto de 2017

¿CUAL ES LA REALIDAD DEL COMERCIO ELECTRONICO?, Especial para ACECOLOMBIA

¿Cuál es la realidad del Comercio Electrónico?
Por Camilo Herrera Mora
RADDAR Consumer Knowledge Group
Especial para Acecolombia
Agosto de 2017

El comercio electrónico es una realidad que ha redefinido de manera profunda las compras de las personas en todo el mundo, pero que no es tan grande como se cree, ya que solo es el 8% del gasto de los hogares de los Estados Unidos, ni será el único como algunos han vaticinado.

El comercio electrónico es un canal más de venta, como lo son las tiendas, los catálogos, las ventas puerta a puerta e incluso las televentas. Este canal tiene claras ventajas en la compra de ciertos productos y servicios, pero no acabará con los otros formatos, ni estamos viendo el fin del punto de venta.

En un comienzo todo era el mundo físico…

El mundo como lo conocemos tiene millones de años y nuestra cultura cerca de unos miles, y desarrollamos el lenguaje, la cocina, el erotismo y el comercio gracias a ser una especie pensante que busca continuamente la mejora de calidad de vida, logrando tener más acceso a cosas y tener cosas que nos hagan la vida más fácil y cómoda.

Así, la historia de la humanidad, ha estado acompañada de las revoluciones industriales de la producción, de la tecnología y de las economías de escala, y ha transformado continuamente los medios de producción y de comercialización; como es claro al ver que la entrada de China la comercio mundial en 2005, redefinió de manera profunda las importaciones de casi todo los países del mundo, debido a que el gigante asiático tiene la capacidad de hacer las cosas mucho más baratas, cambiando radicalmente las líneas de producción en el mundo.

En esta dinámica, se creó el mundo digital, que es un espacio donde las personas tiene unas condiciones de relacionamiento completamente diferentes a las que tenemos en el mundo físico; por ejemplo, no debemos hacer cola para ver un película, sino simplemente la podemos ver en Netflix, o no debemos poner estampillas para mandar una carta, porque enviamos un correo electrónico, e incluso, no debemos movernos a una tienda porque podemos comprar muchos productos en línea.

Las reglas de este mundo digital son diferentes a las que mundo físico, ya que no tienen las limitantes del otro, y esto hace que la relación tiempo-espacio se diferente; lo que se profundiza al insertarnos en las redes sociales, donde las personas han logrado relacionamientos inesperados – incluso considerados imposibles – como reencontrarse con amigos de hace años, poder opinar sobre un producto o defender una ideología política.

Más, es claro que este mundo de oportunidades tiene sus limitaciones y sus excesos, al igual que el mundo físico. Nada en perfecto y nada está completamente inventado. Afortunadamente vivimos continuamente en una versión beta.

La llegada de mundo digital comenzó por el correo electrónico, pasando a las transferencias financieras, como el pago de las cuotas de créditos y los servicios públicos, llegando después a los primeros portales de compras y terminando en las redes sociales. Este proceso permitió que las personas aumentaran la confianza por el mundo digital, porque los correos llegaban, las transacciones se efectuaban y con menos robos, las compras llegaban a las casas y las redes sociales cambiaron la cotidianidad de las personas. Pero todo comenzó con un simple correo electrónico.

El consumo de internet, no es lo mismo que la compra en internet

Comprar no es lo mismo que consumir, y el mundo digital esto es muy profundo e importante. Un ejemplo claro es la compra de pañales, porque la hace la mama pero los consume el bebe. Así de simple.

Lo mismo ocurre en el mundo digital, donde muchas personas pasan una buena cantidad de su tiempo pero eso no significa que estén gastando dinero allí. Un buen ejemplo de esto es YouTube, donde se pueden consumir millones de horas de contenido sin la necesidad de pagar por nada.

En alguna medida internet tiene mucho de la “familia Miranda” de la que tanto habla el comercio, porque la gente entra a él, a usarlo y pocas veces a comprar en él. Esto se debe a un fenómeno económico muy sencillo, que casi acaba de la industria de la música, y la forzó a reinventarse de manera produnda: “el costo marginal de hacer una copia es igual a cero pesos”, es decir, que copiar un archivo digital de un orginal no vale nada, siempre y cuando se tengan los aparatos para hacerlo, y hoy, caso todos los hogares tienen la conexión de internet, un computador y una memoria portátil.

Copiar un libro era difícil, porque era un material impreso que se podía (pero no se debía) fotocopiar, pero el mundo de las fotocopiadoras comenzó a cambiar las condiciones de este mercado y las personas tenían más fotocopias en las universidades, que libros. Lo mismo le pasó al mercado de la música, donde copiar una canción de un cassete a otro era muy fácil y cuando esto llego a los archivos MP3, las cosas se simplificaron mucho: se podía tener acceso a casi cualquier libro, película, canción y álbum, virtualmente gratis. Portales como Napster transformaron completamente las reglas de juego, mientras aparecía lentamente en el horizonte del comercio, el tímido Amazon, que sería del referente y líder en la definición de reglas del comercio electrónico.



Fuente: RADDAR - Toshiba

¿Qué era Amazon?, la solución sensata para poder vender libros. Vender gaseosas es fácil, porque son pocas marcas y pocas presentaciones, al punto que en un mercado pueden haber por mucho 500 opciones de gaseosas, pero en ese mismo momento, pueden haber más de 10 millones de libros nuevos para vender, y esto era un enorme problema, que Amazon solucionó creando un sistema de venta a domicilio de libros, que se compraban en línea, logrando no tener una bodega llena de inventarios, sino siendo un intermediario entre las editoriales y los lectores. Esto muto a un “market place”, donde se puede vender de todo, porque si usted es capaz de vender libros, puede vender lo que sea. Así se consolido el comercio electrónico.

La hibridación a la colombiana

Eso en Colombia ha tenido una dinámica similar, ya que lo primero que pasó fue la consolidación del correo electrónico y llegamos a los pagos digitales, que causaron mucha expectativa porque dependía de los sistemas de los bancos, y ya era común escuchar en las oficinas bancarias la frase “el sistema esta caído”, y esto no daba confianza que los pagos se hicieran a tiempo.

A esto se suma, que los colombianos somos altamente desconfiados, y siempre hemos temido hacer compras sin ver que estamos comprando y sin tener la certeza del pago, la factura, la garantía y una interlocución física con el vendedor, para que nos transmita confianza.

Por esto, el comercio electrónico en Colombia, ha tenido unas particularidades enormes. Buen ejemplo de esto es mercado libre o Dafitti, donde las personas compran en línea pero pagan efectivo en el momento de recibir la compra, o bien, lo hacen por medio de giros desde un operador financiero, para evitar hacerlo desde su cuenta bancaria, bien sea por temor a un fraude, o porque la persona no tiene cuenta y prefiere manejar todo en efectivo.

Así, nace Rappi, que es un mecanismo que hibrida toda la “colombianidad” en una sola plataforma: se hacen domicilios de compras y servicios, por medio de una solicitud de un plataforma digital y las personas pagan en efectivo al final del proceso en su casa.

Modelo que dista mucho de llamarse comercio electrónico, pero es la forma en que nuestro mercado de efectivo e informalidad ha logrado adaptarse al reto digital.

¿Cuál es el futuro del comercio y de los centros comerciales ante esto?

Las tiendas, los puntos de ventas y los centros comerciales ven como los hogares aumentan su preferencia por hacer compras digitales, y han sentido la caída en sus transacciones, ya que en muchos casos los compradores prefieren no ir hasta la tienda y hacer filas, sino quedarse en casa y hacer las compras desde la comodidad de la cama.

Esto es verdad, pero también lo es que en el peor escenario posible, donde las personas compren todo en línea, las tiendas no van a desaparecer, ya que ir a cenar con la pareja, es el mundo físico, como lo es ir a un parque de diversiones, ir a cine, a jugar bolos, e incluso a retirar dinero de un banco o un cajero electrónico; eso deja ver que el mundo digital no acabará con el mundo físico, pero si le plantea un reto enorme a los actuales puntos de venta: deben cambiar, ser mejores que la compra digital y ofrecer valores inalcanzables por los portales de internet, y es allí donde está el futuro del comercio.

martes, 22 de agosto de 2017

¿COMO FIJAS SUS METAS PARA EL 2018?, Columna para Portafolio

¿Cómo fijar sus metas para 2018?
Por Camilo Herrera Mora

Muchas empresas están en su planeación 2018 y repiten el mismo error del año pasado, fijando sus metas de crecimiento en función de las necesidades y deseos de accionistas, y no en función de los datos del mercado.

El proceso es muy parecido cada año: se sabe que el PIB puede crecer cerca de un 3%, porque no tiene como crecer a su potencial debido a la menor demanda de exportaciones y por la contracción del gasto público. Se ha aprendido que cuando la economía crece, cada sector tiene un comportamiento esperado, en función de cómo crece la economía, donde por ejemplo algún sector como las confecciones crece 1,5 veces el crecimiento del PIB en promedio. Esto daría, para que la mayoría de las empresas de este sector pensaran en como crecer al 4,5% su producción, pero por órdenes de las directivas, deben crecer un 10% en términos reales, dejando la duda: ¿de dónde salió ese dato?

El dato no sale de un análisis técnico, ni mucho menos de demandas potenciales, es simplemente una meta que se pone para retar al equipo a obtener mejores resultados; proceso que por lo general no va a acompañado de un aumento de capacidad o presupuestos, sino que lleva implícito el mensaje de “crecer más, con lo mismo”. Lo más probable es que su meta deba estar entre el 4,5% y el 10%, para este caso.

Esto puede causar eficiencias y aumento de competitividad en algunos casos, pero en la gran mayoría, causa enormes frustraciones como las que hemos visto este año, donde pocas empresas cumplen con sus metas, debido a que estas no se definieron en función del mercado sino de las expectativas de los accionistas.

La consecuencia es inevitable: una guerra de precios enorme todo el año, para cumplir con las ventas en volumen, para liquidar inventarios de insumos y de producto final; y llevamos cerca de tres años viendo es escenario, sin hacer una reflexión al respecto.

Las metas de crecimiento de una empresa sirven para definir las acciones a seguir. El dato anual, informa que inversiones se deben hacer y las metas mensuales como deben ser las ejecuciones tácticas en cada momento del año según las temporadas; mientras que las metas intermedias, sirven para definir la compra de insumos y los tiempos de producción, con el continuo seguimiento de los inventarios, que cada vez son más equilibrados en ciertas categorías.

Esto suena muy bien y es comprensible, ya que si se quiere crecer por encima del mercado, es necesario tomar acciones agresivas como aperturas de puntos de venta, mas camiones para la logística o incluso pensar en comprar competidores; más si el número no tiene sustento, la probabilidad de fallar es muy grande, llevando a la compañía a un problema financiero y de inventarios.

El truco está en no construir los datos desde la proyección del PIB, sino desde la comprensión del crecimiento de la demanda potencial en cada cliente suyo, partiendo de lo micro a lo macro, y eso lo alinea a las capacidades de la empresa y ahí si revisa si eso está alineado con el crecimiento esperado de la economía. Sumando una a una de las oportunidades y revisando las capacidades, se definen las metas, y sobre eso se pueden establecer los niveles de precios y rentabilidad, y no al revés, como comúnmente se hace. No sigamos cometiendo el mismo error. 

martes, 15 de agosto de 2017

LA POLITICA Y LA INDUSTRIA, Columna para Portafolio

La Política y la Industria
Por Camilo Herrera Mora

El país se equivocó profundamente al unir los ministerios de desarrollo económico y de comercio exterior, causando que el comercio internacional primara, sobre la industria y el comercio interno, eliminando con la primera, casi completamente a las dos últimas.

Si bien existen dependencias que están encargadas de estas funciones, en la asamblea de la ANDI quedo claro que los empresarios piden una política industrial nacional, no proteccionista, sino realista, donde se focalicen los intereses de la Nación en el largo plazo, se potencialicen las capacidades de la industria y seamos autosostenibles en muchas más categorías.

Algunos dicen que era necesario abrir los mercados para poder tener opciones para exportar, porque nuestro país era muy cerrado, y si bien esto era cierto, también es claro que las importaciones han sido mucho más dinámicas que las exportaciones, solo a excepción del tema de petrolero.

Por esto, cuando llego la revaluación, la industria nacional sufrió frente a la importaciones, particularmente en productos de consumo intermedio, causando un duro golpe al sector, cerrando muchas empresas, como ya es conocido.

Hoy no existe una política industrial en Colombia, porque tomo carrera “que la mejor política industrial, es que no haya política industrial”, lo cual nos ha causado que la industria hoy pese el 12% del PIB, cuando en 1990 era el 21%.

La ANDI ha sido valiente y clara en decir esto, porque lo que los industriales necesitan es simple: definir qué y cómo lo vamos a hacer, más allá de los tiempos políticos y de las campañas electorales, porque los tiempos de la industria son de largo plazo y a diferencia de otros procesos, perder un año más de producción, es perder generación de riqueza y formalización del empleo.

En plena asamblea de la ANDI, los precandidatos presidenciales se pararon a decir todos lo mismo: se necesita estabilidad jurídica, cambiar impuestos y revisión del tema de consultas previas y  populares, y ninguno hablo nada de crear una política industrial, pese a que Bruce MacMaster presentó una idea minutos antes.

Valientemente MacMaster dijo que el tema de las consultas populares era un serio choque de poderes en la democracia, y que si bien una votación local podría evitar una explotación petrolera, el día de mañana podríamos ver como una consulta da permiso a un proyecto para operar sin licencia ambiental, pero con el apoyo popular, dejando ver la magnitud del problema.

La relación de la política con los empresarios no puede ser un dialogo a dos tiempos, donde en elecciones, los políticos “le dicen que sí” a todo y cuando gobiernan, lo que hacen es sacarle capacidades a los sectores productivos para aumentar el recaudo tributario y exigir que sean competitivos para que la economía crezca y genere empleos, sin tener una reglas claras de corto, mediano y largo plazo.

La políticas económicas colombianas deben consolidar un sistema económico que comprenda que estamos al vaivén del precio del petróleo y de los fenómenos climáticos como La Niña y El Niño, que son dos fenómenos exógenos, que definen una buena parte de nuestra economía, y en donde no tenemos ninguna influencia y capacidad de acción, y sin duda una buena parte de esa política económica “a la colombiana” requiere una clara política industrial, que hoy no existe.

martes, 8 de agosto de 2017

NOS ENCANTA SER AUDIENCIA - Columna para P&M

Nos encanta ser audiencia
Por Camilo Herrera Mora
Presidente de RADDAR Consumer Knowledge Group
Agosto de 2017
Especial para P&M

“Kike, ¿qué estás viendo?”, le pregunté; “Un video de “Casa Mágica de Juguetes” donde abre Huevos Kínder”, me respondió. Esto me llamo la atención y me puse a verlo, quedando completamente atónito: mi hijo llevaba más de dos horas viendo videos de un youtuber que lo que hace es abrir huevos de chocolate y ver que juguetes salen.

En mi opinión es realmente pendejo quedarse horas viendo cosas como esas, pero a ese youtuber lo siguen más 900.000 personas y mi hijo de 6 años es solo un ejemplo vivo de eso.

Esto me hizo darme cuenta de una cosa muy obvia: nos encanta ver cosas por horas. Quizá el ejemplo más común hoy en día es el futbol, donde 3 mil millones de personas vieron la final de la copa mundo de 2014. Es decir, que casi la mitad de la población del mundo vio por dos horas a 22 personas persiguiendo una pelota, en un juego de competencia, donde solo dos países estaban realmente interesados.

A esto se suma Games of Thrones, donde el estreno de la nueva temporada fue visto por más de 10 millones de personas en Estados Unidos, y las finales de las competencias de videojuegos con más de 50 millones de “streamingvidentes” por partido; dejando ver a mucha gente le encanta ser audiencia. Kike se puede quedar horas viendo en otro youtuber – “Dsimphony” – ver como ese señor juega Nintendo, lo cual suena más absurdo, pero no es diferente de ver un partido de futbol.

Claro, no estoy diciendo nada nuevo. Por miles de años, nos hemos sentado a ver las cosas, a disfrutarlas, a reírnos de lo que los demás hacen. El teatro, la poesía, la ópera, la música, el cine, los deportes y hoy por hoy los huevos kínder, capturan nuestra atención por horas, porque necesitamos momentos de divertimento, de enriquecimiento cultural e intelectual, o simplemente un compañero de espacio, mientras estamos solos.

La gente hace filas, espera horas y paga grandes cantidades de dinero por ser audiencia. No solo para divertirse, sino por pasiones casi religiosas como las del futbol, por deseos intensos con la pornografía o un striptease. En el fondo queremos y creemos que podemos ser artistas, deportista, artistas porno e incluso actores, y por esto no solo nos divertimos, sino que soñamos en lo que podríamos ser.

Este es uno de los grandes secretos de Colombia hoy y las marcas solo lo entienden desde la lógica de la pauta; pero, Grupo Aval ha visto más allá, y ha focalizado sus esfuerzos en fomentar el entretenimiento, promoviendo eventos, conciertos, galas y hasta cine, mientras los demás siguen pensando en hacer propagandas y videos para que se viralicen.

Es cierto que la gente sigue siendo audiencia, pero también lo es, que la gente ha cambiado y que no podemos seguir haciendo lo mismo. Mi hijo ve youtubers, mientras yo leo libros, esta es una realidad que las marcas deben comprender, escudriñar y saber cómo ser complemento o elemento activo del proceso, si poner una sola pauta en el proceso. Ese es el gran reto.

La publicidad está cambiando a velocidades enormes, pero la industria de la publicidad no. Se parecen tanto a las grandes cadenas intentando hacer ecommerce, replicando sus tiendas en línea, sin comprender que eso simplemente no es posible.

¿Cuántos videos de Huevos Kinder ve mi hijo al día?, y Kinder no paga un solo peso por eso. Eso es publicidad, eso es poder de marca, eso es cumplirle al consumidor. La publicidad hoy es diferente. Ya no es una pauta, un jingle o una valla, y cada vez se parece a un compañero de vida de las personas, a un cómplice, a un recomendador, a un espectáculo más, a una parte fundamental del espectáculo, pero sin la pretensión de querer vendernos nada, sino de enriquecer el show.

La cabalgata deportiva Gillete, el Minuto de Dios de Manuelita o inclusive el Doctor Muelitas, son vieja lecciones que hoy podrían ser el mejor ejemplo que debe comenzar a hacer la industria.

Las audiencias crecen y cada vez piden menos propagandas, pero cada vez consumen más publicidad. Eso es lo que la industria debe comenzar a entender.

martes, 1 de agosto de 2017

¿CAMBIAR LA USURA?, Columna para Portafolio

¿Cambiar la usura?
Por Camilo Herrera Mora

Comienza un sano debate sobre la tasa de usura en Colombia. Está, es como el tigre: a la mitad le gusta, a la mitad no.

Ha sido muy buena para mantener “bajas” las tasas de interés de tarjeta de crédito, que son las que más se pegan a esa medida, pero también ha limitado a los bancos a poner tasas más alta a segmentos de más riesgo, como en el caso de los microcréditos.

El común de las personas creen que la tasa de usura se fija como la del Banco de la República, y no saben que es un promedio que estima la Superfinanciera, y esto hace que se la gente crea que es una de las herramientas que tiene el gobierno para definir el mercado, y la verdad, es que el gobierno no puede hacer nada ahí. Así mismo creen que nuestras tasas son muy altas, y al mirarlo en el contexto latinoamericano no es cierto, más si nos comparamos con países desarrollados, obviamente la diferencia es abismal.

Por esto la idea de cambiarla de un periodo de tres meses a uno de dos o incluso de uno, es interesante, porque agiliza la transmisión de la política monetaria, pero también agiliza el aumento de tasas en caso de un pico inflacionario, un choque de empleo o una desconfianza del mercado.

Con una inflación frenando, tiene sentido que la tasa de usura baje rápido, pero en el caso contrario, es muy peligroso sobre todo porque existen muchos créditos de tasas variables, y la tasa de tarjeta de crédito sería muy volátil, aumentando del servicio de deuda de los hogares y reduciendo las compras en algunas categorías.

Esta revisión debe ser a la luz de estabilidad del sistema, no de las necesidades del gobierno, ni de los bancos. Todos tendrán su opinión al respeto y buscarán defender su agenda, y los consumidores no tendrán muchas opciones de hacerlo, porque ni tienen el espacio, ni mucho menos el conocimiento para opinar.

Los usuarios de crédito – en su gran mayoría – son casi “analfabetos financieros”, que usan los créditos en el momento de la necesidad de compra, y después se ven comprometidos más de lo que pensaban, por no conocer bien los mecanismos de crédito y sus responsabilidades; por esto, a sumarle una mayor volatilidad permitida en las tasas, es posible que impacto sea muy fuerte en los hogares y por ende en el mercado.

La revisión de la tasa de usura debe estar en función de cuidar el dinero de los ahorradores y de que los bancos puedan colocar a buenas tasas para ellos y para los que necesitan crédito. No podemos caer en la trampa de meterle la mano a la idea de la usura y dañarla como paso con el UPAC, que paso de ser una de las mejores instituciones, a ser la desgracia para muchos.

Si la idea es transmitir más rápido las políticas, quizá es mejor revisar proceso interbancarios e incluso normas desde la Superfinanciera, porque al cambiar la norma de la tasa de usura, las tentaciones serán muy grandes y nos podemos meter en enormes líos mañana, buscando solucionar el hoy; mejor dicho, no rompamos lo que no esta roto.

¿MAL PRESIDENTE?, Columna para Portafolio Recibidos x

¿Mal Presidente? Por Camilo Herrera Mora En un chat de unos amigos muy inteligentes e informados, leí que estamos en un “Rookie Time”...