sábado, 31 de enero de 2015

PROPORCIONES, Especial para Revista P&M

Uno de los grandes problemas que tiene el comprador son las proporciones, ya que estas causan que cometa enormes problemas en sus decisiones de compra porque pierde la noción de los valores reales por los relativos, como queda claramente expuesto en “why we make bad decisions”, brillante video en TED del gran investigador de consumo Dan Gilbert.

El ejemplo de Gilbert es simple. Si a usted le dicen que el radio que desea para su carro vale $200.000 pesos en el norte de la ciudad cerca donde usted vive, y $100.000 al sur de la ciudad muy lejos de su casa, en las mismas condiciones de compra, garantía y calidad, obviamente, usted atraviesa la ciudad hacer la compra; pero si le dicen que el carro que quiere vale $45´100.000 con el radio en norte y $45´000.000 en el sur, por alguna extraña razón prefiere comprarlo en el norte, ya que considera que no tiene sentido andar toda la ciudad por solo $100.000. Puesto así es simple de comprender, ya que en ambos casos la persona se ahorra $100.000, pero como en el segundo caso $100.000 es proporcionalmente irrelevante en $45´100.000, no considera lógico hacer el viaje, mientras en el primer caso es evidente la diferencia en un 50%.

Esta trampa mental hace que el comprador pierda mucho dinero pese a tener la información correcta para tomar decisiones, y así compra cosas mucho más caras bajo la idea que se ahorra más o que lo que pierde es irrelevante, mientras que las grandes empresas luchan a muerte por un 0,5% de Marketshare, porque saben que un poco más (o menos de mercado) de mercado es mucho dinero, como lo definieron los hermanos Añaños cuando decidieron pelear en la guerra de las colas bajo a idea del ir por el 5% del mercado.

La economía mundial crece al 3%, la inflación cerca del 2%, el empleo al 2% y la población cerca del 1,5%, lo que evidencia que los pequeños cambios son magnitudes enormes que se presentan reducidas porque las proporciones las esconden. Por esto, un aumento del salario del 4,6% para 2015, es ajuste enorme, que puede hacer crecer a todos los mercados de consumo de hogares en esa misma magnitud, más o menos, dependiendo de las preferencias, penetración y capacidad de cada hogar o persona, y en el caso que un segmento crezca más simplemente reducirá el crecimiento de otro: el crecimiento de una categoría siempre es subsidiado por el freno de otra.

Esos pequeños números – que son enormes magnitudes, son las trampas para el comprador, la oportunidad para la competencia y obviamente nuestro objetivo de mercado, y debemos usarlos con cuidado o lentamente será nuestra perdición.

Para el comprador, es casi invisible comprar un 5% más anualmente, pero cuando lo hace por 5 años consecutivos y compara su crecimiento, se da cuenta que compra cerca de un 21% de más y comprende que las cosas han mejorado mucho, pero cuando se le pregunta por su futuro (como bien explica Gilbert) duda que las cosas mejoren tanto, pese a que el pasado ya le demostró que es posible.

Esa dicotomía entre preferir las proporciones a los valores y dudar del futuro pese al pasado, es muy costosa para el comprador, y quien lo utiliza a su favor, tiende a tener beneficios en el corto plazo, pero serios costos en el largo, ya que queda en la trampa del bajo valor percibido y una enorme cuota de mercado no rentable.

Mucho del problema se profundiza con la creencia que las reglas de una categoría aplican en otras y esto confunde aún más al comprador y lo lleva a errores muy costosos; es evidente que un descuento del 5% en un carro es un muy buen descuento, pero en gaseosas no es tan llamativo, así mismo, la concepción de la alta penetración de categorías no aplica siempre para sustentar crecimientos bajos como suele ocurrir en consumo masivo, pero se presenta de manera contraria en vestuario o libros. Esto confunde al comprador, porque siempre quiere ganar lo máximo en cada compra y no se da cuenta que los números lo engañan y continuamente cae seducido por la religión del descuento.

SER PADRE, Columna para El Nuevo Siglo

Uno de los grandes retos de ser padre, es que deseamos lo mejor para nuestros hijos, sabiendo incluso que no hemos logrado lo mejor para nosotros ni mucho menos hemos hecho lo mejor con nosotros mismos. Esto inevitablemente desemboca en frustración o en un sentido de destino inevitable, que busca excusar el por qué nuestros hijos no son perfecto como soñamos.

Todo radica en que es difícil comprender que ellos son ellos, y no la versión ideal que tenemos de ellos en nuestra mente, ni mucho menos la versión idealista que tiene de ellos el colegio o la universidad, donde se limitan a calificar a ese ser que creemos perfecto, según su nivel desempeño, conocimiento y comportamiento en algunas materias.

Nuestros hijos tienen su propia personalidad, gustos, deseos y sueños, y son tan propios, que en muchos casos son completamente diferentes a sus hermanos, que tienen las mismas condiciones genéticas y culturales en su entorno de desarrollo. Cada persona es diferente pese a que la ley y Dios los consideren iguales, y en esas diferencias es donde nosotros como padres simplemente debemos comprender que ellos no son como nosotros ni como deseamos que sean.

Por eso nuestro reto es complejo, porque debemos formarlos según lo necesario pero adaptado a su personalidad, y darles las herramientas para enfrentar un mundo heterogéneo que se rige por simples parámetros homogenizantes. Queremos que les vaya bien en el colegio, y esto lo medimos por una serie de notas, que no son otra cosa que una medición de su nivel de conocimiento logrado y no el nivel de formación o felicidad obtenida, y caemos en la tentación de llevarlos a ser los mejores de un salón, sin saber si eso es lo que ellos realmente deben ser.

Quizá en algún punto nuestros padres comprendieron esto y simplemente nos dejaron ir, y se libraron de las preocupaciones de las metas ideales, de sus sueños frustrados y nos pidieron ser felices, con la única contraprestación de cumplir con nuestras responsabilidades lo mejor posible,  y así la mayoría no fuimos los mejores del salón pero cumplimos nuestros sueños, y al final nuestros padres están orgullosos de nosotros; quizá eso mismo pase con nuestros hijos.

Colombianada: Nuestros hijos no son a imagen y semejanza nuestra, y si así lo fuere, simplemente ya sabríamos que nunca serán perfectos como soñamos.

martes, 27 de enero de 2015

EL MOMENTO DE LA MODA, Analisis para Portafolio

La devaluación, el precio del petróleo y el decreto arancelario a importaciones de textiles y confecciones definen un gran escenario para industria local de confecciones, que se ha visto golpeada en los últimos años, debido a los diferenciales en precios relativos causados por la revaluación.

Las confecciones en Colombia han visto como la competencia global llego al mercado a competir, con precios altos, una calidad media y una propuesta de valor que se fundamenta en las tendencias globales, causando una dinamización muy importante del mercado debido a las novedades presentadas y la presencia de marcas altamente deseadas por los consumidores.

Este fenómeno transformó el entorno de compras de moda en el país, no solo dinamizando las compras sino afectando la industria local, pero transformado al comprador, permitiendo que se educará, por medio de la comparación, precios, productos y propuestas de diseño, generando un alto reconocimiento por los productos locales, los cuales antes eran rechazados por el simple hecho de ser colombianos, ya que el mercado reconocía mucho más valor a las marcas globales, pero estas perdieron mucho de ese poder en el mercado nacional debido a sus altos precios, falta de propuestas y  baja calidad.

Al cambiar el escenario y generar un mayor precio en los importados, la industria local queda en una posición muy fuerte para retomar el mercado local y exportar valor agregado, ya que su propuesta de valor y consolidación de marcas se han desarrollado para competir en un entorno global.

Algunos seguirán tentados a continuar produciendo maquila debido al diferencial del tipo de cambio, otros deberá relocalizar su producción, mientras los que aprendieron en el proceso están listos para asegurar el mercado local y salir al mercado global con propuestas de diseño que pueden dinamizar el debate de la moda.

La industria de las confecciones puede ser un gran ejemplo de un sector que se adaptó al entorno global gracias a la llegada de la competencia mundial, evolucionó para competir y mejoró de manera importante en el mercado local y con exportaciones. La industria textil está cerca del mismo proceso, pero con enormes limitaciones por sus líneas de producción y problemas financieros, pero en sus directivos se evidencia que comprenden la oportunidad que se presenta y el cambio de entorno en el que están.

Pase lo que pase, las personas seguirán comprando ropa, pese a que sus armarios estén llenos, ya que la caducidad de la moda depende de las propuestas en el mercado y no en el producto mismo, lo que significa que cada prenda tiene una caducidad que permite que esta sea una de las pocas industrias con penetración superior al 95% y con tasas de crecimiento de ventas en el mundo con doble dígito; y la industria local no es lejana a este proceso, donde empresas como Totto, Studio F, Arturo Calle, GEF, Leonisa, Besame y muchas otras lideran un proceso de redefinición del sistema moda colombiano con el fuerte soporte de Inexmoda, que sin duda es un instituto que debe ser replicado en muchas otras categorías.
2015 será un año muy importante para la industria, el diseño local, las marcas y el comercio de moda, ya que el cambio de precios y costos de producción se presentan como una enorme oportunidad de mostrar al mercado de lo que la industria es capaz después del aprendizaje de los últimos años.

sábado, 24 de enero de 2015

ELECCIONES DE PAZ, columna para El Nuevo Siglo

Si la refrendación del posible acuerdo de fin de conflicto armado con las autodenominadas FARC se da en las elecciones de octubre, el entorno electoral cambiará radicalmente y las fuerzas políticas se reagruparán entorno a un gobierno con un enorme ideal político, sin fuerza política y con un presupuesto débil para mover esas maquinarias.

Se puede pensar que sin la refrendación del proceso, el Centro Democrático y otros partidos que no son parte de la llamada Unidad Nacional, pueden tomar peso en alcadías y gobernaciones, debido al peso de los gamonales tradicionales y las maquinarias que operan de manera local, donde un discurso sentido puede poner a las regiones a ser el principal opositor del gobierno nacional.

Más, si se refrenda el acuerdo, el entorno cambia radicalmente, ya que muchas regiones votarán por ese anhelo de paz y algunas cooptadas quizás por sus temores e imaginarios, lo que causará que las maquinarias y políticos tradicionales deban alinearse con el discurso nacional de paz, causando una frágil Unidad Nacional que en apariencia apoyaría el proceso, pero en el fondo muchas regiones (no grandes ciudades) votarán por un deber ser del que dudan profundamente.

Estos dos opuestos escenarios dejan ver que si se firma un acuerdo antes de elecciones, el gobierno tiene poco tiempo para comunicarlo y mostrar sus bondades, buscando mover la opinión pública a su favor en las grandes ciudades y contando con las maquinarias a su favor, ya que casi ningún político se la jugará a decir que no quiere la paz porque las personas no votarán en contra de ella.

Así, las elecciones que se avecinan no necesariamente elegirán los alcaldes, concejales, gobernadores y diputados que podría quedar, sino aquellos que sepan usar el discurso de la paz a su favor, lo que inevitablemente será un duro golpe a las filas conservadoras y del Centro Democrático, que verán como pierden cada vez más poder frente al aumento de las votaciones liberales en todo su espectro, lo que los hará hablar a favor del proceso en poco tiempo.

Los discursos se referirán a postconflicto, reinserción, seguridad ciudadana, empleo para combatientes y quedarán los temas locales en segundo renglón, lo que sin duda afectará el resultado de las elecciones y la calidad del debate.

Es posible que en octubre veamos como el país entero refrenda la paz, pero no elige a los mandatarios necesarios; la demagogia y las maquinarias estarán a la orden del día.

Colombianada: Votar es como comprar, se toman decisiones libres, para quedar condenado a un monopolio de insatisfacción inevitable.

martes, 20 de enero de 2015

NUEVO ENTORNO DE COMPRAS, Columna para Portafolio

Una de la principales alertas que se ha prendido con la devaluación del peso es el posible freno de la compras de los hogares, y si bien puede pasar, es mejor analizar más para comprender lo que podría pasar.

La alerta viene de pensar que lo colombianos compramos muchos productos importados y si estos aumentan sus precios un 27%, las compras se frenarán. Sabemos que del 100% del gasto de los hogares el 52% es en servicios y el 48% en productos, donde cerca del 22% pueden ser importados; es decir que cada $100 pesos que gasta un hogar cerca de $11 son importaciones, lo que de entrada reduce la alerta, ya que solo tendría un impacto cercano al 3% los precios totales de la canasta.

Cabe esperar cuanto de la devaluación van a transmitir importadores y comercio al precio final, ya que existen márgenes altos que les permiten amortizar los cambios para no afectar tanto la demanda. Adicionalmente, el comprador actuará de manera racional, y mirará si el producto importado es mucho más caro que el nacional, y tomará decisiones según sus gustos y capacidad de compra. Por lo tanto, el impacto sin duda será menor del 3% en total de los precios.

Esto causa dos situaciones. La primera se refiere a las categorías que son mayormente importadoras como vehículos, electrodomésticos y celulares, donde el aumento de precios se dará en toda la categoría y no solo en unos productos o marcas, lo que hará que para el comprador al final el efecto sea total y si desea comprar bienes de estas categorías, lo que se enfrentará es a un nuevo entorno y unas nuevas reglas de mercado. El segundo se refiere a la dinámica que esto causará en la industria nacional, que verá la oportunidad de retomar mercado en muchas categorías, exportar más y demandará más empleos, generando una expansión en la demanda interna, aumentando el ingreso de los hogares, lo cual puede absorber parte de la contracción de demanda.

En el mercado las cosas no son de suma cero, sino de suma positiva por lo general. Muchos importadores y comerciantes sentirán un freno en sus ventas, según como aumenten sus precios, pero la industria local tendrá toda la oportunidad de copar esos espacios con productos que no tendrán alzas tan altas y podrán salir de la guerra de descuentos.

Esto no excluye que desde el año pasado y antes de la devaluación del peso, era evidente que la economía perdería dinámica por razones diferentes, y en este mismo espacio ya había advertido que la demanda perdería velocidad pero sin grandes preocupaciones, más con el cambio de entorno, la profundización de ese freno dependerá de las expectativas de los compradores sobre los precios, como bien ocurrió en noviembre y diciembre, donde se observó un efecto manada en la compra de carros llevándolo a su record, anticipando la subida de precios y dinamizando el comercio. Si el comprador siente que el precio bajará, esperará para comprar. 

Por eso la condición del mercado depende de las expectativas que las autoridades le causen al mercado, y como nadie sabe el futuro del precio del petróleo, vienen tiempos de mucha especulación y expectativa, donde lo importado será más caro, lo local más cercano, lo usado una mejor opción y las compras online cambiarán radicalmente. Simplemente, tenemos un cambio de reglas de juego.

sábado, 17 de enero de 2015

¿QUIEN QUIERE PAZ?, Columna para El Nuevo Siglo

Escuchando las declaraciones de los oficiales de las FFAA en retiro, es completamente comprensible que estén muy inquietos con un acuerdo para poner fin al conflicto armado con las autodenominadas FARC, ya que muchos de ellos lucharon fuertemente para vencerlas, y ahora las cosas parecen que terminan en algo parecido a un empate y no a un triunfo de las fuerzas del Estado sobre esta insurgencia, y esto debe ser por lo menos frustrante para ellos, que por muchos años dieron su vida por vencer y al final parece que se claudica en esta lucha, en la que vieron pasar su vida y morir a muchos compañeros.

Por otra parte se puede intuir que los militares activos, sobre todo aquellos que están en combate, quieren que esto se acabe, porque si bien tienen el mismo objetivo, espíritu de entrega y moral de tropa que los retirados, estos aún pueden morir en un enfrentamiento, situación de la que los anteriores ya no deben afrontar y que sin duda hace que las familias de los actuales combatientes estén más a favor del fin de conflicto.

Todos queremos que en Colombia no haya guerrillas, pero claramente no estamos de acuerdo en cómo se debe acabar el conflicto. Si decidimos atacarlas y vencerlas militarmente, habrá muchos muertos y si lo hacemos por un acuerdo, habrá un proceso de reinserción a la vida cívica de muchos de ellos, que no le gusta a muchas personas, porque prefieren verlos muertos que haciendo política.

Esto evidencia que todos queremos un país sin conflicto pero no todos queremos asumir las decisiones que esto significa; debemos entender que ninguno gano y que ninguno perdió, porque esa es la base fundamental de un acuerdo de paz, lo cual sin duda es una frustración enorme para el país y sin duda en fracaso en muchos sentidos, pero también aporta enormes ganancias en vidas, verdad y futuro.

Por esto todos queremos paz pero no igual, y esto requiere que las personas que han vivido el horror del conflicto prefieran dejarlo atrás y que los jóvenes que no entienden todo lo que ha pasado, asuman que lo que puede pasar es peor, y esto permita que aceptemos que debemos seguir adelante y dejar un espantoso pasado atrás.

Colombianada: todos queremos el fin de las guerrillas, pero la verdad es que no todos quieren la paz.

martes, 13 de enero de 2015

TRÁFICO CAPITALINO, Análisis para Portafolio.co

No soy un experto en movilidad pero creo que en la ciudad se deben explorar ideas muy profundas para lograr sistema de tráfico que sea eficiente para todos.

Es evidente que el ingreso per cápita de los bogotanos ha aumentado de manera considerable en los últimos años y es muy probable que lo siga haciendo en el futuro; adicionalmente, el precio de un automóvil es cercano a los 50 SMLVM y hace 10 años era de 124 SMLVM; y si a estos dos fenómenos le sumamos que el carro es el sueño de libertad, independencia, logro y poder de muchas personas, es inevitable que la ciudad va a tener más carros y debemos prepararnos para eso.

¿Cómo lo  hacemos?, haciendo vías, parqueaderos y estaciones de servicio, pero esto no ha sido posible por un sin número de excusas que acabaron en la norma de pico y placa en la ciudad, que no solo motivo una mayor compra de carros, sino que al regular asimétricamente, profundizo el problema. Ante esto muchos dicen que la solución es el transporte masivo, y quizá en parte lo es, más la evidencia muestra que el mundo este se usa más para el mundo laboral y el turismo que para los tiempos de ocio y recreación de las personas, lo que anticipa que solo es parte de la solución.

Arreglar el tráfico de la ciudad hoy requiere imaginación, decisión política y menos demagogia. Las vías y parqueaderos requieren financiación y tiempo, y eso se hace con créditos que se pagan en el tiempo, pero llevamos más de 20 años esperando que esto pase. De manera inmediata se requiere que un estudio de flujo diagnostique el problema bien para redefinir el flujo de muchas vías: por ejemplo si la avenida 127 se replantea en un solo sentido y la 116 en otro, lo que sin duda hará que las personas deban andar más kilómetros pero a mejor velocidad y en menor tiempo, como ya se hizo en otras ciudades.

¿Por qué debemos pensar en cosas como estas?, porque la ciudad creció mal. Creció para arriba en barrios con sistemas viales secundarios y eso causa buena parte del tráfico en el norte de la ciudad sea muy lento y que el sur de la ciudad no hayan las suficientes avenidas para salir de la ciudad.

No va a existir una forma de desmotivar el uso del carro para los conductores, porque si tienen carro es por razones adicionales a su movilidad, y por esto causar un cambio cultural requiere mucho más que simplemente normatizar y multar a las personas por actuar de una u otra manera, y por eso el pico y placa causó al expansión del parque automotor.

En el caso del metro, esto solo solucionará una parte del tema de la movilidad, y su construcción llevará un buen tiempo, y mientras tanto nos debemos conformar con decir que se está construyendo. Mientras tanto ajusten vías, rutas, tapen huecos y eduquen a la gente para que maneje mejor, o de lo contrario las cosas van a empeorar más.

La ciudad necesita una política de movilidad integral que comprenda que habrán más carros y más personas, y que para encontrar una solución real a este problema no se pueden crear imaginarios sobre lo “que debería ser sobre lo que se tienen”, sino tener lo que se requiere para lo que viene.

sábado, 10 de enero de 2015

NI PUEBLO NI PATRIA, Columna para El Nuevo Siglo

Estamos en el siglo XXI, en un mundo donde cada vez más se reconoce las diversidades que existen, donde la pobreza se reduce sistemáticamente y calidad de vida aumenta, con las consecuencias inevitables del envejecimiento de la población con sus enormes impactos en las finanzas públicas y la condición del planeta. Es un mundo que se aleja de las verdades absolutas y revisa de manera continua sus propias definiciones para ajustarlas al nivel de experiencia y conocimiento de la sociedad, pero se mantienen luchas extremas entre pensamientos políticos sin sentido.

En Colombia hemos visto como en el siglo XXI las palabras “patria” y “pueblo” fueron reestablecidas en los discursos político, logrando diferenciar el debate de deberes y derechos de las personas, bajo las torpes camisas de las llamadas derechas e izquierdas.

La patria se presenta como esa madre enorme a la que le debemos un patriotismo y obediencia ciega, y al pueblo se le muestra como una víctima de un sistema injusto que lo oprime, logrando crear dos fuertes pero vacías ideas, para que choquen en el debate político, y logren que las personas tomen posición según la condición que creen que representan en la sociedad: o son parte del pueblo oprimido o son parte de un nación a la que se debe obedecer.

Estas falsas premisas han fundamentado discursos torpes e incoherentes en los últimos años en los partidos políticos del país, generando confusión y caos, y llevando a un nuevo choque entre los que quieren un cambio y los que están cómodos en su actual condición. Es momento que el país comience a darse cuenta que para que algunos avancen no es necesario quitarle derechos a otros, lo que toca es aumentar las oportunidades y no seguir repartiendo las pocas que hay.

Debemos comprender como país que hay muchas formas de hacer las cosas y que ponernos de acuerdo es muy difícil, y esto es lo que permite que el país corrija lo que está haciendo mal o podría hacer mejor y premie lo que se hace bien. Ningún conservador o liberal, de izquierda o derecha, ambientalista o progresista está en contra de la lucha de pobreza, de la igualdad o de la redistribución del ingreso, pero si piensan que esto debe ocurrir de manera diferentes, y por medio del discurso político deben poder mostrar esta diferencia de esquemas y priorizaciones, pero se han quedo en el ataque continuo a su contendor aprovechando términos de patria y pueblo, quizá porque no creen en la fuerza de sus argumentos o simplemente porque ni siquiera los conocen. 

Es momento de un cambio profundo en el discurso político colombiano.

Colombianada: ¿los de derecha no son del pueblo?

miércoles, 7 de enero de 2015

MAS ALLÁ DE LA BAJA INFLACIÓN DE 3,6%, Especial para El Espectador

Hablar de una inflación anual de 3,66% es muy bueno en una economía en crecimiento como la colombiana, y si se considera que se cumplió con la meta establecida por el Banco de la República y como no supero al aumento del Salario Mínimo, sin duda el indicador parece estupendo; más detrás del número hay cosas que vale la pena revisar con más detalle.

Esta inflación es la más alta de los últimos 5 años, lo que significa que durante el año, los hogares perdieron más capacidad de compra que en los años anteriores, reduciendo la dinámica del mercado interno y pronunciando la desaceleración del ciclo económico; esta inflación mayor al parecer se da por 3 factores fundamentales que pasan comúnmente desapercibidos.

El primero se refiere al aumento del precio de la papa, que superó el 30% debido a que el año pasado este producto tuvo comportamientos atípicos debido a un aumento en la producción en el segundo trimestre, que tuvo como consecuencia la caída de los precios del producto y desembocó en un paro nacional, generando que el gobierno comprara parte de la cosecha y redujera aún más el precio del tubérculo, causando que en 2014 cuando el precio se estabilizó mostrando una fuerte alza, que realmente fue la recuperación que se dio de un precio bajo.

El segundo efecto fue el aumento de las tarifas de la energía para muchos hogares, debido a que las electrificadoras comenzaron a amortizar el aumento del precio del servicio previniendo un fuerte aumento debido al  efecto de El Niño, que al final no se presentó en 2014, pero es posible que ocurra en 2015.

El tercero se debe al aumento de los precios de bienes importados – transables en su gran mayoría como lo evidencia Bancolombia – que comienzan a transmitir los efectos de la devaluación del peso.

Adicionalmente cabe anotar que la canasta de educación fue la que tuvo el mayor aumento en precios debido al aumento de matrículas; y que los bienes y servicios regulados, aquellos que no están libres en el mercado, sino que están definidos por el Estado, aumentaron 4,84%, debido a que en su gran mayoría esta afectados por la indexación a SMLV y en el caso de la gasolina al precio internacional del petróleo y por esto tuvo una reducción de 1,7%.

Esto deja ver que la inflación de 2013 de 1,94% fue causada en buena medida a la caída del precio de productos como la papa y esto se debía ajustar en 2014; por esto la cifra no es ni inesperada ni preocupante, pero si deja ver síntomas de mayores presiones inflacionarias en 2015 debido a El Niño, la devaluación y la indexación que causa la inflación más alta de los últimos años; es poco probable como muestra Banbogotá que la inflación en 2015 se salga del rango meta del Banco Central, más es posible que en varios meses del año estemos cerca del 4%, lo que será un gran reto para la capacidad de compra de los hogares y la política monetaria.

lunes, 5 de enero de 2015

¿PODRÁ LA INDUSTRIA?, Columna para Portafolio

El problema que se cumplan los deseos, es que se acaban las excusas. Durante los últimos años la industria nacional ha informado que su baja productividad y competitividad se debe en gran medida a la revaluación el peso, bien sea porque hace que exportar no sea competitivo o bien que el comercio importa muchos productos. Pues bien, se le cumplió el deseo y el peso se devaluó cerca de un 20%, ¿y ahora qué?

Durante el tiempo en que el peso estuvo fuerte, la industria local vio llegar competencia de diversos lugares el mundo, desembocando procesos muy importantes para el mercado. Se dio un avance en la educación de consumidores sobre la calidad de productos y comparación de ofertas de valor, con la desafortunada involución del comprador, que se mal educó a comprar en descuentos; estas situaciones causaron que la industria reaccionará y aumentará su competitividad en productos, servicios y marcas, logrando demostrar que la producción nacional que puede competir internacionalmente también puede hacerlo en el entorno local; un buen ejemplo de esto fue la industria de confecciones, donde algunos confeccionistas nacionales crecen más que las marcas importadas en volumen y valor.

Esto plantea una buena expectativa sobre lo que puede pasar en 2015 con el mercado local, y lo aprendido en producto, valor y marca para exportar, más será este año el que dirá si realmente esa industria que culpaba a la revaluación de su desaceleración tiene la capacidad de aprovechar un entorno mundial creciente y en particular Estados Unidos.

Algunos se verán afectados por un mayor valor de los insumos importados, pero inclusive puede ser una oportunidad para la oferta local para desarrollar nuevas ofertas, pero quizá no sea suficiente para competir con las necesidades que la industria de hoy requiere.

¿Qué retos vienen?, un aumento de salarios, mayores costos de insumos importados, un potencial efecto de El Niño, un nuevo e inestable marco tributario, un mercado interno menos dinámico y un entorno electoral, todas situaciones conocidas por el empresariado, lo que facilita las acciones a tomar, y que dependen de cuales sean las estrategias de importadores y el comercio frente a sus categorías, donde sin ninguna duda, lo mejor será actuar primero en el mercado.

Ahora sin excusas, con un nuevo director en la ANDI y nueva Ministra de Comercio (e industria, turismo y comercio interior y exterior), la industria debe construir un nuevo rumbo, donde es fundamental que se tomen decisiones de fondo y hagamos apuestas como país y no simplemente nos dediquemos a defender algunos intereses. 

Nuestra industria y nuestra economía son como un plato que asciende continuamente jalado por un sin número de cuerdas que la mueven hacía arriba, pero al ocurrir esto de manera desorganizada, ni vamos a la velocidad que podemos ir ni vamos en el sentido correcto; para esto la industria debe tomar apuestas claras de largo plazo; quizá son los sectores que el PTP definió hace unos años, y algunos más, pero las decisiones que se tomemos deben ser nacionales para lograr ser competitivos en lo que sabemos hacer, podemos hacer y queremos hacer, o de lo contrario, seguiremos cuidado feudos de sectores como máquinas de escribir y revelado de fotografía, bajo la premisa que son industria nacional y que han hecho país. La industría podrá si se pone de acuerdo en que hacer, como hacerlo y con que, y dejar de buscar excusas para explicar por que no hacen las cosas.

¿MAL PRESIDENTE?, Columna para Portafolio Recibidos x

¿Mal Presidente? Por Camilo Herrera Mora En un chat de unos amigos muy inteligentes e informados, leí que estamos en un “Rookie Time”...