martes, 15 de abril de 2014

“CATASTRO-FE” BOGOTANA, Columna para Portafolio.co

El viernes pasado como muchos bogotanos pague el impuesto predial, y como ya lo he mencionado anteriormente, creo que el valor catastral que le pone la ciudad a mi apartamento es simplemente inaudito, y se evidencia que tiene que existir un serio problema en la definición de los precios de los inmuebles en Bogotá, porque está sobrevalorándolos y llevando al valor catastral a más de un 65% del valor comercial; lo que sin duda es una  medida peligrosa, no sólo porque se asume el riesgo de la variación de precios, sino porque se está creando un sistema tributario inexacto por la necesidad de sacar dinero de corto plazo, seguramente por la caída de la valoración.

Curiosamente nadie habla de esto y ha pasado sin mayor resonancia el cambio en el predial en Bogotá, seguramente por el temor al bullyng jurídico de Petro o simplemente porque algunos contribuyentes prefieren no hacer mucho escándalo para evitar investigaciones en sus predios. Afortunadamente yo solo soy un habitante de clase media emergente que ve como las políticas tributarias prediales son incoherentes y abusivas bien sea por la falta de capacidad técnica de las autoridades, que seguramente evalúan los inmuebles por medio de un sistema de muestreo que debe tener un error de expansión importante, o bien por abuso político.

Mi apartamento básicamente duplicó su valor castastral en menos de tres años, lo cual es simplemente inconcebible (y no sólo me ocurrió a mí), y por esto el Distrito podrá mostrar enormes avances en recaudo tributario y más recursos como un logro de la presente administración, que “puso” a pagar a los “ricos” más para darle a los pobres.

Hoy no sé cuánto vale mi apartamento, y estoy seguro que el precio al que lo podría vender es simplemente lejano del valor que Catastro supone que es, porque su concepto de fijación de precios está mal, y causa que se estime que la ciudad valga mucho más de lo que realmente vale.

El presupuesto de la ciudad que se ha definido en los últimos años es simplemente un esquema subsidiario de redistribución de ingresos y patrimonio en la ciudad; lo cual a primera vista suena bien, más cuando se revisa el detalle se evidencian cosas increíbles, como la reducción de la pobreza y el aumento de los subsidios a los menos favorecidos, dejando la duda si la reducción de la pobreza es real o bien estamos subsidiando a personas que ya no son pobres, y simplemente se aprovechan del aparato subsidiario de la ciudad.

Subsidiar de manera continua es crear un hábito de ingresos en muchos hogares, que simplemente no se van a ver motivados a cambiar sus condiciones de vida para no perder estos “derechos” y seguir haciendo gastos no vitales con sus propios ingresos, lo cuales no siempre son creadores de patrimonio o ahorros pensionales. Más Bogotá se metió en el esquema de entregar ingresos a los menos favorecidos tomando de los ingresos de clase media emergente y de su patrimonio supravalorado, logrando reducir el ingreso disponible de esta población que es la que más empleo genera por su demanda de bienes, llevando a la ciudad a una menor generación de empleo de calidad y aumentando así el número de personas menos favorecidas. Que ironía: se redistribuye para crear más pobreza.

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