martes, 1 de abril de 2014

Pico y Placa No - Mi columna para Portafolio

Bogotá lleva más de 15 años intentando arreglar el problema del tráfico con el pico y placa y no ha comprendido que esto simplemente no funciona, entre otras cosas por sus perversos incentivos.

El deber ser de muchos es decir que la ciudad debe tener menos carros, que es lo mejor ambientalmente, que se debe desmotivar su uso y pensar en medios alternativos como la bicicleta, y cada vez que se oye este discurso se siente un halo moral de santidad en sus expositores; pero la verdad es que no se ha logrado nada, debido a que esta medida simplemente es asimétrica y no logra reducir los carros en la calle.

Hay una realidad incontrovertible: cada vez hay más personas en la ciudad con capacidad de compra de un vehículo y lo consideran como su primer activo, un signo de identidad y de independencia, por lo tanto es inevitable que va a haber más carros; mientras la calidad de vida aumente, esto será así, y lo debemos considerar como un logro claro de la sociedad.

Pensar en medidas restrictivas de movilidad como pico y placa, peajes en zonas urbanas, uso de más pasajeros y otra similares es simplemente desconocer el derecho de las personas de tener su patrimonio y genera segregación económica: sólo aquellos con más dinero podrán comprar otro carro, pagar los peajes o definir con quienes van al centro.

Según la Encuesta de Calidad de Vida del DANE, del total de carros en Bogotá, el 68% son de personas que viven en estrato 1, 2 y 3, lo que evidencia que esto no es un tema de los más ricos de la ciudad, ya que los que viven en estrato 6 solo aportan el 4%, y castigar a estas personas por la incompetencia e incapacidad histórica del distrito de tener la malla vial necesaria para la innegable realidad de una creciente demanda por carros y movilidad es absurdo.

Sin duda esto causa contaminación y afecta nuestra vida, pero es como intentar tapar el sol con la mano: cada vez tendremos más carros en nuestras ciudades; en diciembre de 1998, se necesitan 124 SMLV para comprar un carro nuevo de gama media, hoy solo 42, quizá solo 16 SMLV si hablamos de un carro usado. Es una realidad clara.

Debemos pensar una ciudad para personas que usan carro, no una ciudad para carros; esto incluye más estaciones de servicio de gas, mejor gasolina, menos huecos, más parqueaderos. Se deben plantear soluciones para una menor contaminación, pero no con la inocencia del día sin carro.

El debate es profundo e incómodo porque se han insertado discursos moralistas que no aportan a las soluciones. El pico y placa no le sirve a la ciudad y buen ejemplo de esto es el tráfico en las horas valle y el aumento del tráfico de los sábados, que se convierten en la oportunidad de muchas personas de poder hacer sus actividades usando su vehículo: básicamente hemos causado estos picos de tráfico por la misma medida.

El carro no es malo, lo malo es que la ciudad no haya pensado seriamente el tema pese a ser evidente, y que siempre salgan con medidas temporales, que terminan siendo permanentes afectando incluso el valor de los automóviles en el mercado y el patrimonio de la clase media bogotana. Es momento de pensar seriamente y no caer en falsos populismos moralistas.

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