sábado, 7 de septiembre de 2013

EL COSTO DE BUSCAR LA PAZ, Columna para El Nuevo Siglo

La última encuesta del Poll de Invamer Gallup muestra claramente la reacción de la opinión pública con respecto a las causas y efectos del paro, pero más allá muestra la sensación de la población en el tema de la paz.

Ningún presidente que se ha metido a buscar la paz con las autodenominadas FARC ha logrado mantener una imagen pública alta y menos después de un gobierno que la haya atacado con el caso del gobierno Uribe. Los efectos de opinión pública del paro, son solamente el “desatoro” de la gente sobre la imagen del presidente: nadie puede decir que está en contra de la paz, porque no es no correcto decirlo, pero señalar al presidente de malo por el paro es una buena excusa y más aún con la desazón por el fallo de mar territorial.

Buscar la paz es muy costoso y gobernar buscando popularidad no es bueno. Muchos preguntan o afirman sobre la posibilidad de reversar el dato de opinión pública, y la verdad que es casi imposible de responder, más es prudente analizar los dos escenarios. Para lograr un aumento de popularidad se requiere un choque de imagen importante o resultados que hagan pensar que el país será rápidamente beneficiado, como decir que se firma la paz y que los jefes irán a la cárcel; por el contrario, el gobierno puede quedarse con una baja popularidad porque parece imposible remontarla ya que las personas perciben que las cosas van mal en todos los campos, pese a que las cifras digan otra cosa; al final, la percepción es más verdad que la verdad, y por eso la estrategia del gobierno debe ser muy cuidadosa.

No puede salir a decir cosas y mostrar resultados, porque parecerá esforzándose demasiado y tampoco puede pasar de agache.

El gran dilema radica en que para lograr la paz requiere popularidad y apoyo. Esta caída de imagen puede causar un revés en la mesa, porque la guerrilla le puede decir que ya no tiene el capital político para negociar; igualmente si esto llega al referendo el riesgo será muy alto, porque puede ocurrir que ante lo acordado, el país prefiera no firmar esa paz y pida públicamente la guerra.

¿Qué hacer?, sin duda la jugada del referendo en el congreso es muy buena, porque nadie votará que no está de acuerdo con la paz (y por eso se está evitando esta votación), pero no es suficiente para recuperar terreno. Muchos sectores creen que el gobierno está en una posición débil y pedirán aún más prebendas, y esto se notará fuertemente en el debate salarial de final de año; el gobierno debe mejorar su percepción sin hacerlo directamente y por medio de un logro contundente. La tentación es grande para cometer un gran error.

Colombianada: Cuando el ratón pide queso, después pide leche, y si no le dan como en Halloween: “se le crece la nariz”.

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