martes, 29 de noviembre de 2016

¿PRIMERO LO MACRO O LO MICRO? Columna para Portafolio

¿PRIMERO LO MACRO O LO MICRO?
Por Camilo Herrera Mora

“En Colombia hay superávit de Macroeconomistas pensando en estabilidad fiscal, y déficit de Microeconomistas pensando en las empresas”, twiteaba Bruce MacMaster en días pasados, y dejó abierta una reflexión económica muy profunda para este momento en el país.

Es claro que esta reforma tributaria es necesaria por dos razones fundamentales ampliamente conocidas por todos, que son la caída de los ingresos petroleros y la evasión tributaria; Ya que no tenemos ninguna injerencia en el precio del petróleo y claramente hemos sido incapaces de manejar la informalidad de este país, que se niega por múltiples razones a ser formal, ¿Qué debemos hacer?, es aquí donde la pregunta del Presidente de la ANDI cobra enorme relevancia.

El recaudo del gobierno nacional proviene mayormente del IVA y del impuesto de Renta, y estos dependen inevitablemente de la dinámica del mercado interno, el costo de los insumos y la demanda de los hogares. Por años, las políticas económicas y monetarias se han dedicado a las acciones macroeconómicas con buenos resultados, pero dejando inestabilidades en el campo tributario y empresarial, ya que el gasto del gobierno crece continuamente, pero no hace crecer sus fuentes de financiamiento. La fusión de los ministerios de Comercio Exterior y Desarrollo, ha generado que la industria y el comercio no tengan un interlocutor claro sobre los temas de la demanda interna.

El logro del freno de la inflación, se vio fácilmente afectado por el aumento del precio de algunos productos agrícolas, porque no existía un plan de acción para esta materia, pese a saber de antemano que el efecto de El Niño llegaría al mercado. Esto hace pensar que es momento de crear una Organización, Institución, Ministerio o por lo menos unas políticas, que se encarguen de la demanda interna, de los temas microeconómicos, aprovechando que se ha avanzado mucho en el tema macroeconómico, y para buscar el fomento de los ingresos de la Nación, porque si la solución es subir la tasa del IVA para recaudar más, obviamente no se está comprendiendo que lo que pasa es que los hogares han dejado de comprar productos semidurables y durables, que son las grandes fuentes de este impuesto, y si se les aumenta el precio, es posible que inclusive la demanda caiga aún más.

Hace solo 20 años, más del 50% de los aparatos de entretenimiento como televisores, reproductores de video y consolas de juegos se compraban en los San Andresitos, en un marco de ilegalidad impune, y hoy más del 80% de este mercado está en las grandes cadenas, gracias a los acuerdos comerciales, la presencia de garantía y medios de pago para los compradores, siendo este un muy buen ejemplo de lo que se puede lograr para desarrollar mercados formales y rentables para todas las partes.

Pensar en lo microeconómico, como el nivel de precios, la inflación, la rentabilidad, las condiciones de mercado y la satisfacción del consumidor, es la mejor reforma tributaria que el país puede tener en el largo plazo, porque son las empresas y sus productos las que generan las fuentes del recaudo tributario. Se nos olvida que el PIB es la suma ponderada de la generación de valor de cada empresa, que con su aporte “micro”, hace de lo “macro” algo posible. Pensemos en esto.

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