martes, 19 de septiembre de 2017

MOVAMOS A BOGOTA, Columna para Portafolio

Movamos a Bogotá

Por Camilo Herrera Mora


Bogotá es uno de los grandes culpables del freno de la economía; la ciudad es más o menos el 38% del gasto de los hogares, el 27% del PIB y el 18% de la población, y su bajo desempeño tiene frenado al país.

Las cifras de la confianza del consumidor son elocuentes, dejando ver el alto nivel de incertidumbre en los hogares capitalinos. Eso tiene su origen en muchas cosas: la alcaldía de Petro que fue un proceso de ingobernabilidad muy costoso, la reducción de la construcción ante la incertidumbre del POT y el decreto de construcción en altura; la salida de muchas empresas a la periferia de la ciudad, generando empleo por fuera del casco urbano y el registro de por lo menos 450.000 carros nuevos entre 2013 y 2017, que ha reducido la movilidad a niveles insoportables. A esto se debe sumar la ingenua promesa del metro por parte de Samuel Moreno a su electorado y más aún su total incapacidad para comenzar a construirlo.

Esto hace que los bogotanos estemos completamente desesperados en una ciudad, que cada día es más costosa por el aumento continuo del valor los predios, viviendo en una ciudad de anuncios y no de hechos desde hace más de 13 años; a lo que debe sumarse que somos la residencia del presidente con la peor popularidad de la historia. Todo esto, sumado a la corrupción, malas obras y otros esperpentos, tienen al ciudadano casi deprimido.

“Bogotá es una ciudad de nadie”, ese es el diagnóstico y nos hemos quedado con esa idea tan mediocre. El gran síntoma que debemos atacar en este momento es la movilidad, porque tener mejor movilidad significa darles tiempo y calidad de vida a los bogotanos. El empleo se genera si aumentan las ventas y la producción, y eso vendrá en parte de la recuperación del estado ánimo de la gente; y la seguridad, es consecuencia del aumento del empleo y de la transformación de cultura ciudadana, que puede comenzar con un cambio en la forma en que nos movemos en la ciudad.

Si yo fuera alcalde de Bogotá, pondría sin dudarlo el pico y placa día completo, con el fin de aumentar la movilidad, y darle a todos los ciudadanos más de 45 minutos de tiempo para hacer lo que consideren correcto; algunos dirán que eso genera la compra del “segundo carro”, pero esto es limitado, por los continuos errores que se han cometido con esta norma; y si, es posible que aumenten las motos y por eso hay que anticipársele. Sin duda, el pico y placa, no es la medida ideal, pero es la más eficiente y realista.

También, me dedicaría a pintar las líneas de la calles, para que la gente se sienta ligeramente forzada a manejar mejor, porque mucho del caótico caos capitalino es culpa de como manejamos los conductores y eso debemos comenzar a recuperarlo.

Mover a Bogotá comienza por las pequeñas acciones que mejoren nuestra cotidianidad y no por seguir esperando las grandes obras: ya se han tapado algunos huecos, los drones ayudan a levantar los croquis de tránsito, debemos animar al bogotano, y hacer que recordemos todo lo que la ciudad ha hecho por nosotros. Por eso: movamos por Bogotá, el país lo necesita.

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