sábado, 13 de septiembre de 2014

EMPEORANDO, Columna para El Nuevo Siglo

En los 20 años del Gallup Poll se ve claramente como la percepción de los encuestados por el país ha cambiado continuamente; hoy el 51% de las personas sienten que las cosas van empeorando y hace 20 años terminando el gobierno Gaviria, el 49% pensaban lo mismo, lo cual es lo históricamente observado, ya que en las mediciones del Gallup Poll, el promedio es que la respuesta de empeorando llega al 47% y la de mejorando solo al 33%, dejando ver un país continuamente pesimista y 20% de personas que no saben que responder.

Esto en las ciudades es más llamativo aún; Hoy en Bogotá el 66% piensa que las cosas en la ciudad van empeorando, mientras que en Medellín un 35%, en Cali un 43% y en Barranquilla un 39%, dejando ver que el tema de la capital es mucho más complicado.

¿Esto es sólo percepción o Bogotá está empeorando?, es evidente que la ciudad ha tenido cambios muy profundos como la reducción de la pobreza, el desempleo y la inflación, pero esto lo hace en el mismo sentido y tiempos que todas las otras ciudades, adicionando una política de subsidios muy fuerte; la Alcaldía de Petro ha sido cuestionada por su extrema forma de gobernar, que de alguna manera siempre está en límite de las normas y esto hace cuestionable su actuar, y tomando medidas en pos de las libertades individuales, como intentando equilibrar la balanza entre las acciones por lograr más subsidios y una planeación central, y entregarle a las personas derechos de tercera generación.

Hoy la ciudad ha perdido mucho de su brillo, las calles están en uno de sus peores momentos por falta de mantenimiento, ya son frecuentes los cortes de luz y se siente un enorme descontento en la ciudadanía, pese a la política de subsidios; cada día se ve una nueva noticia sobre el alcalde o su alcaldía que más pareciera la necesidad de figuración sin importar el impacto negativo para él y la ciudad.

Es triste ver como las otras ciudades son nombradas como referentes mundiales en innovación, reducción de empleo, construcción de megas obras, sedes de eventos deportivos de talla mundial, y la capital del país se va quedando atrás, simplemente empeorando, porque para las autoridades distritales de los últimos años es son más importantes los discursos políticos y su imagen personal, que mantener a la ciudad en las mejores condiciones posibles.

Colombianada: No se olviden que sólo un alcalde electo en Bogotá ha sido presidente; esta ciudad no es trampolín es un despeñadero político.

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