sábado, 15 de noviembre de 2014

¿POLÍTICA?, Columna para El Nuevo Siglo

El actual acontecer político nacional nos hace pensar que significa la palabra política. Algunos la asocian con acciones para beneficiar la sociedad, otros a normas definidas en un entorno específico, y desde la forma de conseguir votos, hasta que es un mal necesario.

Esta confusión entre la ciencia de la política, los políticos, las políticas públicas, las políticas privadas y el marketing político, hace que las personas no sepan que es la política realmente y por ende, no comprendan el verdadero rol de un político; más allá de las definiciones académicas, la política se refiere a gobernar y a organizar un grupo de personas, y por esto su actor principal puede tomar un rol de poder o de coordinación, y es aquí donde se da la génesis del problema.

Un politólogo, quien es el científico social que estudia la política, ve los acontecimientos de un modo muy diferente a como los ve un experto en marketing político, que es el encargado de difundir y proteger la promesa que se le hace al elector dentro de un espectro de pensamiento político. El primero analiza que pasa y que puede pasar, y el segundo está pendiente de como encajar en lo que puede pasar para continuar en el poder o volver a conseguirlo. Por esto vemos muchos columnistas de opinión diciendo que lo que ocurre es bueno o malo, o quizá perverso, y en silencio los estrategas del marketing político, leen estos análisis para robustecer sus líneas de acción para el futuro, porque las ideas que se usarán en campaña deben ser sembradas a tiempo para que puedan dar frutos.

Un claro ejemplo de esto es lo que está ocurriendo en todo el país con las futuras elecciones de alcaldes y gobernadores, donde comienzan a darse hechos políticos aislados que buscan la definición del momento electoral y llevan a los columnistas a tomar posiciones y regalar sus puntos de vista sobre el campo de batalla, moviendo a la opinión pública. 

Así, Petro habla de la VIP para desplazados en el Chico, y más de 30 columnistas escriben sobre el tema – evitando caer en la trampa de prender esa hoguera de lucha de clases – pero causando un debate enorme en la sociedad, que desemboca en que Vlado escriba una carta pública arrepintiéndose se haber avalado al alcalde para ser el burgomaestre de la capital.

Sin duda la jugada de Petro – como casi todas las suyas – es electoralmente brillante pero políticamente dañina, porque define su posición y la de los suyos en el tablero de juego, pero afecta profundamente las acciones de la sociedad, sin haber consultado con nadie esta posición, poniendo la demagogia por encima del bien común, mientras tanto el Gallup Poll muestra a la ciudad en su punto más pesimista de los últimos 20 años. Por esto es que la política es incomprensible en Colombia.

Colombianada: Cuando escribo Petro en el computador, el programa no reconoce la palabra, y la verdad no sé si agregarla al diccionario o dejarla como un error.

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