martes, 25 de noviembre de 2014

MEJORES IMPUESTOS, Columna para Portafolio

Aprovechando que estamos debatiendo una reforma tributaria, me atrevo a hacer un comentario personal a nombre de muchas empresas de consultoría, investigación y conocimiento en Colombia (sin ningún tipo de vocería para hacerlo y a sabiendas que más de uno estará en contra de mi posición), porque el sistema tributario colombiano nos fomentan a tener márgenes de rentabilidad muy grandes, aumentando nuestros resultados, obviamente castigando a nuestros clientes, y por ende a los consumidores finales. 

¿Cómo ocurre este fenómeno?, parte de dos errores muy simples de la administración tributaria. El primero es creer que los insumos de trabajo de nuestras compañías son mayormente mano de obra calificada y no la compra de información, conocimiento y aprovechamiento de los sistemas de bases de datos propias o de un tercero; las segunda es asumir que tenemos un margen bruto cercano al 30% y por eso nos hacen un retención en la fuente del 11% sobre toda factura que emitamos, causando que el precio de nuestros servicios este atado a suponer un impuesto de renta sobre el 30% del costo.

Esto causa dos situaciones: la primera y más común, es manejar márgenes del 30% en los servicios que prestamos, reduciendo inevitablemente la capacidad de compra de servicios de nuestros clientes, ya que les cobramos mucho más de lo que deberíamos; la segunda y que hacemos pocos, que es asumir márgenes menores y esperar las devoluciones de la DIAN más de 18 meses después de causado el ingreso, financiado aún más al Estado y contrayendo el capital de trabajo. Ambas situaciones causan que al final muchas de estas empresas tengamos cuentas por cobrar a la DIAN que afectan el flujo de caja y muchos dan por pérdidas porque no existen los recursos para hacer los engorrosos trámites, causando en el Tesoro Nacional unas cuentas por pagar crecientes.

Así, el argumento de tratar a las empresas de consultoría, investigación y conocimiento como si fueran personas naturales que hacen usufructo de su conocimiento, genera serias asimetrías en el mercado que reducen la inversión en investigación en el país. 

Hoy de una base de datos y conocimiento de consumo en Colombia que vende RADDAR vale $10´000.000 más IVA, es decir, $11´600.000; de este valor, el sistema tributario asume que RADDAR ganará 3,3 millones de pesos y por eso le hace una retención del 11%, causando que a la empresa le quede una supuesta utilidad neta de $2,2 millones y la DIAN recibe $2,6 millones, lo cual no solo es completamente desbalanceado sino que causa que el cliente deba pagar de más por el producto, limitando su compra de otros servicios; si la retención fuese del 5%, el margen sería menor y la misma base podría ser vendida en $8,3 millones más IVA, es decir en $9,6 millones de pesos, reduciendo la asimetría para el cliente, reduciendo la utilidad a un nivel más lógico pero contrayendo el recaudo tributario.

Lo curioso del fenómeno es que muchas de estas empresas no son ricas, sino que tienen enormes cuentas por cobrar a la DIAN, que en algunos momentos logran cruzar con otros impuestos, y el que paga toda esta ineficiencia es el cliente que nos contrata para tener un mejor conocimiento para tomar decisiones que mejoren el mercado. Simplemente es una retención que subsidia al estado por a costa del conocimiento estratégico necesario de las empresas.

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