sábado, 1 de noviembre de 2014

INTENCIÓN DE VOTO EN BOGOTÁ, Columna para El Nuevo Siglo

Comienza la carrera por la Alcaldía de Bogotá y ya se advierte que los errores del pasado están llamados a repetirse.

Debido a la naturaleza del cargo, la importancia de la ciudad, el presupuesto y el poder que genera, se dice que Bogotá es el segundo puesto político del país y por lo menos a nivel mediático lo es,  Y aunque solo un alcalde electo ha sido elegido presidente y todos los otros han perdido en este camino, aún se le considera como un posible camino al Palacio de Nariño, lo que causa que muchos quieran ocupar la silla en el Palacio de Liévano, generando una dispersión de candidatos tan grande, que la intención de voto se confunde y dispersa sus energías.

Algunos afirmaron hace 3 años que el gran error que permitió la izquierda se mantuviera en el poder después de años de gobiernos cuestionados y corruptos, se generó en que la oposición presentó muchos candidatos y esto permitió que Gustavo Petro obteniendo solo el 30% de la votación se quedará con la Alcaldía; desafortunadamente todo indica que esta situación será aún más compleja en octubre del próximo año, donde habrán por candidatos por el gobierno saliente, la izquierda democrática, los partidos del gobierno nacional, el conservatismo, el uribismo y otros que buscarán estar en el juego, dividendo ambos espectros de la votación, desembocando una elección políticamente agresiva, con un ganador por un mínimo margen y con muy poca representatividad.

Bogotá lleva más de 10 años perdiendo productividad, destruyendo su patrimonio público y montando un esquema subsidiario que sin bien ha permitido reducir la pobreza, ha embarcado al distrito en un gasto sin precedentes y sin las fuentes necesarias. Por esto algunos creemos que es momento que el péndulo se mueva y se miren las opciones en pensamientos liberales o incluso en conservadores progresistas para comenzar la transformación de esos logros subsidiados en patrimonio colectivo.

Es claro que esto no será fácil de lograr como se ven las cosas, porque el partido que ostenta el poder hará lo imposible por retenerlo y recibirá el ataque constante de todos los otros candidatos, perdiendo fuerza y causando que sus bases miren a la segunda mejor opción, que será la que les asegure  mantener sus esquemas subsidiarios o el cumplimiento del difuso sueño del metro, y si la oposición no define un candidato único y sólido, volveremos a ver como un simple 30% elije quien debe gobernar el motor de la economía colombiana y continuaremos hablando del éxito económico de las otras ciudades mientras Bogotá sigue en las noticias judiciales.

Colombianada: siempre se maneja por la derecha cumpliendo las normas, y cuando toca avanzar para recuperar terreno, se avanza por la izquierda por un corto tiempo, para volver a la posición inicial, y no viceversa.

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