martes, 19 de marzo de 2013

¿COMPREMOS COLOMBIANO?, Columna para Portafolio


Hace años Obama cayó en la tentación del patrioterismo y dijo "buy american", bajo la premisa de generar empleo y reactivar la industria de Estados Unidos; pero en este flojo discursó no exploró la dificultad de lo que dijo para la cotidianidad del comprador promedio. Hoy en Colombia esta tendencia está reviviendo, pero, Si yo hoy quiero comprar colombiano, ¿qué significa eso?

Tomemos dos ejemplos claros: si yo hoy compro una arveja en un supermercado, ¿estoy comprando producto colombiano?, lo más seguro es que no, porque hay momentos en que más del 80% de algunos granos que se venden en el mercado no son colombianos; Si compro un pan Bimbo, es claro que las utilidades de la compañía se van a México, pero los insumos y la mano de obra son colombianos.

Almacenes Éxito tiene accionistas franceses, pero para la gente es colombiano; Piel roja, Margarita, Fruco, El Tiempo, Águila y muchos otros íconos de nuestra industria ya no son de capital colombiano. Igualmente empresas nacionales exitosas como Totto que hacen mucho de su producción fueray dejan las utilidades en Colombia y otras muchas como Alpina y Nutresa abren plantas de producción en otros países generando empleó en otras latitudes. Esto se debe sumar que el concepto se completa cuando vemos el esfuerzo del gobierno nacional para qué nuestra industria exporte, y le venda productos colombianos al mundo.

Así, la idea de comprar colombiano es una simple hipocresía irrealizable porque ni siquiera sabemos que es "un producto colombiano": ¿es aquel que se hace en Colombia?, ¿es el que se hace por colombianos?, ¿es aquel donde los dueños son colombianos? Y esta falsedad se extiende cuando se dice "compre colombiano" pero exporte para que los de otros países no compren cosas de su país, lo cual es indefendible con la busqueda de TLC en que estamos.

Es obvio que la campaña parte de la lógica de generar empleo, pero es fundamental comprender que al final al comprador le es completamente indiferente el origen del producto, porque lo que busca es un producto con una marca que le cumpla una promesa de satisfacción, donde el precio, la calidad, la moda, la tendencia, la innovación son los factores premiados por el mercado y no la bandería que tenga impresa.

Históricamente en nuestro mercado han habido productos hechos en Colombia por marcas internacionales como Nescafe, Milo, Chococrispis, Coca-Cola, Chevrolet y muchas otras que son parte integral de nuestra cultura, generaron empleo, causaron industrias conexas y desarrollaron impacto social, pero ¿esto debe ser olvidado porque no son colombianos?, o bien ¿las marcas colombianas que producen en otros países para ser competitivos deben ser castigadas por buscar tener el producto correcto para satisfacer al mercado?

El verdadero mensaje que necesitamos es "empresario, satisfaga al consumidor", porque como bien nos queda claro en los balances que estamos viendo en las asambleas de las empresas, el último renglón del balance es el resultado no el objetivo. No sólo debemos crear empresas, debemos crear marcas que cumplan su promesa y que permitan cumplirla en cualquier parte del mundo, y que permitan que el comprador las escoja por eso y no por el tricolor nacional.

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