viernes, 24 de julio de 2015

CONSEJOS PARA VOTAR, Columna para Portafolio

Ya huele a campaña y como siempre lo único que hay es señalamientos, denuncias, sindicaciones y ruido en los corredores para bloquear o posicionar candidatos.

Pardo ya dijo que tiene una mejor plataforma que Peñalosa, dejando ver una arrogancia innecesaria y nada natural en él; Peñalosa sigue caminando la ciudad, haciendo oídos sordos a los gritos de los bogotanos "no de izquierda", que clamamos por una alianza con una votación contundente. Pero,  ya se ven noticias sobre las losas de Transmilenio, duros debates entre el partido Verde y el Polo hablando del robo a la ciudad y el alcalde diciendo que su administración fue estupenda.

Mientras tanto en Barranquilla, Medellín, Cali y Bucaramanga se definen procesos de continuidad programática y de desarrollo de largo plazo, sin importar si el candidato es o no de la misma corriente que el alcalde saliente, simplemente se dice que se seguirá haciendo, cómo y que más cosas se pueden hacer.

Congresistas salen por todo el país a apoyar a sus bases, poniendo a sus líderes visibles de candidatos y desprestigiando de manera macartiana a todo aquel que se oponga a sus designios, y ambos bandos le rezan a la misma virgen porque los ataques de las FARC cesen y otros porque continúen.

Hoy, los potenciales votantes están más indiferentes. Como siempre, los políticos (y más aún aquellos que se han vuelto expertos en ser candidatos) comienzan con sus cantos de sirena a decir que ellos son la opción pero sin proponer nada, sólo promesas particulares para ganar algunos líderes y algunas alianzas de índole burocrática, sin propuestas, programas, conceptos y visiones, o  los partidos, que se diluyen en el olvido y en las maquinarias electorales ajenas.

Lo que puede terminar en un panorama desalentador: los mismos en el poder, cada vez con menos votos, y una población menos interesada en definir su futuro político; situación que hará que la inversión pública sea menor e ineficiente, y que el camino a la igualdad sea cada vez más complejo.

Votarán las maquinarias aceitadas con presupuestos públicos, bien sea por subsidios o por compra de votos, y una que otra persona realmente convencida de su voto, pero en general, en muchos municipios del país la democracia estará en vilo, por las malas prácticas que se han creado.

Para contrarrestar esto, una buena opción es pensar como compradores y consumidores de productos y servicios, recordando que el precio es único y es nuestro derecho a votar, la compra es la votación en sí y no tiene derecho de retracto, y que la garantía no se puede aplicar realmente, y por eso debemos estar seguros por lo menos de estas tres cosas: saber que propone, cómo eso nos afecta y si nos sentimos identificados con las propuestas y el candidato.

La gran dificultad radica en que si se compra el que no gana, al final no se obtiene lo comprado, sino una desazón enorme, y esto hace que las personas eviten votar; pero si logramos comprender que el voto es una compra que el principal retorno que tiene es haber votado bien y no necesariamente que gane por quien votamos, seguramente cambiaremos esta democracia. Ya se redujo el consumo de cigarrillo, azúcar, harinas y otras muchas cosas, por eso podremos dejar de consumir política dañina.

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