sábado, 28 de julio de 2012

DE POLITICA E INSTITUCIONES, Columna para El Nuevo Siglo

El expresidente Uribe en su posición de oposición al gobierno nacional se presenta como un extraño fenómeno en nuestra historia política: lo común era que el presidente culpará al saliente por todos los problemas presentes; más, como el presidente Santos se presentó como una propuesta de continuidad, solo ha logrado distanciarse de Uribe y ha recibido una fuerte crítica de este, causando serios problemas de imagen.



Esta lucha por mantener el poder del expresidente, en mi opinión, esta poniendo en vilo la institucionalidad y la misma estabilidad económica y social del país; no quiero decir que en el país no pase nada, pero tampoco que este tan mal como el twitter del expresidente lo plantea. La seguridad el país sigue consolidándose pero con efectos mediáticos diferentes por la misma presencia de esta sobra de oposición que omniscientemente dice “si yo fuera tú”.



Estas tensiones están creando zozobra en la población y reduciendo el espacio político del gobierno, simplemente porque un grupo con un inmenso poder sobre la opinión pública señalan las situaciones cotidianas como estructurales y regresivas del progreso logrado, simplemente porque desean volver al poder; este juego esta saliendo muy costoso hoy, porque ya la comunidad nacional e internacional comienzan a recibir señales mixtas de la política colombiana y esto causa inquietudes sobre nuestra fortaleza institucional.



Es claro que si seguimos diciéndole al consumidor que la economía puede ponerse mal, el tomará decisiones y dejará de comprar, causando que la economía se frene; es decir, si convencemos al mercado que hay nubes de tormenta, quizá no llueva, pero nadie saldrá de casa;  en la política esta pasando lo mismo: sistemáticamente se esta criticando a los gobiernos por su incapacidad de ejecución, planeación y manejo de la cosa pública, porque no se ven los resultados de corto plazo, porque pasamos de una política de corto plazo a una estrategia de largo plazo, lo que obviamente causa que la aceptación de la opinión pública sea diferente, porque una cosa es gobernar para mantener la popularidad y otra gobernar para consolidar los procesos.



Dos gobiernos diferentes: uno dedicado a la ejecución diaria y a la creación de noticias para la opinión pública, y otro más estratégico con un foco en la consolidación de las bases para crecer; situación que sin duda seguirá causando choques y llevará a que el gobierno actual deba responder con una estrategia de comunicaciones para contrarestar los ataques de “yo lo haría distinto” de Uribe, causando que el país entre en una polarización mediatica y de opinión pública, poniendo a las instituciones en un barranco muy peligroso.



Colombianada: siempre he temido de un gobernante popular, porque muchas veces hacer lo correcto es impopular.

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