sábado, 8 de diciembre de 2012

LA CONTINUA OPOSICIÓN, Columna para El Nuevo Siglo


Debe existir oposición y de una u otra manera siempre surgirá una en cualquier gobierno, sin importar su posición política. El rol de la oposición en Colombia hoy es simple: mostrar los errores, señalar culpables y hacerlo antes que otros para poder decir que “ellos lo dijeron”.

En el gobierno Uribe, vimos como Piedad Córdoba levantaba éstas banderas, y ante su relacionamiento con los llamados “intercambios humanitarios”, fue Gustavo Petro quien tomó esta vocería; hoy la opinión pública ve como el senador Robledo toma este cómodo púlpito y comienza a señalar perogrullos de la institucionalidad colombiana, mostrándose como un adalid de las causas sociales y lo que realmente hace es mostrar nuestros problemas estructurales y juntarlos con los responsables del momento como culpables.

Siempre será fácil esa posición; e inevitablemente su imagen y exposición mediática crece como espuma por la simple razón que los medios de comunicación siempre necesitan dos puntos de vista en una noticia, y siempre estará lista la oposición a decir cualquier cosa que parezca inteligente para demeritar un trabajo bien realizado, ya que inevitablemente nada es perfecto ni mucho menos arregla todos los problemas.

El senador Robledo hoy es ésta voz, con una gran ventaja: una sólida oratoria, estructura literaria y una voz pausada, que no evoca los vibratos de antaño sino que muestra como un reflexivo intelectual – que con un tono de desdén – predica que las cosas están mal y se hacen mal; pero al final como buena oposición no propone nada.

Es preocupante como estos políticos (que son sólidos, parecen decentes y están bien preparados) terminan tomando la contravoz de los gobiernos sin argumentos técnicos sólidos, sólo con evidencias incompletas – porque no tienen equipos para lograr mucho más – y los medios de comunicación los exponen continuamente, dejando un aire de duda a toda labor del gobierno.

Afortunadamente en este momento el arquitecto Robledo tiene una formación sólida y prepara sus argumentos mucho más que Petro y Córdoba, pero aún cae en la trampa de buscar el favor de la opinión pública echándole la culpa al Estado de los problemas que afectan a las personas del común, y logrando mantener su imagen de “social” sólo porque siempre dice que hay que defender a cierta población y que son otros los que deben pagar.

Quizá llegue el día en que los partidos políticos nos dejen ver una oposición propositiva y no especulativa, donde los sofismas eliminan los posibles esfuerzos de quienes ostentan el poder; quizá llegue ese día, pero claramente no es hoy.

Colombianada: Cuando un opositor toma el poder, se da cuenta que no tiene verdaderas ideas sino argumentos para criticar y ante esta falencia comienza a criticar a sus opositores, causando la contraoposición… que irónico.

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