martes, 20 de mayo de 2014

¿PERDEREMO​S?, columna para Portafolio

Todo parece indicar que la estrategia de marketing de esta campaña presidencial es simple: como no puedo ganar, hago que los demás pierdan.

Cuando una campaña se centra en este tipo de estrategias, hace que las encuestas de intención de voto no tengan como predecir que va a ocurrir, ya que los hechos – como el indignante video presentado – hacen que las condiciones cambien continuamente. Las encuestadoras se enfrentan a 3 grandes problemas para predecir intención de voto: el marco muestral, que no logra cubrir bien la totalidad de la población cuando hace el muestreo; el nivel de confianza, que de entrada elimina el 5% de la población objeto de estudio; y finalmente el margen de error. Adicionalmente, se evidencia en todas las encuestas que la intención de voto es cercana al 60%, lo cual es históricamente improbable, pero altamente deseable.

La verdad en este punto quizá no es bueno que pierdan todos a ver qué pasa, porque al final el modelo económico no está en riesgo pero la estabilidad de las instituciones económicas sí, ya que la imagen de un presidente cuestionado a nivel mundial puede afectar los indicadores de percepción de riesgo el país, y esto afecta a todos los sectores de la economía nacional. El video presentado en estos días, cambiará muchas decisiones de voto, como lo hizo conmigo; simplemente no podemos permitir otro presidente con acusaciones penales por su campaña y vivir 4 años de ingobernabilidad y mala calificación internacional, como nos ocurrió con Samper.

Lo curioso es que según el estudio de RADDAR, la Corporación Bienestar y McCann Erickson, la intención de voto antes de los escándalos era mayormente por sus propuestas, y según el estudio se evidencia un reconocimiento programático del 21%, lo cual es un dato positivo en la historia de votaciones en Colombia, y donde curiosamente los términos “Paz” o “Reelección” no salen fuertemente mencionados.

No es fácil reconstruir las instituciones democráticas después de lo que está pasando, y estas son fundamentales para el ejercicio de la libre empresa y el correcto ejercicio de las compras; por esto es necesario fortalecerlas, y esto es muy difícil con dos exministros de hacienda en la mitad de una guerra sucia, digna de la primera mitad del siglo XX en nuestro país.

Así, las votaciones del próximo domingo nos pone en un gran dilema: el votante, no votará por su mejor opción, sino es más posible que haga un voto protesta, que inclusive puede ser para apoyar a sus candidatos “atacados”, causando que la votación sea por mitos diferentes a los del espíritu de la democracia.

Ya es muy difícil que gane el mejor, e incluso es probable que gane quién no represente a la mayoría, sino a una minoría que cooptará el poder en contra del interés general, lo que nos dejará un escenario de gobernabilidad inmanejable, donde la corrupción será una tentación muy grande para lograr gobernar.

El ejercicio de hacer que los demás pierdan, ya pudo haber causado que el votante vote por razones equivocadas, y con esto todos perdemos, porque no elegimos a nuestro presidente, sino que castigamos a aquellos que consideramos culpables del proceso, y esto es más costoso. Hagamos lo posible por votar a conciencia y no con pasión.

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