sábado, 5 de septiembre de 2015

TERRORISMO POPULAR - Columna para El Nuevo Siglo

El miedo reduce nuestras libertades. Por temor a lo que pueda ocurrir, dejamos de hacer muchas cosas que queremos hacer, deseamos hacer y debemos hacer. Simplemente pensar que seguir nuestros deseos y deberes nos traiga consecuencias agresivas y peligrosas, nos pone en la elección muy difícil.

El terrorismo no es otra cosa que un mecanismo de disuasión para que una parte haga lo que la otra quiere, usando como motivador sus más profundos miedos. Tristemente, hoy vivimos en el temor de los gobiernos populistas, que acallan voces, por medio de crear pánico en las sociedades y en las almas de aquellos que luchan por la libertad.

Son muchos los ejemplos, pero en épocas recientes tenemos cerca el caso de las FARC, Petro y Maduro. Petro logró poner a temblar a las instituciones, los medios, los analistas y todo aquel que critique su administración, usando una maraña de herramientas jurídicas para bloquear toda acción y crítica en su contra, y tildando de enemigos de la libertad, el pueblo y el desarrollo, a aquellos que digan que sus ideas son equivocadas; como afirmando que él tiene la única verdad.

Maduro no es distinto. Usa la intimidación del grito, la ignorancia, el poder que da dinero prestado y la amenaza de acciones contra la población, para hacer lo que se le da la gana, dejando a la oposición, las instituciones y los aliados bloqueados por el temor. Todo esto fundamentado en una verdad cobarde que subyace en sus acciones: si alguien critica sus acciones o lo enfrenta, puede transformar la situación en una excusa para dar un golpe de estado en Venezuela y terminar con las libertades democráticas de una vez por todas. Lo que causa un temor tal, que nadie se atreve a enfrentarlo como debe ser, para no dañar más al pueblo venezolano: Patria o Muerte.

Las FARC no son diferentes. Cada declaración en La Habana en vez de construir paz, parece que buscan crear terror, afirmando entre líneas que si no se hace lo que ellos dicen, la guerra seguirá.

¿En qué punto muchos los males menores son más grandes que el mal mayor? La verdad es que nos faltan cojones para enfrentarnos a estos terroristas emocionales, que nos quitan la libertad, amenazándonos con una reacción sobre dimensionada, llena de gritos y arengas sin sentido, que se apalancan en los sofismas y temas tangenciales, para evadir la responsabilidad de sus mediocres actos. Como cuando corremos a darle a un niño lo que quiere, para que no haga un berrinche en la mitad de un centro comercial, causando que el niño se acostumbre a manipular las situaciones, logrando siempre lo que quiere, porque nosotros queremos evitar un daño mayor.

Tener miedo es inevitable, actuar atemorizados es una decisión que hemos tomado, y que ellos han aprovechado para quitarnos el poder. Fuerte no es el que no tiene miedo, sino el que teniéndolo se enfrenta a sus temores. Es hora de despertar: los populistas no quieren defender sus ideas, quieren tener el poder para imponerlas.

Colombianada: Siempre será mejor una democracia imperfecta, que una dictadura perfecta.

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