sábado, 25 de agosto de 2012

LA FALACIA DE LA TRADICIÓN, Columna para El Nuevo Siglo


La tradición no es otra cosa que hacer la cosas como se han venido haciendo siempre porque se consideran de buena forma, manera y beneficiosa para muchos, y por ende riñe con la innovación y el cambio; más para una cosa ser tradicional sin lugar a dudas algún día fue innovadora.

El mundo vive del cambio, de la renovación, de la creatividad e inventiva del ser humano, y por esto no puede ser estático. La inventiva, curiosidad e inmensidad del conocimiento hacen que la continuidad sea imposible.

Sin lugar a dudas las necesidades siguen siendo las mismas, pero con soluciones acorde con las circunstancias y el nivel de desarrollo tecnológico y moral de las sociedades. No podemos crear necesidades, pero si soluciones.

Esta simple reflexión la hago porque a veces bajo la premisa de mantener la tradición perdemos bienestar. Sin duda es necesario conservar lo que se debe conservar, y esto es aquello que de manera concreta y efectiva haya solucionado las necesidades, más, debemos aceptar que casi siempre habrá una mejor forma de solucionar las cosas.

Así, la tradición es una falacia y en alguna medida una traición a la misma humanidad: porque parte de la premisa que la continuidad es necesaria, pero se origina en una innovación y debe ser remplazada por otra, gracias a la capacidad del ser humano de mover la frontera del conocimiento.

Hacer las cosas de una misma manera siempre, es muy cómodo; más nos deja sin la opción de hacer las cosas mejor.

Desafortunadamente en Colombia hemos caído en sofismas como “mejor malo conocido, que bueno por conocer”, lo cual simplemente es un mecanismo de mantener el status quo que sin duda favorece a algunos más que otros: porque la tradición beneficia a unos y afecta a otros.

Ser conservador no es ser tradicional, y esa es una confusión muy profunda. Ser tradicional es estar atrapado en lo aprendido y con poca disposición al cambio. Mientras que ser conservador es más estar dispuesto a encontrar más y nuevas soluciones a los problemas sin poner en riesgo lo fundamental, que no es otra cosa que el bienestar del ser humano mismo.

Algunos nos tildan de godos (sin saber que eso), de retrogrados (porque los hay), de fundamentalistas (porque algunos ponen el dogma sobre la conocimiento), pero la verdad es que ser conservador es conservar, cuidar, mantener, proteger y mejorar, por lo tanto no podemos caer en la misma falacia de la tradición y dejar atrás las nuevas soluciones; no defendemos la continuidad, sino la estabilidad.

Por eso la tradición es una falacia y sin no reaccionamos a tiempo, nuestro conservatismo también.

Colombianada: si seguimos hubiésemos seguido con la tradición, aún lavaríamos la ropa a mano.

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