martes, 25 de septiembre de 2012

SOBRE EL NUEVO “P,ESO”, Columna para La Republica

Quitar 3 ceros no es tan fácil como suena y sus impactos en las personas son más grandes de lo que se espera.
 
La medida tiene sentido para consolidar el logro de la inflación objetivo del Banco de la República y mantener al país en una senda inflacionaria baja, adicionalmente es poner al peso colombiano como una moneda fuerte en el mundo, más su transición tiene impactos importantes en la población que deben ser manejados con muchísimo cuidado.
 
En muchos documentos académicos sobre el cambio de peso en México y de Real en Brasil, se puede evidenciar que en el periodo de transición se dan grandes choques sicológicos en el mercado que no pueden ser fácilmente limitados por campañas educativas.
 
A los costos del cambio de moneda para el Banco de la República y el comercio, la desafortunada acción de los timadores y la campaña educativa, se suman efectos como la sensación de un menor valor de los activos, la pérdida de la noción de valor de un producto y el efecto de contención o expansión de gasto por errores de cálculo, que causan que los compradores cometan errores en la valoración que hacen de sus compras y que requieran un fuerte apoyo del sistema, porque el precio de un bien al final es un sistema de información para el comprador.
 
Ocurrió en México y en Brasil que la sensación de una moneda fuerte redujo los cambios de precios, lo cual es positivo y desembocó una mayor demanda por crédito de consumo debido a la sensación de “bajos precios” y de “riqueza” que esta acción causó; otros investigadores muestran como previo a la expansión de compra y sensación de riqueza, se dio un fenómeno de contención de compra debido a la inseguridad que causó el cambio de moneda, ya que el comprador prefería no hacer transacciones cotidianas hasta no dominar la nueva moneda, situación que surge por la reaparición del centavo en el mercado, llevando a que el consumidor vuelva a manejar dos monedas como ocurrió en Colombia hasta 1982 cuando las monedas de centavo salieron de circulación.
 
Este cambio no sólo tiene implicaciones monetarias y comerciales, sino en el valor de las marcas y la percepción del mismo en los consumidores, porque pasan de comprar bienes por $100.000 a comprarlos por N$100, causando una sensación de menor precio y por ende menor valor, lo cual afectará el valor de las marcas, como cuando uno esta en otro país y por manejar mal el tipo de cambio cree que las cosas son más baratas.
 
Este cambio seria positivo para el mercado, más es conveniente que si la decisión se toma, llevando a nuestro país a tener una tercera moneda en su historia (el real dejo de circular en el siglo XIX después de ser moneda y posteriormente fracción de peso), hacer una campaña previa muy fuerte para evitar el choque: por un tiempo poner los dos precios en etiquetas, en las facturas y en la publicidad, para que el comprador se acostumbre previamente al cambio de moneda, desarrollando una pretransición con el fin de reducir el impacto en el comercio.
 
Nota al “PIB”: si bien el PIB creció un 4,9%, el consumo de los hogares lo hizo solamente un 4,0%, lo cual muestra que la demanda interna esta en un importante fenómeno de contención debido al aumento de tasas, mensaje de crisis, expectativa por TLC y reforma tributaria; es momento de transmitirle confianza a los hogares para que muevan el mercado.

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