jueves, 23 de mayo de 2013

LA MALDICIÓN DEL CALENDARIO, Columna para Portafolio.co


RADDAR, Fenalco y Fedesarrollo reportaron repuntes de los hogares en compras y confianza para abril, pero sin duda los números de los 4 primeros meses han sido muy confusos para el comercio, la industria y el mismo comprador.

Mucho de lo que ocurre tiene que ver con el nivel de las tasas de interés, las velocidad de creación de empleo, el stock de producto en los hogares e incluso con la reducción del ingreso disponible, pero hay una variable que poco se ha analizado y que es fundamental para la demanda interna y sin duda para el comercio: los días hábiles.

La maldición del calendario, no es otra cosa que la estimación de la cantidad de días hábiles y festivos de un mes, para definir la potencialidad del mercado y los parámetros de comparación con otro mes. Ya el equipo de investigaciones económicas del Banco de Bogotá, liderado por Camilo Pérez, demostró cómo los años bisiestos el PIB tiene un crecimiento mayor que el resto de los años por el simple efecto de tener un día más, lo que realmente significa el 0,3% más de días.

Este fenómeno nos ha impactado este año: febrero fue considerado uno de los peores meses para la industria y el comercio, donde una de las razones fue la pérdida de un día de mercado, lo que en términos brutos significa una caída del 3% de la demanda; en el mismo sentido, en 2012 la semana santa se efectuó en abril y en 2013 en marzo, lo que hace difícil la comparación de los meses frente al año anterior y causa efectos de reasignación de gasto por vacaciones. En enero el efecto es extraño porque el primero de enero de 2012 fue domingo y eso afecta el análisis aunque no los días hábiles.

Es por todos conocido que Colombia tiene muchos días festivos, 18 en total, que se suman y/o sobreponen a los 104 días de fines de semana, que causan un máximo de 132 días no laborales, el 36% de los días de un año no bisiesto. Esto para la demanda es muy importante, porque divide la estructura de gasto en tres tipos de días: laborales (donde las compras son focalizadas a transporte y alimentación, más lo viernes se adiciona el gasto de restaurantes y bares), días de descanso (las compras se van a comidas por fuera del hogar, entretenimiento, bares, parques de diversiones, entre otros) y días de vacaciones (donde al gasto del día de descanso se le suma el gasto en turismo, tiquetes y otros). Por el contrario, para la producción el análisis es diferente, ya que una planta no trabaja los domingos y festivos y obviamente la presencia de más festivos afecta el crecimiento de la producción, y los prestadores de servicios como restaurantes y cines, miran los festivos como una enorme oportunidad de ventas.

Sin duda una buena parte del efecto de las compras de los hogares e inclusive de la misma caída de la producción tiene que ver con la maldición del calendario, ya que en enero, febrero y marzo los días de producción fueron menores y en abril ocurrirá lo mismo, pero en el resto del año se ajustará; así es claro que esta variable debe estar claramente expresada en los scorecard de las compañías y del gobierno nacional, como desde hace tiempo lo hace el Banco de la República y los corredores de bolsa. Un día si hace la diferencia.

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