sábado, 4 de mayo de 2013

¿POR QUÉ HABLAMOS ASÍ?, Columna para El Nuevo Siglo


Hablando con muchos extranjeros de habla hispana que han llegado a Colombia, me he dado cuenta que tenemos una serie de frases en nuestro lenguaje que nos ponen a pensar que tipo de sociedad somos. Frases como “Me robó el corazón”, “¿te puedo robar un minuto?”, “lo voy a matar”, “estoy que le pego” o “matemos ese tema”.

La violencia, el delito, la grosería y hasta el irrespeto por la vida los tenemos en el lenguaje cotidiano sin darnos cuenta. Esto parece inocente pero es una forma continua de violencia en la que vivimos.

No es claro como estas frases fueron llegando a nuestra cotidianidad pero llevan mucho tiempo con nosotros, quizá por las consideramos una forma simpática de pedir un favor por medio de “un robo” a los demás, o que la mejor forma de expresar lo molestos que estamos con alguien es decir que lo queremos matar.

La cultura de la ilegalidad y la muerte que se ha consolidado en nuestra sociedad se ve claramente reflejada en el lenguaje, y de este modo causamos el caldo de cultivo para que la violencia se perpetúe, porque las palabras tienen más poder que cualquier significado que pretendamos que tengan: si pensamos que vamos a matar a alguien por algo que hizo, cuando lo encontremos no será fácil actuar racionalmente frente a él, porque nuestro inconsciente está preparado para hacerle daño.

Podemos cambiar, y depende de cada uno de nosotros. Simplemente cada vez que vayamos a pedir un favor, no pidamos un regalo o un robo, sino que pidamos el favor: ¿me regalas un minuto?, ¿te puedo robar un minuto?, o mejor, ¿puedo hablar contigo por favor?; igualmente cuando la ira nos colme por el acto de alguien, bien podemos decir “debo hablar con él clara y firmemente” en vez de amenazar con matarlo. Es solo un momento en el que antes de hablar o pensar, nos damos un espacio de reflexión para escoger las palabras indicadas, que nos van a preparar para la situación que viene.

Ni somos ladrones ni asesinos, pero para cualquiera que nos escuche atentamente, quedará una sensación de duda sobre nuestras intenciones, límites y manejo de las situaciones. Dar el paso es simple, pero significa cambiar, y eso por lo general nos cuesta mucho, por eso debemos comenzar por escuchar a los demás, y darnos cuenta lo mal que suena y las implicaciones que tiene, y así lentamente iremos adaptando un lenguaje correcto con el significado real de las palabras. La palabra es poderosa y su significado lo es mucho más.

Colombianada: Otras cosas que podemos cambiar es cuando hablamos por teléfono y le decimos a nuestro interlocutor: mira lo que me dijo.

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