miércoles, 23 de octubre de 2013

LA DESESTABILIDAD LABORAL: UNA NUEVA REALIDAD. Columna para Portafolio

El mundo cambió. La generación de los millennials (menores de 25 años) tiene un comportamiento casi contrario a los bommers (más de 50 años) que dominaron el final del siglo XX. Este cambio de comportamiento nos ha puesto una serie de dilemas muy complejos sobre los comportamientos futuros de la población: la estabilidad laboral y la percepción de esfuerzo y escasez.

Los jóvenes colombianos nacieron en un momento positivo de la economía, y casi que dan por dado que tendrán ingresos y acceso al crédito, casi pensando que el dinero es un bien ilimitado y que solamente toca cubrir su costo de oportunidad; este pensamiento se une a la estructura de corto plazo del pensamiento del colombiano, y claramente se convierte en un problema socioeconómico más complejo que un simple debate sobre los nuevos valores de los jóvenes

Un profesional recién graduado busca su primer empleo en una empresa y en la entrevista sin ningún temor le dicen a su potencial empleador que esperan estar en más de 10 empresas en su vida profesional y que suponen que si entran a trabajar en la empresa, su permanencia será de unos tres años o de lo contrario se sentirá estancado.

Esto era impensable hace 10 años, hoy es el común denominador, y no sólo afecta el proceso de inversión en capital humano de las empresas sino el modelo de riesgo crediticio en su totalidad, porque el ciclo de vida del mercado se ve claramente modificado.

Esta generación quiere logros de corto plazo, reconocimiento rápido, veloz ascenso y rápida construcción de capital, lo cual es poco probable que se de en un entorno empresarial de procesos y de metas, por esto los jóvenes entran con grandes ímpetus en las empresas y en poco tiempo están desmotivados y buscando nuevos horizontes. Situación que se ha convertido en un gran problema para retener talento por parte de las organizaciones y causando una revisión completa del modelo de formación de talento, porque es una inversión que se pierde en el corto plazo y no es posible capturar su retorno.

Este fenómeno impacta directamente la toma de decisiones de largo plazo del mercado y las de estos jóvenes profesionales, los cuales llegan a las entidades crediticias a solicitar créditos de consumo e hipotecarios con muy buenas hojas de vida y referencias, pero con una dinámica de cambio desempleo que pone nervioso a los analistas de crédito, que si bien observan la mejora profesional, también dimensionan el riesgo en estabilidad laboral.  

Ya es fundamental debatir en profundidad el concepto de empleo ante los cambios que el mercado ha tenido en los últimos 50 años, pasando de un sistema de jornales diarios agrícolas, pasando por empleos a término indefinido y llegando a modelos de contratación variables por metas. Situación que se profundiza con el comportamiento de las nuevas generaciones.

La ecuación parece simple: nuevos productos para una nueva generación; más el reto radica en definir los productos, segmentar bien y seguir cubriendo el mercado tradicional, sin que este subsidie al emergente. El reto es grande y quizá la respuesta este en los millennials que hoy están en los bancos, porque ellos entienden lo que está pasando y puede que tengan muchas propuestas.

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