martes, 29 de octubre de 2013

LOS INDICADORES ECONÓMICOS ESTÁN VIVOS, Columna para Portafolio.co

Aunque algunos no lo crean, los indicadores económicos no son datos fríos ni inertes; lo que pasa es que algunos los interpretan fríamente.

La verdad, es que todo indicador económico es la suma ponderada de acciones y decisiones humanas, tanto racionales como emocionales, y por esto los indicadores realmente más allá de ser matemáticos son datos de emociones.

Quizá para muchos esto suene descabellado, pero en el mismo PIB es claro que la producción de valor agregado no es otra cosa que el valor comercial de las adiciones que le hacemos a un producto y que dicho valor es reconocido por el mercado con un mayor precio, lo cual obviamente es una decisión de cada una de las personas del mercado, mucho más allá de su actuar racional; igualmente en los precios, donde la inflación es la representación abstracta de los acuerdos de precios entre oferta y demanda.

Desafortunadamente son muchos los que ven estos indicadores como un simple sistema histórico de transaccionalidad valorado por el precio y el volumen, y no comprenden que no es posible que esto ocurra sin decisiones humanas; simplemente todos los indicadores económicos son decisiones emocionales ponderadas.

Considerando esto, la economía es realmente una ciencia social inexacta, que estudia la interacción de las personas con los recursos, estudiando a profundidad sus decisiones; más debemos aceptar que pese a que esto es claro, hemos profundizado muy poco en las razones de esas acciones, porque nuestro entrenamiento científico es limitado al estudio de los indicadores y no de sus causas.

Los economistas debemos repensar mucho de lo que estamos haciendo. Alejarnos cada día más de las decisiones racionales o emocionales de las personas, nos distancia del objetivo de mejorar su calidad de vida por medio de mejores relaciones de factores.  Si no recordamos que las personas son el centro de las medidas de política pública, económica, fiscal y monetaria simplemente no estaremos haciendo nada.

Debemos volver a poner a las personas como el centro de nuestras acciones, y esto claramente se ha limitado por la asimetría de muchas políticas y por la búsqueda de rentabilidades de corto plazo, lo que desafortunadamente pone a los indicadores como moneda de cambio y patrón de comparación y no como termómetros de lo que realmente pasa.

Los indicadores indican, no son entes autónomos: están sujetos a miles de decisiones individuales, y por eso son tan poderosos y necesarios.

Entender esto es fundamental no sólo para los economistas de hoy en día sino para los usuarios directos e indirectos de la información, ya que es muy importante que comprendan porque estos índices son tan poderosos y necesarios, y porque no se ven fácilmente representados en ellos, ya que suman más situaciones que las de una sola persona.
La economía ha avanzado mucho en encontrar mecanismos de “matematizar” las acciones de las personas, pero en muchos casos ha caído en la trampa de desconectar los datos de las personas y allí se han cometido muchos errores; quizá es momento que los datos demuestren que están vivos y representan a las personas, y sin duda internet y las redes sociales ha colaborado mucho en esto. Estamos cerca de la rehumanización de la economía.

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