sábado, 9 de noviembre de 2013

LA NECESIDAD DE LOS FATALISTAS, Columna para El Nuevo Siglo

Matt Ridley comienza una de sus conferencias recordándonos que cuando él estaba estudiando en los setentas se decía que el mundo se iba a acabar por la lluvia ácida, la radiación o un conflicto nuclear, y hoy en pleno siglo XXI no ha pasado nada de eso.

Los fatalistas son necesarios. El mundo siempre tendrá personas que consideren que las cosas van mal y que se van a poner peor, debido a que inevitablemente hemos sembrado día a día situaciones que hacen inevitables que algunos acontecimientos ocurran. Y esto nos ha permitido que encontremos los correctivos para evitar esos sucesos y de una u otra manera cambiemos el trágico destino que hemos trazado.

Los fatalistas son futuristas negativos. El mundo nos ha regalado genios como Verne, Asimov o Toffler que tienen la capacidad de dimensionar las necesidades humanas en relación con las enormes capacidades que tenemos de solucionarlas gracias a nuestra creatividad e ingenio. Por esto sin duda ideas como los submarinos, la ética robótica y los prosumidores han llegado a nuestra cotidianidad, gracias a que los conceptos se plantearon en algún momento de la historia de manera conceptual y fueron motivadores para que ingeniosas personas los pudieran llevar a cabo. Así, quizá, los futurólogos son fuente de inspiración y motivación para algunos de los creadores del futuro.

En el mismo sentido operan los fatalistas, que nos advierten de todos nuestros errores y omisiones que causarán un futuro sombrío, y esto ha motivado a muchos creadores de política y líderes mundiales a tomar acciones para modificar el futuro a favor de todos. El calentamiento global, las armas químicas, el trabajo infantil, la igualdad de género y otras situaciones son temas que existen y que fueron puestos en la opinión pública por diversos fatalistas, y han causado un cambio enorme en nuestras sociedades.

El fatalismo y el optimismo son necesarios, o de lo contrario viviríamos en una sociedad estática, que no valora el reto ni la posibilidad de corregir nuestros errores; los seres humanos necesitamos motivaciones para explotar nuestras potencialidades, y requerimos equivocarnos para poder lograrlo. Bienvenidos aquellos que proclaman un futuro negro y los que nos muestran un futuro esperanzador, pero más esperados aún aquellos que saben interpretar esos mensajes y realmente cambian al mundo. La inspiración y la acción en este caso tienen algo en común: vienen de la capacidad del ser humano, y por eso tenemos futuro.

Colombianada: Quizá sea necesario decir que el proceso de paz está condenado a su fin, para que los responsables cambien ese futuro

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