sábado, 16 de noviembre de 2013

¿POR QUÉ AVANZAMOS?, Columna para El Nuevo Siglo

En muchos escenarios los diagnósticos de Colombia pasan por la guerrilla, la corrupción, el clientelismo, el terrorismo, el narcotráfico, la ineficiencia estatal y otro tipo de variables que harían pensar que somos un país no viable; pero la evidencia muestra que pese a todo esto somos un país y una economía fuerte y constante. Básicamente somos exitosos pese a nosotros mismos.

Nuestra sociedad tiene problemas muy profundos y grupos de interés complejos, que debería limitar la capacidad de crecimiento de nuestra economía, más la evidencia muestra que no sólo crecemos económicamente sino que nuestros indicadores socioeconómicos muestran evoluciones impresionantes.

Esto hace pensar que hay un gran contrapeso en el sistema. Quizá son los empresarios y emprendedores que cada día luchan por aportar más valor pese a las trabas que el sistema les ponga, y en muchos casos jugando con las reglas paralelas que existen; quizá sean los empleados, que por mantener su puesto y potencial desarrollo, se esfuerzan cada día para hacer que las cosas funcionen; así, es muy posible que el país avance por el trabajo egoísta, individual e interesado de muchas personas, que ven todo lo malo como algo constante y obviamente les interesa su bien particular.

Si esto es cierto, la suma de todas esas luchas individuales por mejorar o por lo menos mantener su estatus, tienen al país avanzando, como resultado de un esfuerzo colectivo sin coordinar; lo que claramente nos hace pensar que si algo de esto se coordinará en una misma dirección y con instituciones que funcionen, simplemente seriamos más grandes aún. Quizá somos un país pequeño, pero muchas veces hemos demostrado lo grandes que somos.

Más allá del conflicto, la desafortunada institucionalidad política que hemos aceptado y las diferencias de oportunidades, hemos logrado avanzar, porque somos un pueblo con carácter para luchar por lo nuestro, pero muy dóciles para actuar de manera colectiva. Los logros individuales han sido el motor de este país en los últimos años, y curiosamente hoy se dibujan de manera distinta en la selección de fútbol, que es un claro ejemplo de cómo hemos cambiado y como el esfuerzo individual sumado nos puede llevar lejos.

Colombianada: no es que el ladrón juzgue por su condición, es que aprendimos de mala gana de las maldades que otros nos hicieron.

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