sábado, 7 de junio de 2014

UN DEBATE MORAL, Columna para El Nuevo Siglo

Al final nos están poniendo a votar por la paz o la guerra, y esto conlleva a que las elecciones sean un plebiscito previo del proceso de paz, y por ende una validación del mismo; situación que conlleva una trampa enorme en su contexto, ya que si el ganador no tiene una mayoría absoluta, no sólo tendrá muy poca legitimidad en la mesa de diálogos, sino que se habrá fracturado al país de una manera irreparable.

¿Votaría usted por la paz?, claro que sí, ¿quién no lo haría?, ¿Quién en su sano juicio prefiere la guerra sobre la paz?, otra cosa es que en las urnas la gente vote por razones diferentes a esta y de dientes para afuera digan que votaron por la paz.

Sin duda este proceso es el comienzo formal del postconflicto para el constituyente primario, que lo están poniendo a elegir entre negociar con las FARC o levantarse de la mesa y atacarlas militarmente; al final sabremos qué piensa el país que elije (porque no todos votan) sobre la idea del fin del conflicto.

Lo preocupante es que se destapará una división latente y dormida en el país, donde muchos quieren paz, justicia y reparación, y otros están más encaminados a la justicia dura más con un perfil de venganza, porque sin duda han sido víctimas de una violencia histórica. Esta división quizá cause una nueva forma de violencia en el país, que bloquee el proceso de paz o su finalización, y eventos posteriores a la firma de un acuerdo de paz por el dialogo o las armas, como alguno afirman ocurrió con la muerte de muchos dirigentes de la UP.

Por eso no estamos en un debate presidencial sino que se ha llevado a un debate moral (casi mortal), donde debemos elegir sobre la forma de poner fin al conflicto, y por ende dar un mandato al nuevo presidente sobre cómo debe seguir el proceso en el que estamos; acá no se está votando por diferentes formas de ver la salud, la educación, los impuestos o cómo hacer infraestructura, estamos votando por el alma de nuestra nación, y por esto el 15 de junio será un punto de inflexión histórico en nuestro país.

Esperemos que los que no votan comprendan que se está jugando y las implicaciones que esto tiene para ellos, sus hijos y nietos, y que salgan a ejercer su deber y derecho del voto, porque hoy más que nunca el país los necesita, el país nos necesita.

Colombianada: Todos somos libres de votar por quién queramos, pero somos esclavos de la consecuencia nuestro voto.

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