lunes, 14 de julio de 2014

#nomequitolacamiseta, mi columna para Portafolio

“¿Cuándo te vas a quitar la camiseta de la Selección?, le preguntaron y contestó que lo mejor es que nunca lo hiciéramos”, este texto (en una versión más larga) ha comenzado a rondar en redes sociales, haciéndonos reflexionar sobre lo que nos enseñó la Selección Colombia en estos días.

Colombia ha cambiado mucho. Comparar el país antes de la Constitución de 1991 con el de hoy es un gratificante ejercicio, porque las mejoras son impresionantes, como discutíamos hace días con Rudolf Hommes, pero es necesario que los colombianos conozcan, comprendan y apropien estos cambios, porque el mundo entero los reconoce pero el común de nosotros no.

No podemos darnos el lujo que el enorme capital nacional que dejo esta selección se diluya. Debemos aprovecharlo para ir a un segundo nivel, donde comprendamos que esa Selección es el reflejo de lo que somos: Profesionales, abnegados, exitosos, un gran equipo con enormes potenciales. No nos quedemos en celebrar que “ganamos”, y honremos este triunfo tomándolo como un símbolo del nuevo país que tenemos y lo que hoy somos.

Si un político, gobernante, artista o periodista propone dar este paso, se le acusará de oportunista y dejaremos ahogar un momento que puede ser el comienzo de una sociedad que cree en ella misma, y que deja de esperar que hagan las cosas por ella.

Por eso escribo estas palabras, porque creo que es hora de nunca quitarnos la camiseta.

Más allá de partidos, regiones, religiones, situación económica, género, edad o pensamiento político, todos debemos comprender que el país ha mejorado y que debe ser mejorando, y que si teníamos alguna duda sobre nuestras capacidades, la Selección nos dio una enorme lección que no podemos dejar pasar: Colombia puede, Colombia es grande, tenemos un gran porvenir.

No hablo de las negociaciones en La Habana, ni del Plan de Desarrollo, ni mucho menos de un renacimiento de la identidad nacional, hablo de un país que ha cambiado, mejorado, y que cada día tenemos más motivos para estar orgullosos de él. Cuando yo era niño la cobertura de salud no llegaba al 50%, el analfabetismo era cercano al 10%, la tasa de homicidios era muy alta y el país era reconocido por su narcotráfico, hoy mis hijos tienen un país con cobertura en salud, gratuidad en educación, menor violencia, con empresas multinacionales colombianas y el mundo nos mira admirados, mientras nosotros nos quedamos en decir que la salud está mal, que la educación también, que no hay paz, que el país no avanza: no confundamos los problemas que tenemos que solucionar hoy, con los horrores que teníamos ayer; sin duda queda mucho por hacer, pero comencemos por reconocer que hoy estamos mucho mejor que ayer.

Por eso nos toca seguir con la tarea de hacer las cosas bien todos los días, respetar las normas, ayudar a los demás, buscar la forma de hacer cosas mejores y todo esto a nuestra manera, a la colombiana, porque ya comprendimos que es la forma de hacer las cosas. Dejemos las trampas, las excusas, la pedidera y hagamos lo que estos 24 jóvenes nos enseñaron: trabajar en equipo, hacer cada uno bien su tarea, apoyar a otro, cumplir con el plan y cuando se gane, bailar de alegría.
Hoy ser Colombiano tiene un nuevo sentido y por eso #nomequitolaCamiseta, me la remango para empujar al país más allá, ¿y usted?

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