sábado, 12 de julio de 2014

CAMBIAR EL FÚTBOL, Columna para El Nuevo Siglo

Pasada la participación del mundial de la Selección Colombia, queda la sensación que las cosas no fueron limpias, y esto nos debe llevar una reflexión muy profunda sobre cómo funcionan las decisiones dentro de la cancha.

En la gran mayoría de los deportes, en los olímpicos y en diversas ligas profesionales, las decisiones arbitrales divididas se arreglan por medio de revisar las imágenes, desde los derechos de revisión que tienen los tenistas hasta el sistema de múltiples árbitros que se ve en el baloncesto; pero esto no es permitido en el fútbol.

Al parecer mantener las tradiciones pesa más que la justicia, y se termina premiando a quienes tienen la habilidad de obrar mal y que el árbitro no se dé cuenta, e inclusive – como ya se ha demostrado en muchas ocasiones – los árbitros terminan siendo comprados para arreglar los partidos.

En un proceso judicial la parte acusadora debe demostrar el delito y el acusado se puede defender, principio que no opera en la cancha de fútbol, pese a que muchos de los árbitros son abogados.

Es momento que la FIFA suba el nivel de la competitividad a una instancia de revisión de las jugadas por medio de sistemas tecnológicos como el uso de las imágenes de televisión, evitando que se den injusticas por errores de momento. Los puristas dirán que esto nunca se ha hecho y que no se debe hacer porque es un deporte de contacto, pero en solo medio año hemos visto una gran cantidad de estrellas lesionadas por falta de control arbitral, lo cual sin duda es un impacto económico para los clubes.

La FIFA debe proteger el espíritu del juego y a los jugadores, y eso no se hace poniendo una bandera de Fair Play, sino dejando que la justicia actué gracias a los desarrollos tecnológicos, como se hizo con el chip de gol este mundial.

Desafortunadamente la FIFA es un ente supranacional sin vigilancia, y no hay forma de demandarlo por afectaciones a inversiones como la lesión de jugador o la pérdida de un partido por un mal arbitraje, y por esto los cambios no se ven y seguramente porque no le conviene a algunos de ellos.

¿Qué hacer?, comenzar a exigir que el fútbol permita lo que casi todos los otros deportes ya hacen: poner la verdad por encima de la maña.

Colombianada: ¿Qué sentirá un árbitro al llegar a casa y que le digan que se equivocó?

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