miércoles, 2 de julio de 2014

NO MAS IVA, Columna para Portafolio

El IVA es una gran fuente de recaudo de impuestos, ya que está mayormente a cargo del comercio y recae sobre los compradores; ya demostré en una columna anterior como el comercio no formal – sobre todo el canal tradicional y la tienda de barrio – posiblemente cometen una elusión de este impuesto por el orden de 2 billones de pesos al año, lo que deja ver la enorme necesidad de su formalización y su aporte a las arcas nacionales.

Sin lugar a dudas es más rentable para la sociedad que el Gobierno Nacional tenga el recaudo de ese dinero: Si el comercio – aquel que no cumple con pagar sus impuestos – aumenta sus ganancias, claramente esto causa una mayor concentración del ingreso, y si el hogar obtiene el beneficio de un menor precio, el ingreso permanece igual y no se da ningún fenómeno de redistribución.

Ya ha surgido el debate sobre la necesidad de subir el IVA con el fin de aumentar el recaudo tributario, y más allá de opciones como la tributación a dividendos, el gravamen a transacciones financieras o incluso el impuesto al patrimonio, es claro que el IVA es un impuesto que le pega muy duro a la clase media y por ende a la capacidad de compra con más impacto en la economía.

¿De dónde surge la propuesta? De la evidencia del mercado: ante un mayor ingreso de los hogares, las compras más dinámicas son los bienes durables, semidurables y servicios, que mayormente están por fuera de la canasta familiar y que son lo que las personas siempre han querido tener y no han podido, porque debían comprar lo de primera necesidad; por esto, es claro que subir el IVA a estos bienes “suntuarios” mejoraría el recaudo, pero también haría que esos mercados perdieran dinámica.

Revisando las cifras de recaudo de IVA se evidencia que los bienes “suntuarios” han bajado de precio en los últimos años por dos fenómenos claros: la revaluación y las promociones, donde se mostró que el comercio formal está dispuesto a ganar menos para vender más y que esto le es posible, y el comprador está dispuesto a comprar más si los precios son menores o están en promoción, lo que causa un mercado mucho más dinámico pero con menos impuestos y menor redistribución.

¿Es posible pensar que un producto que vale $100.000 más IVA, pueda tener un descuento del 20%, pero mantenga el valor de IVA de su base original?, y la respuesta no sólo es positiva sino realista y equitativa para todas las partes. En 2013 los hogares pagaron 21,2 billones en IVA – que es el 4,9% de sus compras, y se estima que ahorraron 23,2 billones por un descuento promedio de 5,4%, lo que significa que se pudo haber recaudado 1,14 billones más por las promociones, causando sólo un 0,26% de mayor gasto en los hogares.

Así, es posible matar dos pájaros de un solo tiro: desmotivar el uso de las promociones en el comercio y aumentar el recaudo tributario, logrando reducir precios y bajar los márgenes, causando un efecto de menor concentración y logrando un mayor recaudo para redistribuir.

Sé que de entrada suena herético para la industria y el comercio, pero si lo piensan bien es mucho mejor este punto medio que un mayor IVA para todos.

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