martes, 6 de octubre de 2015

¡CRECERÍAMOS UN 0.5% MÁS!, Columna para Portafolio

Suena fuerte pero hay que decirlo: según un análisis de RADDAR y de la Corporación Bienestar, si los bogotanos eligen un alcalde que cambie la actual línea de gobierno, esto podría generar un crecimiento adicional del 0,5% al PIB de 2016, e incluso, cerca de 0,1% en el de 2015.

Este no es un estudio con tendencia política, ni para atacar a la línea de gobierno que está en la ciudad hace 11 años. Es un análisis que nace de la relación entre la confianza del consumidor y la línea política de gobierno. El cálculo se desarrolla desde los datos del gasto de los hogares, la confianza del consumidor y las percepciones de la opinión pública frente a los mandatarios, y se puede evidenciar que un cambio en la dirección de gobierno, genera una sensación positiva en la demanda que dinamiza la economía local, y por ende la nacional.

Básicamente, el péndulo político en la ciudad se ha mantenido quieto por 3 gobiernos, causando una fuerte reacción de la opinión pública, congelando el POT y causando una concentración de poder por 11 años, que al cambiar de dirección se redinamizan los flujos económicos hacía otros sectores, generando inclusive más empleo.

Los datos del Gallup Poll son claros: Bogotá está en su punto más alto de respuestas negativas en la pregunta “cree que las cosas en la ciudad están mejorando”, y esto implica que las personas se sientan cohibidas a hacer gastos en bienes durables e inversiones, al punto que ese gasto en los hogares de ingresos altos, crece menos que los del resto del mercado en los últimos 12 meses, lo que sin duda tiene importantes implicaciones económicas, y que no solo tienen su génesis en la devaluación.

Por esto, si los bogotanos eligen a un gobierno diferente, es muy posible que algunos consideren que la ciudad mejoró al día siguiente, y gracias a la esperanza que se causa de mejores tiempos, dinamicen la demanda en la ciudad en los últimos dos meses del año y todo 2016, debido a que se encuentran en una fuerte contención de compra.

Por el contrario, si los bogotanos eligen la continuidad, es muy posible que el efecto sea contrario, y la demanda continúe resentida este año, dándole un fuerte golpe a la generación de empleo en el último bimestre; sin que esto signifique la ciudad colapsará o tendrá una recesión, vale la pena aclarar.

Pocas veces en la historia político-económica del país se pueden evidenciar estos procesos, como ocurrió con la elección de Andrés Pastrana de Presidente de la República, evitando la continuidad del Samperismo, que causó serios problemas de confianza en los compradores e incluso de los inversionistas.

Bogotá tiene una enorme oportunidad de cambiar su ánimo colectivo en una decisión colectiva, que de entrada tiene serios retos, como la fractura de los votantes por el cambio en la ciudad en dos candidatos, que hacen que exista el riesgo que la continuidad gane las elecciones.

Si a esto se suma la devaluación, la inflación, la menor creación de empleos y la salida de la industria de la ciudad en los últimos años, se puede decir que la elección del 24 de octubre puede ser el hecho económico más importante del año, porque puede generar un claro cambio de tendencia del mercado, por un efecto netamente perceptual: un nuevo horizonte de gobierno político en la ciudad.

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