sábado, 19 de enero de 2013

EL EFECTO FEMENINO, Columna para El Nuevo Siglo


Sin duda la lucha por la igualdad femenina del siglo XX ha tenido enormes efectos en la sociedad. Más allá de las luchas extremas de algunas feministas, el flujo de cambio de la equiparación de libertades, derechos y deberes de las mujeres con las del hombre han modificado la sociedad y le han dado un nuevo rumbo.

Es fácil decir que el voto de la mujer ha mejorado la sociedad, que su llegada y consolidación en algunos espacio del poder público y privado cambio la productividad y reducido la tendencia a la guerra, igualmente es evidente la mejora las finanzas del hogar, por la presencia de dos ingresos para el sostenimiento.

Más, muy poco se habla de los efectos colaterales de este proceso. Desde la aparición de la píldora (que en mi opinión es el punto de inflexión de la revolución), el núcleo familiar ha cambiado fuertemente: se redujo el tamaño de la familia, la fecundidad es cada vez más tarde en la vida de la mujer, la inseguridad del hombre ha aumentado dramáticamente, el proceso de formación de los hijos se ha visto modificado; algunos dirían que todo esto es malo y es uno de los gestores de la crisis de valores que vivimos, pero no, por el contrario ha permitido cosas estupendas que por diversos factores habíamos negado sistemáticamente: el hombre ahora debe preocuparse por su condición física y estética, por ya la fuerza, el poder y el dinero no son suficientes para asegurar la conquista de pareja y su estabilidad, situación que ha mejorado la salud de muchísimos hombres en el mundo; adicionalmente, ya existen enormes evidencias que la presencia moderada de la madre en el proceso de formación de los niños los hace mucho más seguros y aumenta su capacidad de aprendizaje.

Muchos señalan las cosas malas que se han dado por este cambio cultural, pero la verdad es que la entrada al poder institucional e individual de la mujer, hace que las instituciones tomen un toque femenino (que no significa decorativo o estético o maternal) logrando inclusive procesos de paz enormes como el de la India en el siglo XX.

El siglo XXI será un mundo femenino y debemos comenzar a comprender el esquema racional-emocional en la toma de decisiones, y aceptar que el mundo racional-agresivo está de salida, y esto llevará al mundo a nuevas definiciones, conceptos y esquemas económicos.

Colombianada: el problema no radica en quitarle el poder al hombre, sino poder gobernar entre mujeres.

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