martes, 9 de junio de 2015

CORRUPCIÓN, Columna para Portafolio

Con la persecución de los directivos de la FIFA por Loretta Lynch, la fiscal de los Estados Unidos, el mundo vuelve a hablar de la corrupción; al mismo tiempo, Rodrigo Ratto,  el exdirector del FMI es acusado de evasión de impuestos.

La corrupción se puede entender como el abuso de poder y en su más perversa formal como el abuso de las normas usando el poder o el dinero,  siendo una profunda enfermedade de la actualidad, debido a que la búsqueda de la riqueza y el poder, tienen un camino rápido gracias a los actos de corrupción que vinculan a todos aquellos que son parte.

Cuando un corrupto le insinúa a un oficial el pago de una comisión por un beneficio, este puede terminar accediendo bajo la falsa verdad que “si no lo tomas tú, lo tomará el siguiente”, y al hacerlo, se convierte en cómplice del proceso, e inevitablemente en un corrupto, ya que todo acto de corrupción es un delito de ambas partes.

Esto ha consolidado una forma de poder en nuestra sociedad: tú conoces mis pecados y yo los tuyos, y por eso se crea el capital social perverso del que tanto ha hablado John Sudarsky, y ha consolidado tejidos delincuentes en partidos políticos, academias, empresas, el mercado e incluso las mismas familias.

La actitud de Estados Unidos, más allá de ser oportunista o de falsa moralidad, abre de manera pública una nueva guerra en el mundo: a hacer las cosas bien, y a no permitir que el terror del poder del dinero defina el destino de las sociedades, instituciones y mercados; falta mucho en este camino porque el tamaño de este delito es enorme, y nuestro país sufre de él profundamente, pero no por esto debemos entra en sofismas: una cosa es la corrupción y el dinero que se pierde en ella, y otra nuestro deber de pagar impuestos, porque muchos han tomado como excusa el delito de unos para evadir sus propias responsabilidades.

La corrupción es una de las debilidades de los sistemas económicos, porque nace de la ambición de un hombre por tener poder y de otro por tener dinero fácil ejerciendo equivocadamente su poder de decisión; no es otra cosa que comprar la libertad de elección, y eso simplemente la elimina.

La justicia siempre queda corta en este proceso, pero desde la caída de Al Capone a manos de Rudolf Giuliani, que no logró demostrar al corrupción pero si la evasión de impuestos, lo mismo que intenta hacer Lynch con la FIFA. Las limitaciones son enormes, porque se requiere que uno de los dos corruptos declare su delito e incrimine al otro, pero la inexistencia de pruebas siempre frena los procesos, y termina siendo condenado solo uno de los culpables, siendo casi siempre el corrompido y no el corruptor.

El poder de todo radica en poder crear un punto débil en otra persona por saber algo malo de ella, y desde ahí poseerlo para siempre, hasta que el otro tenga la capacidad de asumir su responsabilidad y tener su castigo, logrando su libertad nuevamente a un costo terrible. Esto ocurre en muchos espacios, y la sociedad ya comenzó a comprender que esto no es otra cosa que una nueva forma de terrorismo y ha comenzado una nueva batalla moral en el mundo. Muchas verdades aflorarán, muchos poderosos caerán, muchos ambiciosos deberán asumir su responsabilidad y cada vez más la libertad de elegir primará sobre el poder, pero pagaremos un enorme costo.

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