sábado, 13 de junio de 2015

SER ECONOMISTA, Columna para El Nuevo Siglo

Son muchas las palabras que toman otros sentidos y muchas otras se redefinen por los actos de alguien, y los economistas no nos salvamos de este proceso, porque la gente cree que somos cosas que no somos y porque algunos economistas hacen cosas que no son propias del alma de la profesión.

La economía es una ciencia social que estudia la relación entre las personas y los medios de producción, y por ende el economista estudia estos comportamientos. Es difícil saber cuándo comenzó a gestarse esta ciencia, más los texto de Adam Smith (Teólogo Moralista Escoses) son un fuerte cimiento de esta ciencia, y conceptos como la mano invisible, división de trabajo y libre competencia, son hoy temas vigentes. 

Por esto los economistas somos formados como analistas y tenemos una forma de ver las cosas muy diferentes a las de los demás, que no es sólo en función de la utilidad marginal (como conversaba con una colega), sino la llamada racionalidad económica, que se fundamente en el hecho que las personas toman decisiones libres en búsqueda de su bienestar con la información que tienen disponible; otra cosa es si esa decisión es racional, eficiente, ética y socialmente responsable, por esto muchos economistas han ampliado la literatura como lo hizo el recientemente fallecido John Nash, al abordar el tema de la competencia desde la visión de equilibrios colectivos y no individuales.

Muchos economistas en este momento están intentando comprender que está pasando con los mercados y las personas, para proponer mejores políticas que aumenten el bienestar, y esto ha pasado siempre, y por lo tanto la ciencia ha evolucionado debido a las personas también lo han hecho. Al igual que en la física, muchos de los conceptos que hoy consideramos válidos están siendo reevaluados, porque al mejorar nuestras capacidades de análisis, nos damos cuenta de más cosas. 

Así, la economía pasa de las estadísticas avanzadas hasta las reflexiones sociológicas y filosóficas más profundas en el momento de analizar y proponer algo, porque a diferencia de la física newtoniana o la geometría euclidiana, las personas le ponen una subjetividad e impredictibilidad enorme a muchos comportamientos, al punto de tomar continuamente decisiones no racionales y ser feliz con eso, poniendo a repensar si el concepto de bienestar es el correcto.

Desafortunadamente en este camino, muchos economistas actúan más como inversores, políticos, administradores e incluso especuladores, desdibujando la profesión y llevándola a un plano diferente del análisis científico y propositivo; igual ocurre con muchas otras profesiones, pero para nuestro caso, esto hace que la gente crea que somos un grupos de personas que solo piensa en el dinero y en cómo hacer más ricos a los ricos, pese a que muchos economistas están detrás de los grandes logros sociales que hoy disfrutamos.

Colombianada: La demostración que los economistas son científicos sociales que siguen buscando el origen de la riqueza, es que muy pocos son millonarios.

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