sábado, 29 de agosto de 2015

CANDIDATOS DEFENDIÉNDOSE, Columna para El Nuevo Siglo

Uno  los grandes problemas que está viviendo el debate electoral en el país, es que muchos candidatos están más dedicados a defenderse que a proponer ideas.

Es muy fácil cuestionar el pasado de una persona, sus acciones y decisiones. Simplemente se escribe una columna o un artículo donde se vincula a una persona con alguien que tenga serios problemas de opinión pública, bien sea por ser considerado corrupto o un actor violento, y lentamente se va desprestigiando al candidato, por sus acciones del pasado, que en ningún momento fueron delitos o existe un fallo judicial en su contra.

A esto se suma que algunos denuncian a estos candidatos ante las autoridades, logrando que estén investigados, lo cual permite enormes titulares de prensa señalando a las personas de estar “impedidas moralmente” de ejercer cargos público, porque existen procesos en su contra.
 
Estas tácticas no son otra cosa que cortinas de humo para atacar candidatos en campaña, destruyendo la democracia, la justicia, los medios de comunicación y la confianza del electorado.

Nuestra democracia requiere debates serios sobre lo que harán los candidatos si llegan a sus cargos, y no cómo enfrentarán los problemas judiciales que tienen o que podrían tener por haber conocido o acompañado a alguien en el pasado. Pero el temor de los candidatos es tal, que se dedican a defenderse o a esconderse de los medios, dejando el espacio a aquellos que tienen el carácter de hablar duro y enfrentar las críticas, desviando los señalamientos y llevando el debate al tema de programa, logrando ser lo seguros ganadores, no por tener el mejor programa o capacidad, sino porque saben manejar los ataques.

Los medios de comunicación se han dedicado a ser jueces morales de la democracia, para evitar que los corruptos y delincuentes lleguen al poder, pero a su vez, han logrado que las ideas no se debatan, las propuestas no se conozcan y la verdad sea sacrificada.

Construit una democracia en estos escenarios es muy difícil, y bien puede ser la consecuencia del exceso de libertades que hemos dado en la política colombiana, donde el problema no es que cualquiera pueda ser candidato, sino que no los partidos perdieron su rol de responsabilidad por las acciones de sus miembros; y si a esto se le suma que la justicia es lenta y en muchos casos inoperante, cualquier denuncia, demanda o investigación se diluye en el tiempo, manchando el nombre de muchos porque algunos de mala fe los señalan, hasta con denuncias anónimas.

Es momento que los candidatos dejen de defenderse, que los medios dejen de señalar y que eduquemos e ilustremos al electorado con programas, ideas y propuestas: los debates deben ser de ideas, y no estrados judiciales.

Colombianada: un taxista me pregunto hace poco, ¿usted ha escuchado algún escándalo donde este metido Rafael Pardo?

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