sábado, 27 de diciembre de 2014

SOBRE LA ENVIDIA, Columna para El Nuevo Siglo

¿Qué es la envidia?, La RAE la ha definido como tristeza o pesar del bien ajeno, o como deseo de algo que no se posee, y por alguna razón consideramos que los demás tienen más de lo que deben tener y más aún tienen cosas que nosotros queremos tener y no tenemos.

Esta reflexión nace de un debate entreabierto con Ricardo Silva, que en una entrevista a Semana, planteaba tangencialmente el abordaje a la discusión sobre la envidia desde el problema de la escases en las cosas intangibles como la fama, al decir que “En el mundo cultural, como en el académico, hay un clima muy apto para la envidia porque hay poco qué repartirse”, ya que la cantidad de lectores es limitada por el número de ellos y el tiempo destinado a la lectura, lo que inevitablemente causa un fenómeno de escases, que se genera en el exceso de oferta literaria y académica para una demanda que se contrae.

Así, la envidia también aparece en la oferta y no solo en la demanda, causando uno de los motores más poderosos para el desarrollo, siempre y cuando se compita por bienes posibles como las utilidades y no por aquellos que son únicos, como la exclusividad o fidelidad extrema de los clientes, ya que la unicidad es para el disfrute de un solo propietario y el goce o envidia de los demás, como ocurre con las obras de arte.

La envidia es un peligroso acelerador del desarrollo económico, más si se parte de la premisa de querer tener más que otro y no quitar lo que el otro tiene, lo cual es claramente regresivo a nivel de desarrollo. 

Una parte fundamental de este sentimiento es el desconocimiento del esfuerzo que tuvo la persona para lograr su metas o incluso el valor que da a las posesiones que le son envidiadas , porque quizá el envidioso valora enormemente algo que a su propietario simplemente no le importa. Simplemente, deseamos mucho lo que no tenemos, deseamos poco lo que tenemos y deseamos obsesivamente lo que hemos perdido; no porque seamos acumuladores, sino porque por naturaleza somos cazadores y hasta no tener a nuestra presa no estamos satisfecho, y cuando la tenemos simplemente no podemos comerla completamente.

Envidia y Vanidad nacieron para coquetearse toda la vida, y la una se alimenta de otra, en una simbiosis enfermiza que dinamiza la calidad de vida del mundo entero. Qué ironía.

Colombianada: algunos simplemente tienen envidia de la vanidad que generará la paz.

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