martes, 26 de mayo de 2015

ES EL MOMENTO DE LOS HOGARES, Columna para Portafolio

El panorama no es fácil ni inesperado. Desde el año pasado sabíamos que 2015 sería menos dinámico que 2014, por ser un año electoral presidencial. A esto se sumó la devaluación en el segundo semestre de 2014, y la inflación, que viene en senda ascendente desde 2013. Lo inesperado es que muchos estén diciendo que esto es sorpresivo.

Los banco, tanques de pensamiento y analistas del mercado dijeron desde al año pasado a los empresarios y al gobierno que sería así, pero hoy todos buscan culpables en el corto plazo, aunque sabían que este momento llegaría.

Quizá el PIB crezca este año cerca del 3%, y eso significa que crecer 1,5% menos que el potencial, y esto lo han visto los medios y algunos agentes del mercado como crecer mal, crecer poco o inclusive dejar de crecer. Más, el próximo año se evidenciará que en 2015 crecimos por encima de muchos, y miraremos este año como un año positivo pero no espectacular, pero hoy lo miramos con temor, porque no nos preparamos para lo evidente.

Parece que la demanda interna pierde velocidad por factores que fueron predichos: más inflación, menos dinámica en el gasto público, más impuestos y el ciclo de gasto. Esto se ha profundizado por la caída en la confianza de los hogares debido al proceso de paz, al gobierno, la inflación y la devaluación; elementos que han afectado emocionalmente a los  hogares pero no en términos reales.

Es paradójico ver como los empresarios, los medios y las instituciones están preocupadas por una cosa que se sabía que pasaría, y que los hogares estén bajando su dinámica de gasto por percepciones y no por efectos reales en su capacidad de compra. 

Mientras los exportadores requieren más de 12 meses para insertarse nuevamente en el comercio mundial (debido a la falta de capacidades, mano de obra calificada y clientes definidos), otros empresarios saben que los productos importados que lleguen a un mayor costo para insumos o producto final, serán la mejor oportunidad en años, y por esto están contratando más personas para suplir con la demanda interna, aumentando el tamaño del gasto de los hogares, contra restando en buena medida el freno de la capacidad de compra causado por la inflación.

Por esto la demanda interna, y en particular la de los hogares será más fuerte que muchas de las variables, ya que la inversión crecerá menos, el gasto público también y el comercio exterior será deficitario, dejando a los hogares nuevamente como el motor de nuestra economía.

Necesitamos que las personas confíen más en lo que pasa en el país; si bien la Selección Colombia puede colaborar en junio animando a la gente, es fundamental encontrar un efecto más duradero, porque el  proceso de paz (debido a su inestabilidad), y las elecciones en octubre afectarán el ambiente; debemos apostar a mandar mensajes positivos a los hogares: esto lo de deben hacer las marcas y los medios, no el gobierno ni los gremios, o  de lo contrario se verá falso. 

Las personas está dispuestas a gastar si sienten que las cosas están mejor y mejorarán, pero si lo único que ven en medios son interpretaciones negativas del mercado, la economía se frenará, porque no es otra cosa que la suma de decisiones emocionales. Es momento de mostrar como el vaso este medio lleno, gracias a todo lo que hemos hecho.

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