martes, 30 de julio de 2013

PANTALLAS UNIDAS DE GOOGLE, Columna para Portafolio

En el último Hay Festival, le preguntaron al CEO de Google si alguna vez sería como un país, y ambiciosamente respondió: no, nos interesa.

Es claro que hoy hay dos mundos, el físico y el digital, y que esto es un reto global en diversas áreas; no existen mecanismos de legislación universal en el mundo físico, y de una u otra manera las legales y económicas anglosajonas han tomado la delantera, sin concentrarse mucho en las legislaciones particulares, mayormente por la gratuidad del servicio y la inexistencia de barreras de nacionalidad.

Esto ha cambiado el mundo de los derechos de autor, de la libertad de expresión y el mismo concepto de propiedad privada, porque hoy las personas tienen como mínimo un correo electrónico y una página con su perfil en una red social; hoy todos pueden hablar y pueden escoger lo que escuchan, lo cual claramente es uno de los grandes diferenciadores con la dimensión física.

Las redes sociales hoy tienen más usuarios registrados que ciudadanos de muchos países, y se rigen a un contrato de manejo de información gratuito, donde tienen deberes y derechos, y son beneficiados por un mecanismo de redistribución del ingreso y donde tienen la oportunidad de pagar por más beneficios, pero como mínimo tienen los mismos beneficios que todos: una sociedad plural, igualitaria y equitativa, pero claramente en el marco de una dictadura corporativa, a la cual las personas se someten libremente; al igual que en la vida real, casi siempre escogemos cuando entregar nuestra libertad.

El mundo digital no tiene razas, no tiene complejos, ni mucho menos segregaciones, simplemente es un espacio público donde todos pueden interactuar tanto como deseen; ha reducido muchos costos de transacción y sin lugar a dudas mejorado la calidad de vida a muchas personas – y quizá afectado la de otras tantas.

Es momento que el mundo organizado en organismos multilaterales se comiencen a preocupar por esto, porque ya se están cometiendo elusiones tributarias simples como el pago de publicidad en otro país, sin ninguna estructura tributaria clara; de aquí hasta quien sabe dónde pueden llegar las implicaciones del choque de estas dos dimensiones.

Hoy no nos damos cuenta de lo que esto puede causar porque lo hemos visto nacer, crecer y reproducirse sin que nos haga daño y por lo tanto no lo consideramos una amenaza, pero la próxima generación lo tendrá como una realidad cotidiana que permitirá que la nacionalidad virtual sea más importante que la ciudadanía.

Hoy los países se miden por su territorio y población, las redes sociales se miden por su población sin importar su territorio, pero esto claramente tendrá un límite por la capacidad de almacenamiento de datos en el sistema, y veremos como los dueños de warehouse será los propietarios de la “tierra” de estas nuevas naciones.

Lentamente estas naciones adoptarán procesos democráticos y rápidamente habrá un representante de los usuarios en el board de estas corporaciones, y así el poder se irá equilibrando; en menos tiempo veremos cómo estas naciones emiten sus propias monedas para simplificar las transacciones, logrando así emular las instituciones básicas de una sociedad, que seguramente no tendrá filas para atendernos.


Hoy somos colombianos, pero también somos parte de las Pantallas Unidas de Google, o La República Independiente de Facebook, donde recibimos beneficios por el simple hecho de “nacer en ellas”. Debemos prepararnos para esto y comprende que esto no es el gran hermano.

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