sábado, 20 de julio de 2013

¿SOMOS INDEPENDIENTES?, Columna para El Nuevo Siglo

Hoy se conmemora el grito de independencia, al mismo tiempo que suenan las arengan de múltiples paros en el país, que piden más presencia y apoyo del gobierno nacional; mucho pueden decir que las condiciones en el país no han cambiado, porque lo que buscan estos manifestantes es muy similar a lo que pedía en ese entonces, pero la verdad es que no es lo mismo.

Hoy la democracia vive en Colombia, torpe y débil, pero vive al punto que diversos sectores se pueden manifestar y los medios de comunicación difunden estas realidades.

Es cierto que cada vez estamos más vinculados al mundo y hablar de una soberanía es cada vez más complejo, y si a esto se suma el poder que tienen las minorías, es muy difícil hablar hoy en día de la independencia del Estado; sin lugar a dudas debemos ser parte de diversos organismos mundiales, pero esto ya nos costó una injusticia que desembocó en la pérdida de mar territorial, y las minorías agrícolas y mineras (que no son más del 10% de la población) tiene en jaque al gobierno actual por los errores y omisiones del pasado.

Hoy definir independencia es muy difícil. No somos independientes de tomar decisiones en el proceso de paz, porque múltiples acuerdos globales nos lo impiden, y según las normas es casi imposible entregar recursos a poblaciones vulnerables y más aún ejecutarlos. Básicamente, hoy somos independientes para autolimitarnos.

Hemos decidido no ser libres y estar sujetos a un estado social de derecho y a un marco jurídico internacional, que limita completamente el actuar de los ciudadanos y Estado en la mayoría de las situaciones, pero este es el camino que tenemos y que debemos continuar.

Colombia está en un momento histórico, porque está comenzando de manera formal su postconflicto: la definición de los términos de negociación, las exigencias de las víctimas y de los sectores económicos afectados y el comienzo y profundización de una fuerte violencia urbana; por esto debemos convencernos y convencer al mundo que Colombia no es país desarrollado ni comparable con la realidad de otros, y que por eso no se nos puede meter en estructuras normativas ideales, que al final serán una barrera para la paz.

Hoy somos independientes de España, pero somos dependientes de muchas otras cosas. El costo de los errores del pasado será enorme más si no sabemos concertar este proceso de reconstrucción nacional; quizá hoy estemos oyendo el segundo gran grito de independencia sobre las guerrillas, pero después de los aplausos siempre vienen las peticiones de todos los bandos.

Colombianada: Quizá cese la horrible noche, pero nos quedará la realidad del día a día.

@consumiendo

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