martes, 16 de julio de 2013

UN HUECO EN LA CALLE - Columna para El Nuevo Siglo

Que una ciudad tenga huecos significa muchas cosas: que la obra se hizo mal, que no se mantiene, que no se le da importancia, y en todos estos casos la responsabilidad del Alcalde es total. Un hueco en las vías de una ciudad es un indicador de que las cosas van muy mal. Un hueco no es otra cosa que un detrimento patrimonial, punto.

Como muchos he tenido la oportunidad de ir a otras ciudades en el mundo y simplemente no hay huecos, porque los gobernantes comprenden que cada vía es un capital que tiene cada ciudad, y que genera productividad, empleo, turismo y sensaciones positivas en la población: no hay nada más desestimulante que ver una calle rota.

La idea de pavimentar las calles permitió aumentar la calidad de vida de las personas en las ciudades, reducir las enfermedades respiratorias y las epidemias por insectos; más fácilmente más de un gobernante se escuda diciendo que es más importante alguna inversión social que sea altamente sensible y con esto argumenta el no invertir en mantener el patrimonio logrado por años, pese a que es claro que el mantener las vías en buenas condiciones reduce más el hambre que los subsidios directos.

Es momento que dejemos atrás los discursos momentáneos por pensar ciudades de largo plazo: una ciudad productiva, eficiente y atractiva genera más empleo y redistribuye el ingreso. Bogotá es sin duda un ejemplo claro de esto, debido a que en los últimos 12 años la malla vial se ha debilitado de manera importante, causando que se quede atrás del resto de las ciudades del país.

Algunos gobernantes dicen que ese es un problema que viene de atrás y que ellos no tienen el presupuesto para resolverlo porque hay temas más importantes, lo cual no sólo es una excusa irresponsable sino una condena a la improductividad de la ciudad.

Ver un hueco en la calle es ver el fracaso del Estado, porque seguramente se dió por el robo de recursos públicos, una mala contratación, malos profesionales y la displicencia de las autoridades, y los ciudadanos simplemente se quejan y los evaden para evitar que su vehículo se dañe, y deban pagar impuesto de rodamiento y costos de reparación de suspensión y llantas.

Quizá todo acabe cuando se condene a la ciudad por el accidente o daño que causó un hueco y que la Procuraduría y la Contraloría revisen el detrimento patrimonial, mientras tanto deberemos explicar a los turistas y a nuestros hijos porque nuestras calles están llenas de huecos mientras nuestras ciudades reciben reconocimientos mundiales de urbanismo y calificación financiera.

Colombianada: ¿Cuántos huecos en su ciudad usted se sabe de memoria para esquivarlos?

@consumiendo

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