domingo, 9 de marzo de 2014

EL VOTO NO ES SECRETO (ESO ES MEDIOCRE), Columna para el Nuevo Siglo

Todo el mundo dice que el voto es secreto y es una cómoda verdad. En ninguna parte de nuestra Constitución se dice que lo sea, pero la mal llamada “sabiduría popular” ha construido este mito para protegernos de nuestros errores y que no asumamos nuestra responsabilidad al votar por alguien que al final se robe el erario público, destroce las instituciones o bien simplemente no haga nada.

El voto es una decisión personal y usted decide si lo vuelve público o no, pero siempre quedará la duda de aquellos que no lo hacen; comprendo que algunas épocas y hoy en algunas regiones del país, decir por quién se había votado era casi un llamado a ser asesinado.

Esto ha servido para que hoy votemos y no le digamos a nadie por quien lo hicimos y podamos cambiar nuestra versión según nos plazca, lo que nos acostumbró a ser ciudadanos mediocres sin la responsabilidad de votar bien, o de hacer un seguimiento del trabajo de nuestro elegido.

La gente sale y vota para tener medio día de trabajo libre o tener una reducción en universidades públicas, o quizá para sentirse demócrata, ciudadano e inclusive útil, como si votar fuera el simple hecho de tachar un tarjetón y meterlo en una urna: votar es entregar su poder a un tercero, por lo tanto es trasladar el deber de actuar como ciudadano en pos del país a otra persona, lo que hace a usted corresponsable de las acciones que el cometa; y por eso al mito se debe sumar la jocosa posición de “si ganamos, ganamos, si perdió, perdió”.

Vivimos evadiendo la responsabilidad y delegándosela a terceros, como comúnmente oímos en la calle, “mijito eso no dio por Dios no quiso”, y así “mijito” nunca tiene la culpa de nada.

Yo mañana domingo votaré por John Sudarsky en la Consulta, por Vivian Morales para Senado y Rodrigo Lara a la Cámara, mi compañero de páginas en este diario; soy conservador y mañana no votare por ninguno de sus candidatos, porque ninguno me convenció.

Debemos madurar como ciudadanos, asumir nuestro rol, ser responsables de nuestras decisiones y no esconderlas más: si es hincha de un equipo de fútbol dígalo, si es partidario de una colectividad dígalo, si es homosexual dígalo, porque el primer paso para asumir una posición es verbalizarla y comenzar a aceptar las consecuencias de haberla tomado. Necesitamos ciudadanos con carácter, que voten y asuman su papel en el país.

Colombianada: El voto secreto en una democracia es de ciudadanos mediocres.

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