sábado, 15 de marzo de 2014

¿PASÓ ALGO?, Columna para El Nuevo Siglo

Pasaron las elecciones de Congreso y la verdad no pasó nada nuevo: Uribe y Serpa siguen en la política mostrando que son electores; los partidos políticos tradicionales no son ni el 50% de la votación; la mayoría de las personas no votan; no hemos entendido la diferencia entre comunicados de la Registraduría y Escrutinio; no hay claridad sobre las propuestas de izquierda, derecha, centro y sus combinaciones; “afortunadamente” tenemos menos partidos.

Básicamente no pasó nada; la costa sigue mostrando el poder electoral que tiene por una cultura política inmoral para muchos; Bogotá sigue dispersando sus votos de opinión continuando con un heterogeneidad tal que es imposible que podamos tomar decisiones en pos de la ciudad; las mayorías del gobierno están dadas para ser construidas por medio de alianzas de poder (con todo lo que eso significa).

Votaron más personas, pese a que la campaña fue completamente sonsa, y nos dejó ver que Colombia no favorece a la izquierda como siempre ha pasado.

Para los que esperaban una renovación el Congreso, simplemente pasó lo de siempre: buenas caras se fueron, algunas se quedaron, y entraron unas nuevas con muchas ilusiones pero muy poco peso para poder hacer cambios de fondo y que los llevará a ser congresistas de opinión por medio de sendas denuncias y el apoyo de los medios de comunicación.

El domingo pasado se demostró que las cosas siguen igual, que no pasó nada nuevo, que la política en Colombia como dice Saaid Jamis es un asunto del poder de una minoría que vota para elegir a una minoría política, para que la mayoría se queje 4 años. Somos víctimas de unas minorías.

La pregunta que más me interesaría responder es si este Congreso tendrá el nivel para asumir el reto del proceso de paz y la definición del país que necesitamos para los próximos 20 años, y la respuesta es más cercana que se puede dar es que es ligeramente mejor que el anterior, más salvo un 20% de los escaños que son personas con un nivel académico y experiencia útil para lo que viene, el Congreso no es más que la representación de un grupo de personas que quieren tener el poder y no servir al país.

Seguimos votando por los que  se quieren hacer elegir, aquellos que son candidatos y hacen campaña; es un simple tema de mercado: vendemos nuestro voto por un tamal, una moda o una conciencia tranquila, pero rara vez votamos pensando en el país, sino en nuestras motivaciones personales; por eso el domingo no pasó nada nuevo.

Colombianada: es imposible elegir un mejor Congreso si no hay mejores candidatos

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